sábado, 21 de noviembre de 2009

¿Por qué está tan bravo el presidente Chávez?

Luis Carvajal Basto

El Espectador, Bogotá

Noviembre 21 de 2009

Tumbar dos puentes fronterizos es un mensaje que envía sobre hasta dónde está dispuesto a llegar. Solo la difícil coyuntura que vive Venezuela y la talanquera en que se convirtió Colombia para su proyecto expansionista, explican tan violenta actitud.

Las “malas” noticias le llegaron al Presidente Chávez no solo con el acuerdo que permite el uso de bases a los Estados Unidos. Su baja continuada en las encuestas y el caos financiero de una empresa fundamental para el Estado Venezolano y que no debería “tener pierde”, como PDVSA, que cada vez debe más y cuyas utilidades cayeron un 66% en el último año.

Después de Bariloche ya no es tan clara su influencia en Unasur. El Gobierno Ecuatoriano, al establecer de nuevo los lazos comerciales y reactivar la Combifron con Colombia, así como el freno en el Congreso de Brasil del ingreso en Mercosur, le han mostrado que el sol de su proyecto empieza a declinar y que no tiene tanto poder afuera como creía y quería hacer creer.

Ahora sabemos más acerca de su Socialismo del Siglo 21, en el que las ideas son reemplazadas por las ofensas, la Gestión pública es de baja calidad, sirviendo de ejemplo sobre como dilapidar una inmensa riqueza, y su política exterior utiliza métodos de los Talibanes que, en su momento, también bombardearon sin explicación monumentos milenarios (entre ellos un Buda de 1500 años) por considerarlos “reaccionarios”. El mundo conoce lo que ocurrió después.

Nadie ve como cierto un conflicto entre Colombia y América del sur, idea que quiso “vender” para justificar su actitud. Ni siquiera nuestros hermanos Venezolanos que sienten el impacto de la inseguridad, la inflación y la pobreza en niveles muy superiores a los de Colombia, a pesar de las secuelas del narcotráfico.(Ver cifras en esta columna , octubre 30).

Su pretensión de bloquear el comercio binacional tiene el claro objetivo político de desprestigiar al gobierno de Colombia internamente, pero ha conseguido todo lo contrario. El país político, empresarial y la ciudadanía, han cerrado filas en torno al Presidente Uribe y su actitud prudente. El belicismo de Chávez va consiguiendo lo mismo, pero en contra, en Venezuela.

Valdría la pena que los Gobernadores de Táchira y Zulia promovieran una encuesta de percepción ciudadana acerca de los efectos internos de la obstrucción al comercio. El argumento según el cual Colombia “se estaba beneficiando de un intercambio de 10.000 millones de dólares” demuestra mal talante y algo de ignorancia en la dirigencia chavista. La teoría de las ventajas comparativas explicó matemáticamente hace 200 años que el comercio puede convenir más a quien vende menos de lo que compra. Pero si eso no es suficiente, que consulten a la gente, como se hace en las democracias.

La voladura de los puentes se puede entender como una extensión de las ofensas y amenazas, al terreno militar, y los mismos venezolanos parecen no prestar la atención que merece. ¿Estarán conscientes nuestros Hermanos de los efectos de la guerra que viene promoviendo ese gobierno? ¿Será que los problemas del día a día no les dejan observar el tamaño de la amenaza que se cierne sobre nuestros países?

La estrategia del Presidente Chávez para desestabilizar al gobierno de Colombia y promover uno afín a su proyecto, está llegando a su punto más alto y se pueden esperar aun provocaciones mayores que nuestro gobierno se debe cuidar de no escalar. Pero tampoco desestimar a quien pasó ya de los discursos a los hechos, haciendo explotar las primeras (y ojala las últimas) bombas en la frontera.

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