Maria Clara Ospina
El Nuevo Siglo, Bogotá
Noviembre 5 de 2009
María tiene 6 años, vive en el barrio Ciudad Bolívar. Su madre es desplazada y no tiene trabajo fijo. Pide limosna en una esquina. Algunos días la única alimentación que María recibe es el almuerzo que le dan en la Fundación Hogar Integrar, el cual permite que ella no pase hambre y pueda estar atenta a las lecciones de lectura y aritmética que recibe en la Fundación.
La Asociación de Fundaciones Sociales para la Nutrición Infantil Red Pan cobija en la actualidad 30 fundaciones, a través de las cuales entrega sus almuerzos. Red Pan funciona hace 9 años. Hoy con una importante presentación a los medios, el gobierno y la sociedad civil, hace un llamado para que todos unamos esfuerzos en beneficio de la nutrición infantil.
Cerca de 455 mil almuerzos son distribuidos mensualmente por la Red Pan. Se garantiza así, por lo menos, una comida diaria, balanceada y nutritiva para miles de niños que viven en Bogotá y sus alrededores. Esta alimentación permitirá a esos niños romper el círculo vicioso que condena a los chiquillos de familias en condición de extrema pobreza a recibir una mala alimentación, carente de los nutrientes indispensables, causa principal de su bajo rendimiento escolar. Está probado que los niños que no logran terminar su primaria verán truncadas sus posibilidades de obtener empleo bien remunerado en su edad adulta y, por lo tanto, no podrán salir de la pobreza. Repetirán así el círculo de hambre- miseria con sus hijos.
Según Unicef la desnutrición mata a 5.000 niños al año en Colombia. De cada 100 pequeños, 12 padecen hambre en nuestra patria. El hambre de nuestros niños es una catástrofe para el país que conlleva nefastas ramificaciones hacia el futuro. Esa desnutrición comienza en el vientre de una madre subalimentada. La comunidad médica está de acuerdo, en que niños que nazcan con peso menor a 2.500 gramos, verán afectado su desarrollo cognitivo y su desempeño escolar, más aún, si la madre por su desnutrición, no lo puede lactar bien y si su hambre se prolonga durante los primero años de su niñez. El país debe priorizar el problema de la desnutrición y el hambre entre sus infantes, para no condenarlos a la pobreza irremediable.
Es cierto que hay muchas necesidades y no somos un país rico. También es cierto que la perversa guerra que nos ahoga desde hace décadas se lleva una tajada importante de nuestro presupuesto. Pero, la alimentación de los niños debe tener primacía. Aquí la importancia de Red Pan, fundación que se debe convertir en modelo en otras regiones del país. Felicitaciones a su directora Hena Rodríguez y a su consagrado grupo de colaboradores.
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