Santiago Montenegro
El Espectador, Bogotá
Noviembre 23 de 2009
Invitado por
La solución para crear empleo, entonces, está en una reforma tributaria para incentivar la creación de empleo y en una activa intervención en el mercado cambiario para encarecer el dólar. Así, está de acuerdo con políticas monetarias y fiscales muy activas, y es amigo de introducir una fuerte política industrial para promocionar sectores económicos con créditos subsidiados, con focalización del gasto público, con la creación de asociaciones público-privadas, entre otras medidas. Soporta este análisis con el argumento de que aquellos países que han implementado este tipo de medidas son los que fueron menos afectados por la crisis y son los que más rápido están saliendo de ella.
Este análisis es consistente con su visión conceptual de toda la vida que sustenta que los mercados son a menudo ineficientes y que muchos de ellos no se autocorrigen, como ha mostrado la actual crisis financiera y económica. Así, Stiglitz argumenta que en todas las economías exitosas, al tiempo que los mercados han jugado un papel central, los gobiernos han tenido un papel muy activo en varias áreas de la economía. Derivar conclusiones —y prescripciones de política— con base en lo que han hecho las economías exitosas suena muy lógico y razonable pero, paradójicamente, allí se podría identificar un posible sesgo de selección.
Un sesgo de selección consiste en derivar conclusiones sobre el comportamiento de una población muestral con base, no en el conjunto de sus miembros, sino en el comportamiento de un subgrupo que comparte algunas características. Por ejemplo, sacar conclusiones sobre las condiciones sociales o económicas de los colombianos no se podría hacer analizando sólo las características de los jóvenes; o sólo de los colombianos ricos; o sólo de las mujeres. Lo mismo sucede con las economías del mundo en general y con las de los países emergentes, en particular. Puede que Brasil y algunos países asiáticos hayan tenido éxito con sus políticas industriales y de promoción sectorial, como argumenta Stiglitz. Pero también ha habido centenares de políticas semejantes en muchísimos países que han sido grandes fracasos. En mi intervención en el panel de discusión tuve la oportunidad de dar varios ejemplos de políticas de promoción sectorial y social que no han resultado exitosas en Colombia, como las desviaciones del Sisbén, los subsidios a los salarios altos en las pensiones del ISS, algunos subsidios agrícolas, muchos casos de ineficiencia de la inversión pública o la forma como se han invertido las regalías. Así, habría que explicar por qué las políticas de promoción industrial y sectorial resultan exitosas en algunos países y por qué fracasan en otros.
El profesor Stiglitz es el primero en reconocer que necesitamos una teoría económica, con sólidas bases empíricas, que incorpore, no sólo las fallas de los mercados, sino también las fallas de los gobiernos.
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