Edmundo López Gómez
El Nuevo Siglo, Bogotá
Noviembre 6 de 2009
Aquí existe un reinado judicial. Un gobierno de jueces. Un Tribunal infalible, y, para más señas, prepotente.
Sus decisiones y actuaciones jamás deben controvertirse. Y quienes se atrevan, pueden pagarlo caro. Si es un columnista de prensa quien corre ese riesgo, el gobierno de jueces podrá expulsarlo del territorio de la libertad de expresión. Habría cometido el delito de opinión, y dentro del reinado judicial, semejante conducta, resulta intolerable.
Acaba de suceder. La columnista de El Tiempo, María Isabel Rueda, premio Simón Bolívar del periodismo, lo ha revelado, con estas palabras:
“Nunca, en los 34 años de periodismo…, me ha sucedido que un magistrado o un juez objete la publicación de mis opiniones. Quedo notificada de que eso ocurrió hace quince días, cuando cinco magistrados de
Participo del concepto de la prestigiosa periodista, en cuanto a que
El abuso ha consistido en que
La exigencia de especializaciones, no está contemplada para poder ser elegido a ninguna de las Cortes, como tampoco para ser elegido Fiscal General. Deberá acreditarse, sí, el haber ejercido esa profesión diez años con buen crédito, amén de otras experiencias en la rama judicial.
La idoneidad se acredita en la forma contemplada en la ley y sus reglamentos y los juristas postulados por el Presidente, lo hicieron, y no hay norma que señale la condición de que para ser viable la elección de Fiscal, deben existir previos acuerdos o mangualas entre el postulante y el órgano elector. ¡Faltaba más!
Con todo, el choque institucional le está haciendo daño al país. El Presidente, más allá de la rabieta que le sacó
Pensar en el gobierno de los jueces, produce náuseas. Y Su Majestad,
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