Coronell & Obdulio

Carolina Leal Pinzón

Vanguardia Liberal, Bucaramanga

Marzo 17 de 2010

Dos polémicos columnistas Daniel Coronell y José Obdulio Gaviria, están en la mira de los lectores por sus opuestas posiciones, en las cuales en lo único que coinciden es que los dos jamás irán juntos en algo. El primero se cree dueño de la verdad y heredero de la inquisición, fustiga y persigue al ideólogo del más exitoso gobierno en la historia institucional del país por intereses desconocidos para la opinión pública, pero que se relacionan con la pérdida de un multimillonario pleito de Coronell contra el Estado. Pleito que tiende un manto de duda sobre sus actuaciones. Daniel Coronell utiliza su pluma cargada de veneno para lanzar calumnias e injurias a diestra y siniestra contra José Obdulio y los miembros de la familia presidencial, en un acto pendenciero y revanchista. Recordemos un artículo del 29 de abril de 2006, donde la revista Semana asevera:…“José Obdulio es un hombre que ha tenido que luchar contra su apellido. Desde hace 20 años le ha tocado capotear y superar las circunstancias de ser el primo de Pablo Escobar Gaviria”,…“Ser el primo de Pablo Escobar o tener hermanos díscolos puede ser un lastre, pero no es un delito ni genera ninguna incompatibilidad o inhabilidad legal”. No quisiera estar en los zapatos de Jose Obdulio, ¿qué será más desapacible: las líneas sin argumento de Coronell contra Obdulio por su parentesco con Pablo Escobar, o el huevo que le estrellaron en la cabeza en una universidad de Manizales hace más de un año?

José Obdulio Gaviria, ex asesor del presidente Uribe, trabajó estos últimos años para que los partidos uribistas ‘empujen’ votos para las listas. Hoy se puede sentir ganador con la fuerza del partido de la U en estas elecciones parlamentarias. Argumenta en su libro más leído, “Los sofismas del terrorismo”, que la violencia que hay en Colombia no es política, sino puramente terrorista. Dejándoles con esto a los lectores que las actividades de las Farc, mientras sigan atentando contra la integridad de los colombianos, deja de ser un asunto político.

Finalizando, el Coronell sí tiene quién le escriba, pero mientras sus columnas se basen en críticas destructivas sin fundamentos sólidos y llenas de rabia, no nos queda más que seguir pasando la página.