viernes, 19 de marzo de 2010

La oferta de Sarkozy

Carlos Jiménez

El País, Cali

Marzo 19 de 2010

La conservación de las grandes cuencas forestales es esencial para el futuro del planeta”. Lo dijo el presidente Sarkozy en su discurso de apertura de la primera Conferencia Internacional sobre Grandes Cuencas Forestales -inaugurada en París el 11 de marzo- y nosotros, como siempre, haciendo oídos sordos a lo que es verdaderamente importante y prestándonos en cambio al cabildeo parroquial.

“Municipal y espeso”, como diría Manuel Azaña que, antes que presidente de la república española, fue un agudo moralista que supo diseccionar en sus ensayos la mezquindad, la estrechez de miras y el terco inmovilismo de las élites políticas españolas de antes de una guerra civil catastrófica que, sin embargo, las obligó a movilizarse y transformarse hasta un punto que jamás habían imaginado y menos aún deseado.

A nuestra clase dirigente, en cambio, no le han sido suficientes todas las guerras que libró y perdió el coronel Aureliano Buendía para quitarse de encima de una vez por todas la pachorra tropical que le impide emprender grandes empresas. Audaces, arriesgadas, transgresoras de costumbres y hábitos mentales no por arraigados menos enervantes. Ellos -y también nosotros- padecemos del mismo mal que Marinetti y el resto de los futuristas denunciaron como “pasatismo”, que es tanto la veneración del pasado como la actitud de dejar que pasen las cosas en lugar de empeñarse en que pasen cosas. Cosas importantes, como la de escuchar a Sarkozy y reconocer en su discurso una nueva oportunidad de ocuparnos por fin seriamente de la selva que todavía tenemos, convirtiendo su conservación, conocimiento y gestión en la clave y en la cifra de nuestro más ambicioso proyecto de futuro.

Sarkozy ha subrayado el vínculo indisoluble entre la conservación de las cuencas forestales de Indonesia, el Zaire y la Amazonia y la lucha contra el cambio climático. Ha ofrecido -en alianza con Noruega- US$5.000 millones en los próximos tres años para financiar proyectos de conservación de dichas cuencas. Y ha prometido que en el 2011 -cuando presida tanto el G20 como el G8- propondrá la implantación de una tasa a las transacciones financieras internacionales destinada a financiar una estrategia que reduzca en un 25% la deforestación de dichas cuencas en el 2015, en un 50% en el 2020 y en un 100% en el 2030. ¿A qué estamos esperando para elaborar los planes y dotarnos de los medios que nos permitan beneficiarnos de esas magníficas ofertas?

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