martes, 16 de marzo de 2010

El imperio se mueve

Vicente Torrijos

El Nuevo Siglo, Bogotá

Marzo 16 de 2010

Tal como sucedió con Galileo, en esta ocasión es Hugo Chávez quien tiene toda la razón: el imperio se mueve. Sólo que ahora no es “a pesar” de nada, sino todo lo contrario: por aversión a un modelo que anula la democracia, la degrada y la mancilla.


Tras algunos meses de dubitación y debilidad, inspirados por ese funcionario de apellido Valenzuela, y su asociado, de apellido Insulza, el gobierno de los Estados Unidos está poniendo, por fin, la casa en orden, y de la mano de la Dirección Nacional de Inteligencia, y del Departamento de Estado, está diciendo aquello que durante mucho tiempo, aquí, en Washington, se expresaba sotto voce: que el gobierno bolivariano -o como quiera llamarse- de Hugo Chávez, es un gobierno promotor del terrorismo.


Nuestra Cancillería, interesada en ‘normalizar’ las relaciones con un gobierno con el que es imposible enderezar la situación -a menos que el verbo ‘enderezar’ se conjugue de igual forma que el verbo ‘claudicar’-, se amilana, se apoca y se retracta, no obstante el desafío de Cancún, cuando la frase “sea varón”, expresó, legítima e incuestionablemente, el sentimiento nacional (en el que, por encima de las apreciaciones de nosotros, los analistas-politólogos, debería basarse el Canciller).


En cualquier caso, lo cierto es que el imperio sí se mueve. Y no sólo el imperio, sino también sus verdaderos aliados, es decir, aquellos países que desde hace mucho se despojaron de ese complejo de culpa que los llevaba a distanciarse de la Casa Blanca como si ella fuera una especie de pariente corrupto al que se explota, pero en quien poco o nada se puede confiar.


Y se mueve de manera contundente: en menos de un mes, el ocupante del Palacio de Miraflores ha sido acusado de violentar la democracia, o apoyar a las Farc, no sólo por la Corte Interamericana, o por el valiente juez Velasco, de España, o por el director de la Inteligencia norteamericana, sino también por nuestro valeroso ministro de Defensa, el expresidente Andrés Pastrana y todos los ciudadanos de bien que no quieren ver en las elecciones que se avecinan el largo brazo de la revolución marxista-leninista, propiedad del alienado coronel.


Para decirlo de otro modo, Hugo Chávez ya no podrá volver a dormir a pierna suelta. La gira de Hillary Clinton por América Latina, desenmascarándolo, y las percepciones cada vez más claras de que su régimen bolivariano pretende intervenir en los asuntos electorales colombianos, son mensajes muy claros que Chávez quisiera ignorar, pero no puede, sobre todo porque, completamente hastiada, la población colombiana quiere avanzar y, lo más importante, jamás retroceder.

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