jueves, 18 de marzo de 2010

Un Atropello del Gobierno Brasileño a Colombia

Rodrigo Botero Montoya

El Colombiano, Medellín

Marzo 18 de 2010

Un incidente en la silla que comparten Colombia y Brasil en el Directorio del Fondo Monetario Internacional amenaza con deteriorar las relaciones bilaterales, a causa de la aparente aceptación del comportamiento abusivo de su Director Ejecutivo en el FMI, Paulo Nogueira, que han expresado las autoridades brasileñas.


El 18 de febrero, María Inés Agudelo, la Directora Alterna por Colombia, recibió una llamada de Nogueira, quien en forma intempestiva y grosera le ordenó evacuar su oficina en un plazo de 24 horas. Para añadir el insulto a la injuria, Nogueira procedió a notificar al Gerente del Banco de la República, Gobernador por Colombia en el Fondo, de la destitución de Agudelo y a solicitarle el envío de hojas de vida de posibles candidatos a sustituirla, con el fin de que él seleccionara el representante del gobierno colombiano ante el Fondo en Washington.


María Inés Agudelo, una exviceministra de Hacienda, no era una empleada de Nogueira. Su destitución constituye una irregularidad que no corresponde al espíritu del acuerdo constitutivo de la silla, ni al entendido entre los gobiernos de Colombia y Brasil. Según ese entendido, las autoridades colombianas seleccionan al Director Alterno en el FMI conforme a su mejor criterio. Cuando se discuten en el Directorio asuntos relacionados con el interés colombiano, quien interviene es el Director Alterno, no el Director Ejecutivo brasileño.


Ese entendido no puede violarse de buenas a primeras, por un acto de patanería, sin que se rompa la tradicional armonía, basada en el respeto mutuo, que ha caracterizado de tiempo atrás las relaciones entre Colombia y Brasil. También hacen parte de la misma silla la República Dominicana, Ecuador, Guyana, Haití, Panamá, Surinam y Trinidad Tobago. El acuerdo constitutivo de la silla establece que, durante el período 2004 a 2016, el cargo de Director Ejecutivo le corresponde a Brasil, y el de Director Alterno a Colombia. Los demás países nombran asesores que deben llenar determinados requisitos profesionales. En caso contrario, el Director Ejecutivo puede solicitarle al Gobernador del respectivo país que designe un reemplazo. Tal como interpretan el acuerdo las autoridades económicas colombianas, el estatus del Director Alterno es diferente al de los asesores. Su nombramiento y remoción son actos soberanos del gobierno colombiano que no conciernen al Director Ejecutivo brasileño.


Sin embargo, el documento que rige el manejo de la silla no tiene fuerza contractual. No existe un recurso legal válido para corregir un atropello como el que acaba de tener lugar. Por definición, los acuerdos entre caballeros funcionan cuando quienes los ejecutan se comportan como tales. Alexandre Kafka, Murilo Portugal y Eduardo Loyo, los anteriores representantes de Brasil en el FMI, manejaron en forma impecable las relaciones con Colombia. Pero la caballerosidad no es el rasgo que caracteriza a Paulo Nogueira, quien se ha ganado la animadversión de sus colegas en el Directorio del Fondo.


Las autoridades colombianas han reaccionado con firmeza y discreción. El Banco Central y el Ministerio de Hacienda, así como el Ministerio de Relaciones Exteriores y la Presidencia de Brasil, han sido notificadas de la inconformidad colombiana con el comportamiento de su representante en el FMI. Las autoridades económicas colombianas han dejado saber al Director Gerente del Fondo que Nogueira no está autorizado para intervenir en ningún asunto relacionado con Colombia. En esos casos, se desplazaría a Washington un funcionario del Banco de la República para defender el interés colombiano.


El gobierno brasileño debe entender que el atropello de Nogueira conlleva un costo político considerable. Su solidaridad con un comportamiento inaceptable resultaría incompatible con el objetivo de mantener relaciones cordiales con Colombia.

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