miércoles, 24 de marzo de 2010

La hora del TLC

Editorial

El Mundo, Medellín

Marzo 23 de 2010

El país espera que ahora sí se dé impulso al Tratado en el que Estados Unidos tiene intereses económicos y políticos, en tanto confirmará su alianza más firme en Sudamérica.

Para conseguir los 219 votos de representantes a la Cámara que aprobaron el proyecto de reforma al sistema de salud estadounidense, el presidente Barack Obama combinó una campaña tan activa como la que lo llevó a la Presidencia, con insistentes negociaciones con los voceros de distintos intereses, aun dentro de su propio partido. Hoy puede sentirse contento con la estrecha victoria que lo refresca frente a los estadounidenses, impacientes por resultados concretos de su gobierno.

Esta reforma es la primera al sistema de salud estadounidense desde 1965, cuando fue creado el sistema de aseguramiento que hoy tiene a 32 millones de personas sin cobertura sanitaria. La iniciativa impone grandes costos al fisco, además de la eliminación de restricciones por dolencias preexistentes y la vinculación, con subsidios federales, de los trabajadores más pobres, muchos de ellos migrantes latinoamericanos, entre ellos los colombianos. Con esta nueva ley, Estados Unidos se pone en el nivel de la mayoría de países en cuanto a la cobertura de seguridad social en salud y elimina un gran factor de inequidad con los trabajadores.

Mientras el presidente Obama se consagró a impulsar la reforma al sistema sanitario, otros problemas de primer orden para Estados Unidos fueron postergados o apenas enunciados en los discursos del Mandatario. Entre esos asuntos de agenda interna con conexión a las relaciones exteriores que pasarán a primer plano a partir de la sanción de la ley se encuentran temas en los que Colombia tiene abierto interés, como son la reforma migratoria y el trámite legislativo al TLC.

Ante unas doscientas mil personas apostadas en el Mall Nacional de Washington D.C. en manifestación para reclamar al Presidente el pronto trámite a la reforma migratoria que propende por eliminar barreras para la legalización de los indocumentados que hacen parte de los doce millones de inmigrantes que han llegado en los últimos años a Estados Unidos, el propio Obama anunció su decisión de cumplir la promesa que data del año 2008 y dar prioridad a esta iniciativa, que tiene el respaldo de congresistas hispanos y algunas iglesias y sindicatos. Valga la ocasión para reiterar nuestro llamado a los compatriotas en Estados Unidos a que se vinculen a la política partidista en su país de residencia, pues sólo así podrán cumplir un rol importante en la legalización del trabajo de sus compatriotas en ese país o en iniciativas en curso, como la ratificación del TLC bilateral y otras decisiones que interesan a su país de origen.

Durante este año hemos recibido claras manifestaciones del gobierno del presidente Obama de su interés en la legalización del TLC con Colombia. La primera, que comentamos a espacio, fue del propio mandatario en su discurso anual “El estado de la Nación”, pronunciado el pasado 20 de enero. Luego llegaron las declaraciones de la secretaria de Estado, Hillary Clinton, el 26 de febrero ante el Comité de Relaciones Exteriores, en el sentido de que “estamos comprometidos con esos Tratados (con Colombia y Corea del Sur) y esperamos poder empezar un proceso de consultas y de creación de consensos en el Congreso (...) vamos a trabajar en ello”. Con esos anuncios y teniendo en cuenta que la aprobación de la reforma sanitaria despeja la agenda legislativa, el país espera que ahora sí se dé impulso al Tratado en el que Estados Unidos tiene intereses económicos y políticos, en tanto confirmará su alianza más firme en Sudamérica y para el que cuenta de antemano con el voto de los congresistas republicanos, que vienen respaldando el proyecto desde el gobierno de Bush, y de importantes sectores demócratas, así entre ellos no sume la señora Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes.

Con la manifiesta voluntad del Presidente y la Secretaria de Estado por la ratificación del Tratado se han ido diluyendo las declaraciones del representante comercial, Ron Kirk, en las que vagamente anunció que presentaría al Congreso unas nuevas demandas que Colombia tendría que atender para que el Tratado fuese aprobado. Por estas fechas, el Gobierno Nacional ha reiterado el cumplimento de exigencias extra-comerciales en las que los congresistas demócratas han sido especialmente insistentes, como la demostración de la vigencia del respeto a los Derechos Humanos y de la protección a la vida de los trabajadores, gracias a los esfuerzos directos del Gobierno. Con esas pruebas se atienden los reclamos de las voces más intervencionistas del Congreso estadounidense.

El pasado 27 de febrero se cumplieron cuatro años de la firma del TLC colombo-estadounidense por delegados de ambos gobiernos. Los empresarios de ambos países han esperado durante cuatro años por un trámite legislativo que ha sido afectado por la politiquería de algunos sindicatos en ambos países, así como por el afán intervencionista de algunos miembros del Partido Demócrata, que pretenden cobrar a su propio gobierno el apoyo a sus compromisos internacionales. Con los nuevos aires que soplan en Washington, guardamos la esperanza de que ese TLC salga por fin de penas en este penoso y fatigante trámite por los vericuetos de la política partidista en Estados Unidos.

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