viernes, 19 de marzo de 2010

El "voto finish"

Plinio Apuleyo Mendoza

El Tiempo, Bogotá

Marzo 19 de 2010


A la hora de escribir estas líneas, el resultado de la consulta conservadora sigue siendo un misterio. Nunca imaginé el desastre, o tal vez deba decir el monumental despelote que el voto preferente iba a producir en la Registraduría. Si yo mismo no llegaba a poner nada en claro con tarjetones llenos de número, imagino lo que debió ocurrirle a un campesino de Toca (Boyacá), el pueblo de mi padre. ¿A quién se le ocurrió semejante exabrupto? En todos los países donde he vivido los partidos presentan su lista de candidatos al elector sin que este pueda marcar en ella sus preferencias personales. Cuentan las ideas, no los nombres.

Pero volviendo a la consulta conservadora, donde se ha presentado un 'voto finish' entre Noemí y Andrés Felipe Arias, debo confesar que en este caso mis simpatías visten traje femenino. No conozco a Arias. Lo he oído. Me parece un hombre preparado e inteligente. Me molestan los golpes bajos que suele dar a su contendora, y comparto la apreciación general de que en sus gestos y palabras parece una réplica escénica del presidente Uribe. Mientras se desempeñaba como Ministro de Agricultura, ha debido quedar electrizado por la personalidad y la manera de actuar de un hombre tan excepcional como nuestro Primer Mandatario. El fenómeno merece la atención de un psiquiatra. Desde otro ángulo de observación, pienso que la clonación es buena en las abejas, pero no en los personajes políticos.

No creo en los cargos de corrupción que se le hacen a Arias por el llamado escándalo del Agro Ingreso Seguro. Desde luego ligerezas y favoritismos irregulares los hubo a la hora de beneficiar a grandes empresarios agrícolas de la Costa con sumas millonarias, pero no lo veo directamente comprometido en manejos oscuros, indecorosos. Obtuvo, sin duda, de todos los beneficiados por subsidios o ayudas derivadas de este proyecto, apoyos políticos para su candidatura, pues todo aporte financiero o burocrático favorece la campaña electoral de quien lo ha otorgado. Es lo usual en Colombia. Arias sabe moverse en este terreno. Sabe cómo se monta y se aceita una maquinaria.

No es el caso de Noemí. De ahí la buena imagen que ha tenido siempre en esa franja de opinión distante de nuestro mundo político tradicional. La precandidata es del todo ajena al clientelismo. Otro punto a su favor: su eficiencia en los cargos que ha ocupado. Fue muy buena Ministra de Comunicaciones, excelente Canciller y como embajadora en Venezuela, España y el Reino Unido realizó siempre una labor de excepcional importancia, que los colombianos residentes en estos países le reconocen.


Las malas lenguas se empeñan en presentarla como antiuribista y amiga de volver atrás, a tentativas de paz con la guerrilla, como ocurrió en el Caguán. Nada más falso. Noemí no ha hecho otra cosa que reiterar su apoyo a la política del Presidente. En el campo de la seguridad, busca extenderla a las ciudades para combatir la delincuencia y hacerle frente al fin a la guerra jurídica devolviéndoles a las Fuerzas Armadas el perdido fuero militar. Otra cosa es que haya expresado reparos a una segunda reelección del presidente Uribe. Incapaz de ocultar sus objeciones de principio por razones de conveniencia, Noemí dijo lo que pensaba a ese respecto. Fue una posición respetable que no puede ser tachada de infidelidad.

Ganaría mucho el país si ella fuese la ganadora del 'voto finish' y pudiese competir abiertamente en la campaña presidencial. Dejando atrás las controversias con Arias, tendría oportunidad de confrontar sus programas y propuestas. En fin, hoy o mañana el actual enigma quedará esclarecido. Esperemos y acatemos el resultado, cualquiera que sea.

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