sábado, 20 de marzo de 2010

El futuro del "made in China"

Adriana La Rotta

El Tiempo, Bogotá

Marzo 20 de 2010


HONG KONG. Hace un año, los empresarios que operan en la zona de la cuenca del río Perla, de donde sale la tercera parte de las exportaciones chinas, estaban tratando de sortear la peor crisis de su historia por falta de órdenes de compra y haciendo lo posible por no agravar unos índices de desempleo que no se veían desde los años ochenta.

Doce meses después, las cosas no podrían ser más distintas. Las exportaciones chinas, que en febrero del 2009 estaban 26 por ciento por debajo de las del 2008, subieron el mes pasado 46 por ciento. La "fábrica del mundo", como se conoce la zona en la provincia china de Guangdong, en donde se hacen los tenis Nike, los iPod, los televisores, los celulares, las Barbies y prácticamente una tercera parte de todo lo que el mundo consume, está parada no por falta de pedidos sino por falta de trabajadores.
Los 1.300 millones de chinos, esa supuesta mano de obra inagotable que le permite a China producir barato y liquidar a sus competidores, deben estar en otra parte porque en la provincia de Guangdong no están.

"En una de las fábricas que producen para nosotros, sólo han vuelto a trabajar 18 de los 80 operarios que corresponden. Y ese es apenas uno de los casos", me contó el fin de semana un empresario del ramo textil.

Cuando el empresario dice "han vuelto a trabajar", se refiere al hecho de que las fábricas en el sur de China funcionan con trabajadores que provienen de todas partes del país y que regresan masivamente a visitar a sus familias para celebrar el Año Nuevo Lunar, que este año cayó a mediados de febrero. Ya casi estamos a finales de marzo y la inmensa mayoría de los operarios migrantes todavía no volvió. Quién sabe si volverá.

Lo que pasa en Guangdong es una tendencia. No es un fenómeno pasajero ni apenas una consecuencia del dinero que el gobierno ha inyectado en la economía en el último año. La mano de obra en China que hace unas décadas no tenía más remedio que someterse a la explotación, ahora es más educada y está encontrando mejores alternativas en otros sectores como la agricultura, la construcción y en industrias que requieren personal calificado.

La industrialización del centro y el oeste del país significa también que los operarios pueden conseguir empleo más cerca de sus familias, en lugar de tener que migrar al sur. El gobierno chino no ha admitido abiertamente que haya escasez de mano de obra, pero el jueves las autoridades de Guangdong decretaron un aumento del 21 por ciento en el salario mínimo, la mayor alza desde 1994.

Eso dice algo, pero ¿exactamente qué? Es posible que al comienzo los productores traten de absorber la subida en sus costos para seguir compitiendo, pero tarde o temprano se lo van a trasladar al consumidor; o sea, a usted y a mí. Creo que debemos prepararnos para entrar en la era en la que 'Made in China' será sinónimo de productos mejores y más caros. Exactamente como sucede ahora con 'Made in Japan'.

Si tal como lo viene exigiendo Estados Unidos, China acepta revaluar su moneda, el encarecimiento será aún mayor.
Algunos empresarios tratarán de producir en otros países de Asia, como Vietnam o Myanmar, pero esa solución no le sirve a todo el mundo, por un tema de calidad y de logística. Tal vez sea una buena oportunidad para América Latina, si algunas multinacionales deciden devolverse a producir a nuestro hemisferio, como ya ha sucedido, por ejemplo, con México.

¿Dejará China de ser la fábrica del mundo? Dejará de ser competitiva en la producción de cosas baratas a costa de exprimir a la gente y pagar sueldos miserables. De ser la potencia en la elaboración de textiles, juguetes y una inmensa variedad de chucherías, el país asiático está pasando a fabricar helicópteros, sofisticados microchips y motores de carro.

Todo indica que dentro de algunos años, eso de 'Made in China' tendrá un significado completamente distinto.

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