lunes, 15 de marzo de 2010

¡Lo que faltaba!

José Félix Lafaurie

El Nuevo Siglo, Bogotá

Marzo 14 de 2010

Ahora el señor Jenaro Pérez, gerente de Colanta, pretende culpar a Fedegan de la desastrosa posición en que dejaron a la producción lechera los negociadores del Acuerdo con la Unión Europea y exculparse porque no fue invitado. Es una de sus ocurrentes declaraciones en la que intenta sacar partido faltando a la verdad, demostrando su intención de torpedear iniciativas que benefician la cadena con la que promueve su fraccionamiento, para sacar adelante sus intereses.


No. “El palo no está para cucharas”. Lo peor que le puede ocurrir a la cadena láctea es que se canibalice y trabaje en estancos. Si bien me debo a los ganaderos, el trabajo de Fedegan es por sacar adelante la cadena.


Así como he advertido que el sector está fracturado por la visión cortoplacista de la industria, que lejos de entender el juego de agregaciones de valor en la cadena láctea -para que todos los eslabones sumen- aprovecha las asimetrías de poder para beneficiarse, también he señalado que uno de los más afectados sería el eslabón industrial.


El tema es de esta magnitud. La industria ha concentrado su producción para satisfacer a la población de mayores ingresos del país que consume, entre leche y derivados, el equivalente a 179 litros de leche al año, mientras que en los estratos bajos el consumo es de 36 litros. Es apenas lógico que la conquista europea venga por el lado de quesos y productos derivados, enarbolando su experiencia, tradición, calidades y, por supuesto, mejores precios. Eso es lo que les corre pierna arriba, y cuando eso suceda tendrán que mirar pierna abajo, con el agravante de que nuestra producción de leche cruda habrá sufrido duro golpe.


Pasando a la otra desinformación, Fedegan sí estuvo presente en el “cuarto de al lado”, defendiendo los intereses no sólo del productor sino de toda la cadena. Allí estuvieron los que sintieron la necesidad de hacerse cargo de la suerte de sus sectores. Asoleche no se hizo presente en ninguna ronda, pero sí resquebrajó el consenso que se había alcanzado en el Consejo Nacional Lácteo, como posición del sector privado para presentar a los negociadores del Gobierno.


De cara a las negociaciones, Fedegan no negocia; el que negocia es el Gobierno. Son funcionarios públicos los que se sientan en las diferentes mesas temáticas bajo la dirección de un jefe negociador y del propio Ministro de Comercio.


No quiere decir que Fedegan no haya sabido defender sus intereses, como afirma el Gerente de Colanta, sino que los negociadores tomaron decisiones unilaterales, inconsultas y a espaldas de los sectores afectados. Nos utilizaron como moneda de cambio para preservar la suerte de otros sectores a costa del futuro de la ganadería colombiana. Tan es así, que el Ministro de Agricultura también fue sorprendido con su inaudito proceder. Es más, lo mismo le sucedió al propio Presidente de la República, quien no ha escatimado esfuerzos para remediar en algo la situación al más alto nivel.


Las apreciaciones del Gerente de Colanta no son ciertas. Sentimos que sus esfuerzos por colocar leche en polvo en los mercados externos son grandes, y por esa misma razón creemos que debe haber sindéresis en sus juicios frente a los que estamos trabajando por la cadena. Hay que hacer frente unido a lo que se nos viene encima.

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