lunes, 21 de septiembre de 2009

¿Seremos víctimas de una nueva guerra fría?

Por Luis Felipe Gómez Restrepo

La Patria, Manizales

Septiembre 20 de 2009

Mientras Chávez endurezca más sus políticas para con Colombia y más amenace con sus compras de armas, más razón le da al gobierno colombiano para ser flexible, laxo y generoso con la presencia de militares norteamericanos en nuestro territorio.

Con la caída del muro de Berlín, la desaparición de la cortina de hierro, la desmembración de la antigua Unión Soviética, creímos que la guerra fría sería algo del pasado. Pues no. Si bien los bloques comunista y capitalista se fueron fusionando en uno solo, las desconfianzas e intenciones imperialistas perduran en el corazón de muchos líderes políticos y aún de naciones. Pero el punto grave es que Colombia está siendo el territorio donde se estaría incubando esa nueva guerra fría entre Estados Unidos y Rusia.

La presencia de los Estados Unidos de forma masiva en distintas bases militares con armamento, aviones, soldados, mercenarios y demás ha generado una desconfianza grande en algunos gobiernos de América latina, quienes creen que esa presencia militar gringa en territorio colombiano desequilibra las fuerzas regionales. Pero lo más preocupante es la respuesta que el gobierno de Venezuela, que con sus amigos de Teherán y Moscú decide armarse hasta los dientes con generosos préstamos de los rusos. Aviones, misiles de 300 kms. y tanques para poner uno en cada kilómetro de la frontera, hacen parte del arsenal, que se suma a la reposición de los fusiles, que dicho sea de paso nunca se sabrá el paradero final de los viejos AK-47 que salen de uso oficial.

Rusia ha manejado un discurso duro frente a Estados Unidos, pues recordemos que quedó hondamente herida con la salida de la órbita soviética de Ucrania, salida orquestada por occidente. Y ahora encuentran una nueva frontera para desquitarse de los gringos, en una tierra llena de petróleo tan necesario para los Estados Unidos.

Unasur debe tomar muy en serio la gestación que se está dando en esta frontera colombo-venezolana, pues está pasando de un problema de presencia guerrillera y paramilitar a un problema de enfrentamiento de bloques internacionales.

Y lo peor del caso es que entre más Chávez endurezca sus políticas para con Colombia y más amenace con sus compras de armas, más razón le da al gobierno colombiano para ser flexible, laxo y generoso con la presencia de militares norteamericanos en nuestro territorio. A su vez el gobierno de Uribe debe ser muy cauto y cuidadoso, activar una diplomacia de acercamiento con los países latinoamericanos y en concreto con los vecinos, pues de lo contrario es posible que las situaciones se sigan deteriorando y pudiendo llevar a las naciones a posiciones muy distantes e irreconciliables.

Esperemos que nuestra Colombia no se convierta en el nuevo teatro de guerra fría del mundo.

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