Rómulo Lander Hoffmann
El Tiempo, Bogotá
Septiembre 26 de 2009
Tomando como referencia la información publicada por el Banco Central de Venezuela en su 'site', se evidencia que nuestra economía está bastante más deteriorada que el año precedente. No solo como consecuencia de la baja de los precios del petróleo, sino que estas cifras empiezan a mostrar cuán profundo ha sido el desmantelamiento de nuestro aparato productivo, que ha sido intentado de reemplazar con una economía de puertos; deficiente, ineficiente y sobre todo corrupta.
Las cifras del Banco central indican una caída del producto interno bruto del orden del 2,4 por ciento con una inflación esperada por el gobierno por encima del 20 por ciento (siendo el acumulado al mes de julio del orden del 15,3 por ciento) no toma en consideración la inflación subyacente, que sin duda y aunque las cifras "oficiales" lo nieguen, bien podría estar en ordenes superiores al 30 por ciento para este año 2009.
Este panorama descrito tiene un solo nombre: ESTANFLACION. Léase ESTANCAMIENTO (reflejado en la caída del PIB) con INFLACION reflejada en los precios generales.
Esta perniciosa enfermedad, que, como dijimos antes, se caracteriza por una contracción del PIB combinada con un alza, en nuestro caso importante, de los precios, siempre viene acompañada de perniciosas consecuencias, y la más importante de ellas es la generación de pobreza, así ésta esté maquillada por las instituciones encargadas del manejo y la difusión de las cifras, por los ingresos petroleros de la nación y por los informes oficiales respecto a: empleo, disminución de la pobreza extrema, alzas en la producción interna, etc., etc.
Esta enfermedad, caracterizada por dos convulsiones simultáneas; por un lado, aumento de precios y, por el otro, estancamiento en condiciones "teóricas" de bonanza fiscal, es definida técnicamente como ESTANFLACIÓN (Estancamiento con inflación) y las consecuencias sobre el aparato productivo suelen ser desastrosas.
Si no hay crecimiento, las ventas caen. Las empresas, en consecuencia, no necesitan contratar nuevo personal (más bien la tendencia es a despedirlos) y no hay ganancias para ajustar adecuadamente los salarios de los trabajadores al ritmo de la inflación, mientras que los precios se incrementan continuamente.
Para resumir, podríamos decir que este cuadro tiene dos grupos componentes básicos: control de precios, control de cambios, nacionalizaciones y restricción en la entrega de divisas que inciden sobre la oferta, al mismo tiempo que el descenso en los precios del petróleo disminuye los recursos e impacta la demanda.
Al evaluar la relación entre los precios y los salarios, se evidencia aún en las cifras emitidas y maquilladas por el gobierno que el poder de compra de los trabajadores se ha deteriorado en un 10,6 por ciento al cierre del segundo trimestre de este año versus el mismo período del 2008 y el resultado es un declive de 2,7 por ciento adicional en el consumo privado.
La contracción, que se evidencia principalmente por la caída del consumo privado, representa aproximadamente el 20 por ciento de la demanda, lo que, a su vez impacta la producción.
A pesar del evidente maquillaje, los datos oficiales muestran una contracción importante en sectores claves. La producción de la industria manufacturera cayó 8,5 por ciento en relación con el segundo trimestre del 2008, el comercio cayó en 6,5 por ciento y la actividad del transporte descendió en 4,8 por ciento.
Si revisamos algunos detalles específicos de las cifras oficiales, se destaca una caída de 6,3 por ciento en la industria alimenticia, de 30,1 por ciento en metales comunes y de 33,3 por ciento en minerales no metálicos. Lo que, por cierto, deja al descubierto la situación real de las empresas de la CVG.
La actividad petrolera reporta números rojos en su producción respecto del año precedente con un descenso de 4,2 por ciento, disminución que el Banco Central explica por los recortes de producción acordados en la OPEP. Y cuyos ingresos resultantes han ido sustituidos con endeudamiento adicional y con emisión de bonos de manera indiscriminada.
En resumidas cuentas, el sector privado de la economía se contrajo en el primer trimestre, en un 4,1 por ciento y el sector público, solo gracias a la "nacionalización" inconclusa de algunas empresas, aumenta 2,7 por ciento. Pero esto es solo una maroma contable.
Se evidencia, pues, el rotundo fracaso del modelo de economía socialista planteado por el gobierno, fracaso producido por su inefectividad, su ineficiencia, la inmensa corrupción que domina todas las esferas del gobierno y, sobre todo, lo utópico, extemporáneo, incongruente y mal intencionado del modelo.
Así mismo, la sobrevaluación del bolívar "fuerte" como arma para contener la inflación es solo pan para hoy y hambre para mañana. Más temprano que tarde tendrá el gobierno que acudir a la devaluación. Y así la disfrace con cambios múltiples diferenciales o cualquier otra argucia que se le ocurra, hacia el último trimestre del presente año la inflación subyacente se hará presente y nos encontrará con una economía devastada por las inconsecuentes y absurdas "políticas económicas" del gobierno.
Mi percepción es que la inflación del presente año estará rondando el 28 por ciento y dependiendo de algunas medidas por venir, alcanzará las tres decenas y solo entonces sentiremos en toda su extensión lo que la Estanflación significa. Amanecerá y veremos.
* Fuente de las cifras: BCV
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