domingo, 7 de marzo de 2010

El gatillo sensible de Oriente Medio

Shlomo Ben-Ami *

El Tiempo, Bogotá

Marzo 7 de 2010


En todo Oriente Medio está cobrando fuerza una creencia generalizada: la guerra es inevitable. Algunos ven la guerra como una manera de resolver una situación cada vez más empantanada y sacudir un orden regional disfuncional, cuyos principales actores no solo están en desacuerdo, sino que también son incapaces de resolver las carencias de legitimidad de sus respectivos regímenes.

Una descarga de comentarios incendiarios entre Israel y tanto Siria como Hezbolá ha alimentado las ansiedades sobre la posibilidad de una guerra en la frontera norte de Israel. El nivel de sensibilidad es tal que la tensión más reciente fue iniciada por los sirios, que malinterpretaron como una amenaza el llamado del ministro de Defensa israelí, Ehud Barak, a iniciar las negociaciones de paz precisamente para prevenir "una guerra regional generalizada".

El líder de Hezbolá, Hassan Nasralá, por primera vez advirtió explícitamente a los israelíes que una nueva ronda de conflicto ya no estaría limitada a un enfrentamiento israelí-libanés, sino que involucraría a todo el "eje de confrontación" regional -Siria, Irán, Hezbolá y Hamás-. Esto también sucedería si Israel diera rienda suelta a su Fuerza Aérea contra las instalaciones nucleares de Irán. Es más, Nasralá dejó en claro que la 'Doctrina Dahyia' de Israel de total devastación del Líbano en caso de guerra recibiría una respuesta del mismo tenor.

La perspectiva de una conflagración en Oriente Medio dio lugar a un puente aéreo de altos funcionarios norteamericanos a Israel para advertir sobre las consecuencias devastadoras que podría tener un ataque israelí a Irán. De hecho, el principal desafío de la administración Obama en estos días no son las negociaciones por la paz, sino cómo manejar y evitar el conflicto regional. El director de la CIA, Leon Panetta, y el jefe del Estado Mayor Conjunto, almirante Mike Mullen, ya fueron y vinieron, mientras que el vicepresidente Joe Biden y una delegación de alto nivel del Departamento de Estado y del Consejo de Seguridad Nacional se harán presentes en Jerusalén a principios de marzo.

Sin embargo, evitar la guerra no será tarea fácil, porque la mística de Barack Obama ya se desgastó en el mundo árabe. La expectativa de que permitiría que los árabes, particularmente los sirios y los palestinos, recuperasen su tierra sin recurrir a las armas ha resultado, según sus propias palabras, poco realista. Tampoco pudo frenar el impulso implacable de Irán por ejercer una hegemonía regional, o convencerlo de que abandonara el intento de desarrollar armas nucleares.

Israel muy probablemente escuchará el consejo de Estados Unidos y considerará un ataque preventivo a Irán sólo si se han agotado todos los medios diplomáticos, y después de que las sanciones acordadas no hayan logrado frenar la marcha de Irán hacia la obtención de la bomba. Por más injustificado que parezca el comportamiento militar tradicional de Israel a los ojos de sus enemigos y críticos, siempre aspiró a basar sus acciones militares en argumentos que se puedan justificar.

Esto parecería particularmente cierto cuando se trata de un ataque a las instalaciones nucleares de Irán. A Israel no le gustaría que lo vieran como el que echó a perder una solución diplomática a una disputa que, en cualquier caso, no se puede resolver solo por medios militares.

Las guerras en Oriente Medio, debería recordarse, se iniciaron aun cuando las partes realmente no las buscaban. La guerra de 1967 es un ejemplo. Las ansiedades de hoy también están alimentadas por percepciones y miedos, por preocupaciones reales e imaginadas. El desafío iraní para la hegemonía estratégica de Israel se presenta como una amenaza existencial al estilo del Holocausto, y a los otros enemigos de Israel -Hezbolá, que cree que puede "poner fin a la entidad sionista", y Siria, que públicamente hace alarde de la capacidad de sus misiles balísticos para destruir los principales centros urbanos de Israel- también se los considera actores irracionales.

Desde hace un tiempo se viene librando una guerra encubierta entre Israel e Irán. Los asesinatos -supuestamente perpetrados por Israel- de Imad Mughniyah, el jefe militar de Hezbolá y el aliado más cercano de Irán en la organización, hace dos años, y más recientemente de Mahmoud al-Mahbouh, el oficial de enlace de Hamás con la fuerza Al-Quds de las Guardias Revolucionarias de Irán, sugieren que la cadena no planificada de acontecimientos podría desatar una guerra real.

El frente libanés podría estallar si Hezbolá quisiera vengar la muerte de Mughniyah, o simplemente como resultado de un exabrupto ante una provocación, como en el 2006. Si Irán y Siria luego decidieran respaldar a Hezbolá, podría desatarse un enfrentamiento directo entre Israel e Irán. Lo que Israel planeó como un ataque preventivo contra Irán luego podría presentarse como un acto de autodefensa.

El general James Jones, asesor de seguridad nacional del presidente Obama, recientemente planteó una predicción diferente, pero que tampoco presagia nada bueno. La respuesta de Irán a la creciente presión internacional podría ser, dijo, lanzar un ataque contra Israel a través de sus representantes, Hezbolá y Hamás. Estos ataques podrían dar lugar a una conflagración regional más amplia.

Las amenazas de guerra en Oriente Medio nunca deben subestimarse como huecas. Es más, las profecías de guerra muchas veces demostraron autocumplirse. Pero los esfuerzos extraordinarios de Estados Unidos por frenar a Israel tal vez no sean suficientes para impedir una calamidad. Los días de la 'Pax Americana' en la región ya terminaron, lo que significa que evitar una explosión regional requerirá movilizar a los principales actores internacionales que están a favor de las soluciones diplomáticas para el conflicto árabe-israelí y para la búsqueda de Irán de convertirse en un socio legítimo en un nuevo sistema regional.

TEL AVIV.

* Shlomo Ben-Ami, ex ministro de Relaciones Exteriores israelí que hoy se desempeña como vicepresidente del Centro Internacional Toledo para la Paz, es el autor de 'Scars of War, Wounds of Peace: The Israeli-Arab Tragedy'. © Project Syndicate, 2010. Traducción de Claudia Martínez

No hay comentarios: