martes, 2 de marzo de 2010

El último tango de Cristina

Sergio Muñoz Bata

El Tiempo, Bogotá

Marzo 2 de 2010


Si algo muestra el itinerario de la gira de la secretaria de Estado, Hillary Clinton, a América Latina esta semana es que las opciones que E.U. tiene para sostener una relación constructiva y de beneficio mutuo con los países de América del Sur son más que limitadas.

La gira empieza en Uruguay, un país al que la inmensa mayoría de los estadounidenses no podría ubicar en un mapa, y su propósito es cumplir con el protocolo diplomático asistiendo a la toma de posesión del nuevo presidente, José Mujica.

El terremoto en Chile ha obligado a un cambio de último minuto del itinerario y según me informa uno de los voceros del Departamento de Estado, de Montevideo la Secretaria de Estado viajará a Buenos Aires para entrevistarse con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Una adición que es como una bofetada con guante blanco a quien hace apenas unos días expresaba sus desencantos con la Casa Blanca.

En una entrevista reciente y desplegando su acostumbrada arrogancia, Fernández se autonombró representante del hemisferio para expresar su decepción con la política de Obama hacia la región. "No cumplió con las expectativas", dijo y desenterrando una frase con sabor a tango arrabalero remató con esta perla: "Hay una sensación de oportunidad perdida, aunque nadie esperaba un príncipe en un corcel blanco".

Según el diario La Nación, las impertinentes declaraciones de la Presidenta podrían tener como propósito anticipar el mensaje de su reunión con Clinton y mostraban su despecho porque no se había incluido a Buenos Aires en la gira. No lo dudo, aunque pienso que el desplante de Fernández tiene más que ver con el peculiar maniqueísmo que como lo ha expresado recientemente el lúcido filósofo argentino Santiago Kovadloff, la Presidenta y su marido encaran el mundo.

Lo que los Kirchner han hecho, escribe Kovadloff, es alentar "un discurso reduccionista, cuyos acentos sobresalientes son el desprecio y la jactancia, ese rencor se asienta en disyuntivas tajantes por las que aún se muestran atraídos muchos argentinos. No hay matices. No hay término medio. El Bien y el Mal lo absorben todo... como Nación, todavía no hemos dejado de ser: subestimadores infatigables de todos aquellos que no coinciden con nosotros, depredadores constantes de oportunidades y recursos, republicanamente irresponsables, desdeñosos de la ley".

De Buenos Aires, Clinton viajará a Santiago de Chile, a mostrar su solidaridad con el pueblo chileno y para sostener breves reuniones con la presidenta Michelle Bachelet y el presidente electo, Sebastián Piñera. Luego va a Brasil, a entrevistarse con el presidente Luiz Inácio Lula da Silva. La creciente prominencia mundial del 'gigante del sur' país obliga la cortesía, aunque según se ha filtrado a la prensa, lo que Clinton quiere es patentizarle al brasileño la preocupación de E.U. con el programa nuclear de Irán y pedirle su apoyo al régimen de sanciones que Europa y E.U. proponen.

De Brasil viaja a Costa Rica, para participar en una reunión con ministros de la región y aprovechará el viaje para despedir al presidente saliente, Óscar Arias, y conocer a la presidenta entrante, Laura Chinchilla. Y de aquí a Guatemala, donde espera reunirse con varios presidentes de la región, el único que parece estar excluido para la reunión en Guatemala sería el ex comandante y hoy próspero empresario-presidente de Nicaragua, Daniel Ortega.

También han quedado fuera de la gira Perú y Colombia, aunque su exclusión no obedece a un encono contra E.U. Todo lo contrario, no va a Lima y a Bogotá porque el diálogo con los gobernantes de estos dos países es fluido y cordial. Los que están fuera de consideración son Venezuela, Bolivia y Ecuador. Tres países cuyos primeros mandatarios no cesan de manifestar su obsesiva y vociferante animosidad contra E.U. y su poca disposición a entablar un diálogo constructivo.

La Secretaria de Estado llega a la región con la tranquilidad que le da saber, como bien lo subrayó el subsecretario Arturo Valenzuela, que en la mayoría de los países de la región, Clinton y Obama son mucho más populares que los propios presidentes.

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