viernes, 12 de marzo de 2010

Las Farc y sus inamovibles

Eduardo Herrera Berbel

El Colombiano, Medellín

Marzo 12 de 2010

Al conocerse el fallo de inexequibilidad del Referendo por parte de la Corte Constitucional, era previsible que las Farc divulgaran su posición frente al mismo.


En efecto, difundieron un comunicado para decir que la ofensiva militar no los ha mellado ni un ápice; que para hablar de paz, se debe partir del retiro de las tropas norteamericanas del país; esperan una salida política al conflicto, descalifican la seguridad democrática y reiteran el reconocimiento de beligerancia.


De tal pronunciamiento se deduce que en la era pos Marulanda hay un cambio en la extensión y retórica de los comunicados de las Farc. Además, intentan legitimar su modelo de "lucha" (que no es legitimable), y emular la gesta de El Libertador, planteando una guerra de liberación fundada en dos premisas básicas: el desmonte del régimen político actual y el fin de la ocupación de las tropas norteamericanas, en un imaginario muy propio, relacionado con el enemigo imperial, al cual hay que doblegar.


Ahora bien, se podría colegir, entonces, que ¿estamos frente a unas nuevas Farc pos referendo? ¿Qué pretenden mostrar, una posición de fuerza, basada en un mensaje de connotación política y mediática?


Es claro el juego político para influir en el cercano escenario electoral, y recuperar una credibilidad perdida, debido a innumerables afrentas contra el pueblo colombiano.


Por otra parte, parece que el secretariado de las Farc tiene una apreciación errada sobre su capacidad militar, más allá del uso indiscriminado del terrorismo, en el cual ya son maestros consagrados.


Es evidente que alias Alfonso Cano busca mantener la cohesión interna bajo el legado revolucionario en desuso, pues se ufana de haber resistido la arremetida de la seguridad democrática. Sin embargo, se observan unas Farc estancadas en sus metas revolucionarias, debilitadas en su retaguardia y acumulado estratégico, con una actitud defensiva -activa en busca de oxigenación política cada día más lejana y con una clara consiga: ¡si resisto, gano! Mientras el Gobierno pierde, si no logra la victoria final.


Sobre la mesa quedan planteados, por enésima vez, los inamovibles de las Farc, desconociendo todos los vejámenes y crímenes de guerra cometidos al amparo de una lucha revolucionaria.


Da la impresión de que el reloj de Cano ahora marcha más rápido, no puede desconocer que la capacidad de respuesta del Estado es superior y la correlación de fuerzas frente al Estado no le es favorable. Ahora bien, si las Farc aún no están derrotadas, tampoco se puede afirmar que están en su mejor momento. En esta etapa final, el tiempo corre de manera similar para las dos partes.


Sólo resta esperar que el pueblo colombiano sea consciente de su responsabilidad para elegir gobernantes con decisión y firmeza para someter a los violentos, que jueguen todas las alternativas en la baraja de posibilidades estratégicas para buscar una solución viable y digna a esta irracional confrontación.

Hay que recordar que la administración del presidente Uribe aún no ha terminado y le falta un trecho decisivo por recorrer. Los cantos de victoria anticipados, a veces ocultan angustias y debilidades en la voluntad de lucha. ¿Será este el caso de las Farc?


PAUSA UNO: ¿Hasta qué punto las banderas bolivarianas que recogen las Farc, son las mismas del Socialismo del Siglo XXI que promociona el comandante Chávez?

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