lunes, 8 de marzo de 2010

A punto el TLC con Europa

Editorial

La Patria, Manizales

Marzo 8 de 2010

Es tan importante el TLC con Estados Unidos como con la comunidad europea, pues aunque sean públicos muy diferentes son países con un alto nivel de desarrollo y donde su gente goza de una importante condición económica para satisfacer necesidades y gustos. Mientras la suerte del Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Colombia y Estados Unidos (EE.UU.) parece cada vez más esquiva debido a las exigencias y consideraciones que en materia de derechos humanos y de protección de sindicalistas hace una buena parte de congresistas demócratas, el Gobierno Nacional está a las puertas de firmar otro muy importante tratado, pero con la Unión Europea (UE).


La semana que acaba de pasar fue clave en el avance de esa intención, pero un solo detalle relacionado con el sector agropecuario, más exactamente con la leche, paró en seco el cierre de la negociación pues tal y como lo exigen los negociadores europeos nuestro país les debe dar las mismas prerrogativas que a los gringos cuando acordaron hace tres años el TLC, el mismo que no ha querido refrendar el legislativo a pesar de las voces del Presidente Barack Obama que insiste en él, aunque sin mucha fuerza.

Tiene razón Colombia al rechazar la pretensión de los europeos en un tema como el de la leche sabiendo que ese continente es una potencia en lácteos y sus derivados. Además plantear que sea desmontado el arancel en un plazo de 15 años y que dispongan de cupos para entrar leche en polvo (5.500 toneladas), quesos (2.310 toneladas) y lácteos procesados (1.100 toneladas), que van creciendo anualmente, es sentenciar a muerte a las industrias nacionales de este tipo.


Tampoco se puede olvidar otro lío serio que se tuvo con la UE y que hace muy poco se pudo superar el cual tiene que ver con la forma arbitraria como la dirigencia de esa comunidad decidió subirle el arancel al banano exportado de nuestro país, en unas condiciones lesivas, lo que golpeó las finanzas de este sector que alcanzó a registrar una caída considerable en los ingresos por la actividad productora.


Es tan importante el TLC con Estados Unidos como con la comunidad europea, pues aunque sean públicos con costumbres muy diferentes, son países con un alto nivel de desarrollo y donde su gente goza de una importante condición económica para satisfacer necesidades y gustos. Por ello conscientes de lo que hay y de lo que se puede alcanzar, así como de las amenazas si no se negocia en bloque, fue que el presidente Uribe se puso al frente de la discusión para trabajar de la mano con el sector privado cualquier decisión pues se pone en juego la estabilidad y el trabajo de unas 450 mil familias que en el país dependen de los lácteos.


Otro de los temas de cuidado frente a las pretensiones de la UE era su rechazo a los bienes producidos en zonas francas, mientras de allá pretenden ingresar whisky y vodka sin ninguna restricción, y eso sin contar además la incomodidad que les causa la llamada contribución cafetera.


Como se ve hay unos fuertes intereses de los europeos de imponer lo suyo siempre tomando ventaja frente a lo nacional, por lo que la negociación debe implicar tener unos muy buenos negociadores que sepan hasta dónde se puede ceder en función de obtener beneficios y cómo hacen el contrapeso cuando se trata de vender lo nacional.


Un asunto que de algo sirvió para bajar la tensión de las discusiones fue la declaratoria de inexequibilidad del referendo reeleccionista, pues muchos de los eurodiputados y sus países no veían con buenos ojos la posibilidad de que un presidente defensor de la democracia se fuera a querer perpetuar en el cargo.


Bienvenido pues un TLC con la comunidad europea que esperamos pueda concretarse cuanto antes para que se abran las puertas a las posibilidades de más negocios. Importante además haber tenido a Perú en el grupo de negociación frente a un pulpo que pretendía sacar provecho sin ceder demasiado. Esperamos que esto sirva de mensaje para que el Congreso de EE.UU. se ocupe cuanto antes de definir la suerte del TLC.

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