sábado, 6 de marzo de 2010

Una despedida dolorosa

Jaime Alzate Palacio

La Patria, Manizales

Marzo 6 de 2010

Aunque todavía faltan cinco meses para que el mejor presidente de la era moderna de nuestro país tenga que dejar el mandato que por dos oportunidades y en forma limpia y entusiasta le entregaron los colombianos, ya se está sintiendo en todo su apogeo la nostalgia de tener que dejar de contar con Uribe, y la tremenda inquietud de no irnos a sentir defraudados por el que llegue de sucesor.


Mis sentimientos son una mezcla de congoja y cierta tranquilidad ante lo inevitable, que se venia venir, y cuyas consecuencias sólo podrán ser juzgadas por la historia.


Creo que lo que ha pasado estaba necesariamente dentro de los rumbos de un país en el cual la Democracia ha sido uno de los baluartes de la nacionalidad y en el cual, fuera de dos dictaduras que se caracterizaron por la blandura de quienes las ejercieron, nunca alcanzaron a producir una mella grave en el transcurrir de su tiempo.


Yo, a pesar de ser un casi adicto al presidente Uribe, últimamente estaba convencido de la necesidad de un cambio temporal de mandatario, porque conociendo la clase politiquera que nos ha tocado padecer, estaba seguro que, como sucedió en días pasados, los ataques rastreros y traicioneros iban a ser el pan de cada día. Y efectivamente, comenzando por aquellos a quienes se les concedieron las más grandes gabelas y quienes tuvieron en sus manos los más deslumbrantes puestos, fueron los que primero abandonaron el barco, mucho antes de haber comenzado a hacer agua.


Me hubiera gustado que el Presidente, dejando de lado su excesivo patriotismo, y su a veces exagerado deseo de acertar en todo lo concerniente a la dirección del Estado, hubiera tomado la decisión voluntaria de declarar al mundo, que no se iba a enfrentar a una segunda reelección. De este modo, además de haber callado la boca a sus detractores, habría salido de dentro de aguas más calmadas y desde ya estaría, como estamos seguros lo va a estar, preparándose para volver a tomar las riendas del país en el próximo período.


Vienen ya las elecciones para Congreso y las consultas de los partidos Conservador y Verde para elegir a quien llevará la batuta como candidato presidencial. Las encuestas de esta semana sólo reflejan la indecisión de los colombianos por todos los candidatos. Pero lo más notable es que aquellos que han encauzado sus esfuerzos en tratar de proponer soluciones continuando las políticas de Uribe, son los que van encabezando todos los resultados. En cambio, y como ejemplo, el señor Pardo del Liberalismo, quien se ha dedicado con pésimo asesoramiento a denigrar de nuestro Presidente, creo que sólo le gana al venerable doctor Galat.


Faltan algunos días para la elección de presidente y ya verán cómo comienzan a cambiar las direcciones de los ataques. Ya veremos el rumbón que se va a armar entre los distintos partidos, y como ahora no van a tener a quien manosear, la diversión será sacarse los trapos al sol, con las seguras consecuencias de que mucho va a salir al descubierto. Para muestra lo que le acaba de pasar al Alcalde de Bogotá.


Dolorosa la despedida al doctor Uribe, pero con un vientecillo de tranquilidad.


P.D.: El suicidio más acostumbrado en nuestro tiempo consiste en pegarse un balazo en el alma.

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