jueves, 11 de marzo de 2010

Cambio de planes

Editorial

El País, Cali

Marzo 11 de 2010


Hoy, cuando el empresario Sebastián Piñera asuma la presidencia de Chile, se encontrará con un país muy distinto al que lo eligió. Un Chile destruido por el terremoto que necesita un líder capaz de orientar su reconstrucción.

Piñera fue elegido por los chilenos derrotando a Eduardo Frei, pese a la alta popularidad de la mandataria Michelle Bachelet. En ese momento la ciudadanía tenía la percepción de que la prosperidad de Chile daba para que un dirigente empresarial avezado en negocios de carácter internacional y alejado de los extremismos de derecha, pudiera hacer entrar al país austral en el exclusivo club de los países desarrollados.


Pero ahora, luego del sismo que castigó al suelo y a los mares chilenos, el país es otro. Las pérdidas en infraestructura, en dotación para la industria pesquera y comunicaciones, residencias y servicios básicos en ciertas regiones, pintan el panorama de un país que debe aplazar el sueño de alcanzar el nivel de los países desarrollados, para concentrarse en las labores de reconstrucción y atención a damnificados.


Al nuevo Presidente le cambiaron el paseo al que era invitado de honor, para llevarlo a otro en el que la desesperación es manifiesta y en el que algunas lacras sociales aún no resueltas se pusieron en evidencia. Pese a la mejor preparación de Chile, tanto por sus niveles de desarrollo como por su experiencia, y si bien las consecuencias del terremoto estuvieron lejos de la hecatombe de Haití, también es cierto que en barriadas y poblados se presentaron saqueos y violencia propios de gente desesperada, que trata de aprovechar la oportunidad creada por el caos de un cataclismo.

Aún la muy popular presidenta Bachelet sufrió las críticas de la población, pues se considera que actuó con poca celeridad y dejó pasar horas preciosas para la atención de la tragedia. El 72% de los chilenos cree que actuó tardíamente, según las encuestas. Tampoco le ayudó el hecho de que la respetada Armada chilena hubiera desestimado la alerta de tsunami, con lo que se perdieron gran cantidad de vidas que hubieran podido salvarse y resultó destruido el 70% de la flota de pesca artesanal, que desempeña un papel tan importante en la economía chilena.

El exitoso Piñera tendrá que cambiar el libreto para enfrentar la nueva realidad. Y la masa de votantes que lo eligió esperanzada con un rápido acceso a la prosperidad, deberá recortar sus expectativas, pues el Chile de hoy es muy distinto al de hace un mes. De entrada el nuevo Presidente ha afirmado que dedicará “el 2% del presupuesto general de la Nación exclusivamente a las labores de reconstrucción”, lo que parece insuficiente dada la magnitud de los daños.

Porque además de las infraestructura hay que atender a damnificados y a muchos de aquellos desesperados que salieron a la luz después del dramático sismo. Es muy posible entonces que Sebastián Piñera no goce de una ‘luna de miel’ apenas inicie su mandato, sino que tenga que soportar aguijones tempranos cuando comience a gobernar un Chile distinto del que esperaba encontrar. Como en la naturaleza, en la política ocurre que las cosas cambian del todo de un día para otro.

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