viernes, 12 de marzo de 2010

Un matrimonio fatal

Editorial

El Tiempo, Bogotá

Marzo 12 de 2010

"La culebra sigue viva y es el narcotráfico", fueron las palabras escuetas del general Óscar Naranjo, director de la Policía, en amplia entrevista concedida a este diario el pasado domingo. Los hechos registrados esta semana le dan la razón a quien conoce al monstruo.

Una vez más ha vuelto a quedar en evidencia que el comercio ilegal de narcóticos es la fuente fundamental de recursos de los grupos violentos, comenzando por las Farc y el Eln. "Están dedicadas al narcotráfico y cada vez tienen dinámicas más mafiosas", enfatizó Naranjo.

Dicho involucramiento tiene expresiones crecientes. Atrás han quedado los tiempos en los que la guerrilla cobraba una suma por permitir cultivos de coca o amapola en sus zonas de influencia, aparte de garantizarles seguridad a los mafiosos. Ahora, en cambio, las organizaciones subversivas se comportan como un cartel más, en el que abundan los capos.

Así ocurrió con el abatido 'Édgar Tovar', jefe del frente 48 de las Farc. Los archivos del computador que le fue incautado dejan ver el mapa de rutas, negocios y alianzas que incluyen a sus antiguos enemigos a muerte: las autodefensas. Todo vale, al parecer, para incrementar el negocio, que no es solo de tráfico de drogas, sino de siembra, producción, distribución y canje por armas.

Pruebas como esa dejan claro que los guerrilleros no cultivan café o yuca, como quisieron divulgarlo en un video reciente, que más bien producía irónicas sonrisas. Desde hace rato andan de la mano con cabecillas mafiosos como alias 'Chupeta', 'Cuchillo' o Daniel el 'Loco' Barrera, entre otros delincuentes. Demostración de este contubernio criminal es la incautación que hizo la Policía hace ocho días en Cali de 234 fusiles M-16 y AK-47, que al parecer 'Comba' había entrado al país para pagarle una deuda de cocaína al frente 30 de las Farc en el Valle del Cauca.

El matrimonio fatal por conveniencia entre guerrilla y narcos es un hecho y en él, triste y vergonzosamente, a veces participan los militares activos. Ha causado repudio el video que reveló, en exclusiva, la Unidad Investigativa de EL TIEMPO de la fiesta de bodas del reconocido narco Néstor Ramón Caro, en el 2004, en el que aparecen cuatro oficiales del Ejército, entre ellos el actual agregado militar en Brasil, coronel Juan Carlos Castañeda, junto con el coronel Rodrigo Martínez, jefe del comando operativo número 18, de Arauca, donde el contrayente sentaba sus reales. Como Caro para esa época ya estaba pedido en extradición, la institución ha decidido prescindir de personas que, en el mejor de los casos, mostraron una gran falta de criterio.

En conclusión, a la serpiente hay que quitarle el veneno. Está bien que el Departamento de Estado de Estados Unidos aumente su lista de jefes de las Farc pedidos en extradición, como lo ha anunciado. También, que se siga la lucha que permita dar severos golpes, como el propinado a 'Édgar Tovar' y la incautación de 20 toneladas de marihuana fariana en Guasanó (Cauca). Todo lo anterior se suma a los hechos en los años pasados, que incluyen la destrucción de 203 toneladas de cocaína. Gracias a esa labor, la Junta Internacional de Fiscalización de la ONU (Jife) afirma que los cultivos ilícitos han caído 29 por ciento. Pero se necesitan soluciones más de fondo.

No se puede desechar el camino sugerido por la Comisión Latinoamericana sobre Drogas y Democracia, reunida en Río de Janeiro en el 2009, en la que participaron los ex presidentes César Gaviria, Ernesto Zedillo, de México, y Fernando Cardoso, de Brasil. Allí se sugirió, entre otras medidas, despenalizar la marihuana y tratar el consumo como un asunto de salud pública. Esto, además de la participación de E.U. y Europa, en busca de la reducción de la demanda. Porque, a pesar de unos 7.000 millones de dólares gastados en el Plan Colombia, la culebra sigue poniendo huevos malditos. Hay que quitarle el veneno, pero el solo camino de la represión no es suficiente.

No hay comentarios: