viernes, 5 de marzo de 2010

Chávez, a explicar relaciones

Editorial

La Patria, Manizales

Marzo 5 de 2010

Todos los días, a los dos principales dolores de cabeza que en materia de seguridad y de amenaza tiene Colombia, que son las Farc y Venezuela, se les suma un nuevo ingrediente explosivo. Esta vez el peligro se llama Eta, el grupo terrorista vasco, el cual según acusaciones de un juez español no sólo tiene relaciones de amistad con las Farc, sino que goza de aceptación dentro del gobierno del controvertido presidente Hugo Chávez.


Aunque no es la primera vez que se habla de la posible relación que sostienen los dos grupos calificados por la comunidad internacional como terroristas merced a las acciones a las que apelan contra la institucionalidad de sus países, sí es preocupante que el gobierno de la hermana nación que se ha declarado amigo de las Farc tenga supuestas cercanías con el temido movimiento español.


Y no es de dudarlo, pues Chávez, con la firme intención de consolidar un arcaico modelo de desarrollo, no ha escatimado esfuerzos para sellar alianzas non sanctas con gobiernos, líderes y grupos que van en contravía del mundo occidental, que es de tipo aperturista, respetuoso de las libertades y promotor de la democracia.


A lo denunciado por el juez, se han sumado las exigencias del partido de derecha PP, hoy en la oposición en España, para que el gobierno de Venezuela dé explicaciones sobre la supuesta connivencia con la Eta, pues suficiente han sufrido sus conciudadanos de las inclemencias del terror con las acciones de este grupo ilegal.


Entendiendo lo grave de la advertencia, el Ministro español de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, sostu vo que Chávez le dijo en una conversación telefónica que está dispuesto a cooperar para aclarar la acusación de la Audiencia Nacional y su compromiso de despejar "plenamente" la dudas sobre su supuesta cooperación con Eta, declaración que luego fue desmentida por el propio Chávez quien advirtió que no tiene nada que aclarar.


Este hecho sienta un precedente importante para Colombia en lo que tiene que ver su lucha contra las Farc, pues a su permanente actitud de dejar en evidencia los oscuros intereses de un grupo terrorista que utiliza una diplomacia paralela internacional para justificar sus hechos, le aparecen indicios de querer hacerse fuerte con otros movimientos igual o peor de violentos.


Semejante noticia se conoce en momentos en que las maltrechas relaciones binacionales comienzan a andar caminos menos tortuosos gracias a un sorprendente Chávez conciliador y dispuesto al diálogo, cuando hace menos de tres meses expelía los peores epítetos contra su homólogo Álvaro Uribe, sin importar su condición de primera autoridad legítimamente elegida por el pueblo.


Se entiende el cambio de actitud del ex coronel golpista hacia Colombia en momentos en que su país atraviesa por la peor crisis energética, social y económica, con problemas de desabastecimiento y de inseguridad interna que el pueblo ya comienza a rechazar a través de marchas y manifestaciones.


A Colombia sólo le queda guardar mesura y manejar por canales diplomáticos todo lo concerniente a las supuestas relaciones del gobierno Chávez con los grupos terroristas, ello para no ir a despertar nuevos enfrentamientos que den al traste con las posibles mejorías que se han dado. No sobra recordarles a los ministros que acaten las exigencias de Uribe de abstenerse opinar del gobierno vecino, así haya motivos para hacerlo.

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