viernes, 5 de marzo de 2010

Insulza y la OEA: momento de prueba

Michael Shifter

El Colombiano, Medellín

Marzo 4 de 2010


José Miguel Insulza parece estar camino a la reelección como Secretario de la Organización de Estados Americanos.

Por el momento, Insulza es el único candidato que se ha presentado para la votación del 24 de marzo. El diplomático chileno ha ido ganando apoyo por el hemisferio. Curiosamente Estados Unidos y Venezuela, dos gobiernos que rara vez están de acuerdo, están entre los indecisos.


El primer término de Insulza estuvo marcado por cambios profundos en las Américas y pruebas severas para la OEA, que culminaron con el reciente anuncio desde Cancún de la creación de una alianza entre países de Latinoamérica y el Caribe que formaría un bloque paralelo en los años venideros.


El proceso latinoamericano de buscar mayor independencia con respecto de Estados Unidos lleva muchos años pero no ha significado mayor cohesión política entre los demás países. De hecho la tensión y la desconfianza han sido elevadas y han hecho difícil la cooperación eficaz. El duro intercambio entre los presidentes Uribe y Chávez en Cancún es el ejemplo más reciente de tal tensión.


Insulza ha enfrentado grandes amenazas en la región contra la democracia y el Estado de Derecho. El golpe de Estado del 28 de junio en Honduras fue el más notorio, pero el autoritarismo creciente en Venezuela y Nicaragua es evidente.


Con Honduras, la OEA activó la Carta Democrática y rápidamente adoptó una posición castigadora, expulsando al país de la organización, siendo apenas la segunda vez que esto sucede en su historia (la primera fue Cuba en 1962 aunque la restricción fue alzada en la Asamblea General de 2009).


Los detractores de Insulza dicen que el manejo que dio a dichas amenazas revelan una doble estándar. Muchos argumentan que Insulza fue duro con el gobierno de facto de Honduras, pero demasiado pasivo y tolerante frente a las prácticas antidemocráticas de Chávez y Ortega.


Insulza sí ha cometido algunos errores, entre ellos subestimar la resistencia en Honduras contra el regreso de Manuel Zelaya al poder. Pero en el caso de Honduras, junto con otras situaciones, Insulza ha actuado acorde con el consenso político de la organización a la cual sirve. En el pasado Insulza ha intentado, sin éxito, conseguir el apoyo de otros gobiernos para darle más autoridad para responder a las crisis políticas. La defensa de la democracia frecuentemente choca con el igualmente importante principio de soberanía. Por lo tanto su capacidad de actuar sin el consentimiento de otros gobiernos es limitada. Alberto Lleras Camargo, el primer Secretario General de la OEA y ex presidente de Colombia, en ese entonces sabiamente indicó que la efectividad de la OEA dependía principalmente de la voluntad de sus miembros.

De hecho, Insulza, cuyas cualificaciones democráticas y sagacidad política son bien conocidas, merece reconocimiento por algunos de sus esfuerzos. La OEA ha desempeñado un papel positivo en reducir tensiones entre Colombia y Ecuador y preparar el terreno para un acercamiento. La decisión de levantar la suspensión de Cuba de la OEA tuvo buen resultado (aunque el proceso causó algo de molestia en Washington).

Insulza sabe que su agenda para los próximos cinco años será formidable. Para mejorar su efectividad la OEA necesita de profundas reformas administrativas. Las finanzas de la organización siguen siendo precarias y necesitan de seria atención. Su personal y embajadores tienen que ser de la más alta calidad.

En medio de las muchas preguntas sobre la OEA es fácil olvidar que la organización ha desarrollado un marco normativo maravilloso. Sus instrumentos son impresionantes y algunos logros previos son dignos de reconocer.


Un ejemplo de lo que solo la OEA puede hacer es el informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la semana pasada sobre la situación preocupante de los derechos humanos en Venezuela. La tarea de Insulza será perseguir reformas difíciles para que la OEA pueda realizar todo su potencial.

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