lunes, 8 de marzo de 2010

La ETA está aquí

Darío Ruiz Gómez

El Mundo, Medellín

Marzo 8 de 2010

Chávez espera que la Historia, con mayúscula, claro, lo absuelva en el caso reciente en que se lo acusa de haber protegido a la ETA y estar protegiendo a las Farc. Antes o después y como cualquier izquierdoso colombiano ha declarado que estas acusaciones son el resultado de los rescoldos del colonialismo español. A Chávez se le olvidó que la Historia no perdonó ni perdonará por sus crímenes a los hermanos Castro. A unas acusaciones serias y fundamentadas responde con tópicos desgastados que tal vez surtan efecto en un periodismo despistado que continúa creyendo que hay que acabar con Estados Unidos para que así los pueblos del Tercer Mundo encuentren la paz y sobretodo dejen de ser pobres.

Hace unos tres años en esta columna llamé la atención sobre el artículo de una colaboradora de “El Tiempo” donde se hacía la defensa entusiasta de lo que se consideraba un ejemplar grupo de izquierda: La ETA. Y si uno examina la basura escrita de muchos columnistas de esa tendencia, nos encontraremos con la misma exaltación de la ETA presentada como un admirable grupo revolucionario.

A las característica ignorancia de nuestros más connotados columnistas colombianos en materia de política internacional, le podemos atribuir esta confusa aceptación de un grupo de terroristas desalmados, pero lo cierto del caso es que la aceptación de la ETA ha sido algo tan normal como el silencio que esos comentaristas suelen utilizar en lo que se refiere a los crónicos atropellos del régimen cubano y por supuesto a los crímenes de la guerrilla. La ETA se refugió primero en Cuba y luego en México, que los deportó, y en la Venezuela de Chávez, finalmente, encontraron el ambiente propicio para ayudar en el proyecto de revolución bolivariana propuesta por Chávez y las Farc.

Recordemos a los tres irlandeses del IRA, otro grupo terrorista que había llegado a apoyar a las Farc en su tarea revolucionaria. Todo esto trató de hacerse aparecer como algo normal cuando se dio comienzo el despeje del Cagúan. El provincianismo, la torpeza de nuestra justicia dejó escapar a los tres connotados especialistas en bombas, pero Eta no dejó de entrar y salir desde Venezuela. ¿Conoce alguno de esos comentaristas lo que ha significado como dolor el terrorismo de la ETA? Dividir a los vascos en bandos irreconciliables fue una tarea infame que contó con la complicidad de un nacionalismo a ultranza de la clase media y no del pueblo. En estas últimas semanas la policía francesa y española han venido dando golpes continuos a estas bandas asesinas, desmontando su estructura militar.

Otegi, dirigente de Eta, pasó 17 años en la cárcel condenado por el asesinato de 25 ciudadanos. Se lo volvió a condenar por el enaltecimiento verbal del terrorismo. Escapó a Belfast donde continuó exaltando a ETA hasta que Irlanda decidió entregarlo a las autoridades españolas, que lo acaban de condenar a otros dos años de cárcel por el enaltecimiento del terrorismo. El nombramiento de Patxi López como lehendakari ha supuesto el regreso a la libertad de un pueblo que había sido dominado por el chantaje del terror, tal como lo pude comprobar en varias visitas a Bilbao, a San Sebastián.

En Medellín estuvo de visita cuando era lehendakari, Ibarretxe, un nacionalista cerrado que en muchas ocasiones se hizo el de la vista gorda ante los atropellos y asesinatos de la Eta. ¿Qué sucedería si en Colombia la justicia comenzara a juzgar a quienes desde los distintos medios de comunicación hacen el enaltecimiento de las Farc y se burlan del ejército y la policía?

Es esta la diferencia entre una y otra concepción de la justicia, entre uno y otro periodismo, entre una izquierda que fue capaz de condenar el pasado estalinista, entre una democracia que ejerce la justicia frente al terrorismo y nuestros jueces que aisladamente dictan sentencias jurídicas que desconocen el alcance que tiene el terrorismo, juzgado hoy desde la perspectiva de un proyecto infame que sólo ha dejado dolor y tristeza pero que afortunadamente se está viniendo abajo.

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