miércoles, 10 de marzo de 2010

Novedoso frente antiterrorista

Editorial

El Mundo, Medellin

Marzo 10 de 2010

Si el general Naranjo ha conseguido comprometer a sus colegas de Cuba y Nicaragua en combatir por igual la guerrilla y el narcotráfico, ¡qué maravilla!

A diferencia de ciertos organismos con nombres rimbombantes y objetivos gaseosos, cuya aparición no pasa de ser una explosión de luces de artificio para la figuración de ciertos personajes – como el llamado Consejo Sudamericano de Defensa, derivado de UNASUR – existen otros como la Comunidad de Policías de América – AMERIPOL – que sin haber tenido origen en una de tantas cumbres presidenciales, desde su fundación, hace poco más de dos años, viene trabajando con discreción y eficacia contra la delincuencia organizada trasnacional.

En su bien estructurado sitio en Internet nos enteramos de que el origen de AMERIPOL fue el III Encuentro de Directores, Comandantes y Jefes de Policías de Latinoamérica y El Caribe, celebrado en Bogotá del 12 al 15 de noviembre del 2007, en el Centro Social de Oficiales de la Policía Nacional de Colombia. La comunidad se concibió como “un mecanismo de cooperación hemisférico, integrado y coordinado, cuyo propósito es promover y fortalecer la cooperación policial en materia técnico científica; capacitar, dinamizar y hacer más efectivo el intercambio de información con fines de inteligencia; coordinar y potenciar acciones sostenidas de investigación criminal y asistencia judicial entre los cuerpos de Policía y/o instituciones homólogas de América, que se traduzcan en la consolidación de la doctrina y filosofía policial y en la prevención y neutralización del delito”.

En principio, la organización se constituyó con los cuerpos policiales de 16 países: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Paraguay, Perú, República Dominicana y Uruguay. Pero durante la I Cumbre de AMERIPOL, celebrada el 27 de abril de 2008 en la Santiago de Chile, se fortaleció con el ingreso de Haití, Nicaragua y Panamá, como países miembros, y como observadores permanentes: la Guardia Civil Española, la Policía Nacional de España, la Guardia de Finanzas de Italia, Carabinieri de Italia, la Secretaría de Seguridad Multidimensional de la OEA, la Comunidad Latinoamericana y del Caribe de Inteligencia Policial (CLACIP) y la DEA de los Estados Unidos.

Es un orgullo para Colombia que en su fundación y puesta en marcha haya sido fundamental el liderazgo del Gobierno y de la Dirección General de la Policía Nacional. Precisamente, la sede de la Secretaría Ejecutiva fue inaugurada el 17 de abril de 2008 en Bogotá, y es ejercida por el general Oscar Naranjo. La presidencia rotatoria estuvo a cargo, primero de Chile y actualmente la ejerce Brasil. Desde Bogotá se lidera y se coordina el trabajo asignado a las llamadas Unidades de Coordinación Técnico-Científica, de Inteligencia, de Investigación Criminal y Asistencia Judicial y de Capacitación y Doctrina – según rezan los estatutos – y se articula y coordina la cooperación policial entre los países miembros de América, a través de las Unidades Nacionales, en la lucha contra una gama bastante amplia de delitos como: Tráfico ilícito de estupefacientes, trata de personas, hurto de vehículos, falsificación y lavado de dinero, tráfico ilícito de materias radioactivas y nucleares, tráfico ilícito de armas, municiones y explosivos, delitos informáticos y terrorismo.

A propósito, nuestro interés por conocer más acerca del origen, objetivos y logros de AMERIPOL – una sigla que francamente no figuraba en nuestros registros – surgió de la lectura del comunicado de la Presidencia de Colombia según el cual, en el marco de la visita a Bogotá de su presidente y al mismo tiempo Director de la Policía Federal del Brasil, Luiz Fernando Correa, el lunes se firmó entre la Comunidad de Policías de América y la Unión Europea una “alianza estratégica para perseguir el crimen organizado y combatir actividades internacionales de enlaces de organizaciones terroristas”. En desarrollo de la alianza, la UE aportará en los próximos tres años 1,5 millones de euros – unos dos millones de dólares – para financiar programas de “identificación, localización y judicialización de personas vinculadas directa o indirectamente con la guerrilla, ya sea en uno u otro continente”.

Muy importante esa colaboración, ya no sólo entre las policías de gran parte de Latinoamérica y el Caribe, sino de éstas, a través de AMERIPOL, con la Organización de Policías de Europa, EUROPOL, en un cometido de primer orden como es el desmantelamiento de las redes de colaboradores de las Farc que, según la UE, tienen presencia en 17 países del viejo continente. Hace pocos días, precisamente, el Secretario General de la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol), Ronald K. Noble, señaló la lucha contra esa organización como una alta prioridad para las autoridades del mundo. En ese sentido, el gran aporte de la Policía y de las Fuerzas Militares colombianas han sido las recientes operaciones Fénix, Fortaleza y Timaná, que han develado los nexos de las Farc con grandes carteles del narcotráfico en América y Europa, a lo que se suma la invaluable información de los computadores incautados a “Reyes” y a otros jefes de las Farc, capturados o muertos en los últimos años.

Nos queda una inquietud. Entre los miembros de AMERIPOL aparecen Cuba y Nicaragua, sobre cuyo compromiso en la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico tenemos serias dudas. En Cuba, que sepamos, la Policía es más un cuerpo de vigilancia política de disidentes del régimen comunista. Pero si el general Naranjo ha conseguido comprometer a sus colegas de esos países en el empeño de combatir por igual la guerrilla y el narcotráfico, ¡qué maravilla!

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