sábado, 13 de marzo de 2010

¿Política con Derechos Humanos?

Editorial

El Colombiano, Medellín

Marzo 13 de 2010

Por cuenta de los derechos humanos, Colombia ha sido objeto de manipulaciones y tergiversaciones, presiones indebidas, condenas amañadas, uno que otro reconocimiento y hasta intromisión en política por parte de la comunidad internacional. No es sino analizar tres hechos en esa materia durante esta semana para comprobarlo.


Primero fue el reconocimiento que hizo en el pleno del Parlamento el canciller español Miguel Ángel Moratinos, quien puso al Presidente Álvaro Uribe como un ejemplo en América en el tema del respeto a los derechos humanos.


Después fue la Alta Comisionada de la ONU, Navy Pillay, la que presentó su informe anual y advirtió que en Colombia "aumentaron las intimidaciones y amenazas de muerte contra defensores de derechos humanos, líderes sociales y sus familias", con información que, en buena parte ha sido desmentida.


Y antier, el Departamento de Estado de Estados Unidos, a escasas 24 horas de los comicios electorales en Colombia, le metió política a su informe sobre la materia, al introducir en él un capítulo sobre presunta corrupción en el programa Agro Ingreso Seguro (AIS), un tema que nada tiene que ver con derechos humanos. ¿Quiénes y con qué intereses podrán tener tanta influencia en círculos de poder del Partido Demócrata estadounidense? Tiene que ser gente que se mueve como pez en el agua por las calles de Washington.

Todo esto para ratificar que las cosas son del color del cristal con que se miran y que la firmeza y transparencia con que el Gobierno nacional ha afrontado a los distintos actores del conflicto, incluido uno que otro miembro de la Fuerza Pública que traicionó sus deberes con la Patria, no admite discusión respecto de los logros de la Seguridad Democrática.


El Canciller Moratinos aseguró que "Colombia es hoy un país distinto, mucho mejor al que recibió el Presidente Uribe hace casi ocho años y destacó la transparencia con que el Gobierno afronta las dificultades que aún persisten en materia de derechos humanos por el accionar de las guerrillas y las bandas emergentes.


Ni el informe de la ONU ni el del Departamento de Estado desconocen los avances en la protección y promoción de los derechos humanos, pero mantienen su parcialidad al no reconocer las sanciones y las denuncias que el Gobierno ha hecho sobre los vínculos de algunos miembros de la Fuerza Pública con grupos al margen de la ley. Dejan en claro, empero, que los casos de violación de d.h. que aún persisten, "no obedecen a una política de Estado". Ni son una estrategia institucional.


Llama la atención, eso sí, que mientras el Gobierno colombiano denunció ante la comunidad internacional la intromisión de gobiernos extranjeros en el proceso electoral que se avecina, sea el propio Departamento de Estado norteamericano, conocedor de primera mano de los esfuerzos que hace Colombia en materia de lucha contra el narcotráfico y el terrorismo, el que ahora lo haga y acuse de corrupción a uno de los precandidatos a la Presidencia, en este caso al ex ministro Andrés Felipe Arias.


Resulta paradójico, por decir lo menos, que mientras el Presidente Barack Obama remite una elogiosa carta a su homólogo Álvaro Uribe y le reconoce su actitud de respeto por la independencia de los poderes en nuestro país, en alusión al fallo de la Corte Constitucional sobre el referendo, el Departamento de Estado envía un mensaje contradictorio y con fuerte tufillo político. ¿A qué juega? ¿No estará siendo idiota útil? Los hechos hablan por sí solos.

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