domingo, 29 de noviembre de 2009

Una reunión y tres problemas

Moisés Naím*

El Tiempo, Bogotá

Noviembre 29 de 2009

Esta semana convoqué en Washington a un interesante grupo para intercambiar ideas acerca de las más importantes tendencias mundiales. Participaron reconocidos analistas de la economía y la política internacional, altos funcionarios del gobierno estadounidense, políticos, presidentes de organismos multilaterales, jefes de think tanks, editores de diarios y revistas de Europa y las Américas, profesores y directivos de grandes empresas.

El propósito de la reunión no fue ofrecer recomendaciones, emitir un comunicado o llegar a acuerdos sino, simplemente, pensar en voz alta. Inevitablemente, la diversidad del grupo y el formato abierto de la conversación, sin discursos, agenda previa o ponencias escritas, llevó a discutir innumerables temas. Fue una reunión fascinante e imposible de resumir y de la cual cada quien sacó sus propias conclusiones. Esta es mi muy personal, arbitraria e incompleta selección de tres problemas que me quedaron en mente.

1) La pérdida de eficacia de la democracia estadounidense. La influencia de múltiples grupos de presión, el aumento del número y la complejidad de los problemas y la extrema politización del debate acerca de las soluciones corroen la eficacia de las acciones de la superpotencia. El sistema de salud, el medio ambiente o Afganistán son ejemplos de los mil retos a los que el sistema político estadounidense está respondiendo de manera tardía y mediocre. Este, por supuesto, no es solo un problema suyo, sino de todas las democracias. Aquí cabe, por supuesto, la inevitable aclaración de que la solución no es refugiarse en el autoritarismo, cuyos costes y peligros son siempre superiores a los de la democracia. Pero la pérdida de eficacia de las democracias es un problema enorme, cuyas manifestaciones se agudizarán en los próximos años.

2) El crimen, la inseguridad ciudadana y la corrupción ya no son problemas locales. En un número grande y creciente de países, los ciudadanos han perdido el derecho a salir de su casa sin miedo a ser robados o secuestrados. En otros países ni siquiera tienen el derecho de estar dentro de sus casas sin miedo a ser víctimas de los criminales. Esta no es solo una tragedia de los países más pobres, sino que también comienza a afectar a los países más desarrollados. Peor aún, el problema no es sólo el aumento del crimen en las calles, sino su aumento dentro de las sedes de gobierno. No estamos hablando de crimen al por menor, sino de crimen a gran escala. No de burócratas que cobran comisiones, sino de ministros, legisladores y hasta de jefes de Estado que forman parte de organizaciones criminales que operan internacionalmente. Por ejemplo, la corrupción y la influencia del crimen organizado en los gobiernos de Afganistán, México, Venezuela, la zona de los Balcanes o Rusia no solo victimiza a los ciudadanos, sino al mundo entero. Esto es algo en lo que vengo insistiendo hace tiempo. Hasta escribí un libro sobre ello. Pero me llamó la atención que salió repetidamente a relucir como una principalísima preocupación de gente que trabaja en muy diversos sectores y países.

3) ¿Será Europa la Atlántida del siglo XXI? Según Platón, la Atlántida era una gran potencia que "en un solo día y noche de desgracia" desapareció del mapa. ¿Desaparecerá Europa de los mapas de la política y la economía mundiales en este siglo? Europa tiene por delante retos enormes y muy difíciles de vencer. Su integración y la adopción de instituciones de gobierno comunitario más eficaces, el desempleo estructural y la inmigración, la competitividad y su debilidad para actuar mancomunadamente en el mundo son solo parte de la larga lista de problemas que los europeos deben solucionar. La dificultad adicional es que el mundo no se va a detener a esperar a que Europa resuelva sus problemas. Mientras los europeos se reúnen y debaten, el resto del mundo crece y va dejando atrás al Viejo Continente. Según un estudio reciente de Uri Dadush, del Carnegie Endowment, en el año 2050 China, India y Estados Unidos serán las tres economías más grandes del mundo, mientras que el peso económico y político de Europa declinará dramáticamente. Este no es un destino inevitable. Pero, a menos que algo cambie profundamente en Europa o en el resto del mundo, este es, por ahora, un destino muy probable.

En la reunión de Washington discutimos muchos otros temas y no todo fue tan negativo como estos tres que aquí destaco. Pero, lamentablemente, los problemas ocuparon más de nuestro tiempo que las buenas noticias.

* Editor de 'Foreign Policy'

Otra imposible conspiración

Salud Hernández-Mora

El Tiempo, Bogotá

Noviembre 29 de 2009


Hace unos años, cuando las Auc existían y eran poderosas, crucé el golfo de Urabá, de Acandí a Necoclí, en un fueraborda. Pilotaba el comandante 'Alemán' e íbamos acompañados por su escolta, seis hombres armados vestidos de camuflado. El jefe del bloque Élmer Cárdenas navegaba con destreza por la desembocadura del caudaloso Atrato, que vomita troncos y ramas tras su recorrido por la selva chocoana. Arrancamos sobre las 11 de la mañana, fuimos tranquilos y llegamos sin novedad.

Desde aquel día supe que en la Armada, ciega a nuestro paso, había demasiadas manzanas podridas. Por eso, no me extrañaron las revelaciones sobre un contraalmirante y un recibo con huella. Sí me sorprendió y lamenté que fuese Arango Bacci el señalado, dada su impecable trayectoria y prestigio.

No sé si es inocente o culpable, pero en ese juicio confío en la Corte Suprema. No veo que los magistrados tengan interés distinto de valorar las pruebas conforme a su criterio jurídico.

Lo que no me trago es la manida tesis de la conspiración. Puede tener enemigos, pese a ser Arango muy afable, pero no encuentro cómo y por qué causa y fines las siguientes personas e instituciones se confabularon para hundirlo: 1) Capitán Tovar, jefe de contrainteligencia, cuerpo imprescindible para acabar con las manzanas podridas. Lo nombra el almirante Soto, del bando de Arango. 2) Unaim de Barranquilla. Abre investigación tras la interdicción de la motonave Guayacán, donde aparecen las cartas de navegación que muestran que los narcotraficantes conocían la posición de las fragatas de las Armadas de Colombia, de USA, Gran Bretaña y Holanda en el Caribe. Desarticularon la red -16 detenidos- que compraba dicha información y enviaba go-fast con coca a Centroamérica. 3) Las dos expertas criminalísticas del CTI de Cartagena, primeras en examinar el famoso recibo de la huella. Confirmaron su autenticidad. 4) Dos peritos independientes del DAS que concluyeron lo mismo. 5) El embajador Brownfield. Cuando metió las narices en el caso Arango, dando a entender que Washington sabía algo, no lo hizo porque sí. Su país identificó a quien trabajaba en su Fuerza Naval con la red colombiana, aunque no quieran admitirlo. 6) 'Chupeta' y su computador. En él aparece el pago por el movimiento de la fragata 'Almirante Padilla', bajo mando de Arango, que permitió el paso libre de una go-fast. 7) Eyssin Matos, testigo de dos reuniones de Arango con mafiosos. Esta semana explicó en la Defensoría del Pueblo por qué se retractó y las razones para sostenerse en sus primeras declaraciones. 8) Capitán de corbeta Jorge Ahumada. En una conversación grabada le dice a un traqueto que Arango permitirá que habiliten en Cotecmar un buque para encaletar droga. 9) Juan Manuel Santos. Recibió el recibo con la huella y decidió, una vez comprobada su autenticidad, enviarlo a la Fiscalía. 10) Almirante Echandía, ex director de Inteligencia. 11) Juvenal Serna. Testigo de la Fiscalía. Presente en un encuentro con mafiosos, grabado, en donde se refieren a Arango como colaborador. 12) Comandante de la Armada, almirante Barrera. Mostró a una periodista el recibo de la huella para certificar su existencia. 13) Ex fiscal Iguarán halla pruebas para iniciar el caso; ex fiscal Zarabanda, investigador que concluye que hay méritos para acusar a Arango.

Por falta de espacio dejo fuera indicios y participantes. De todo hay fechas, nombres y lugares. Es imposible que tanta gente diversa, sin nexos ni rumbos comunes, conspiraran contra el contraalmirante para cerrarle el paso a su futuro. Si la Corte lo declara inocente, perfecto. Pero no podemos inventar contubernios, perseguir tanto a funcionarios como a los cuerpos que combaten la corrupción dentro de las Fuerzas Armadas y pedir cabezas cada vez que cumplen con su deber, sólo porque nos cae bien el supuesto culpable. La próxima vez, cuando descubran otro alto mando, taparán pruebas para evitarse líos.

Nota de Eltiempo.com: Por solicitud del autor, los comentarios han sido deshabilitados de esta columna.

¿Inocente o culpable?

María Isabel Rueda

El Tiempo, Bogotá

Noviembre 29 de 2009

Igual de despistada estaba el 18 de agosto del 2007, cuando explotó este escándalo. El asunto pintaba, y lo sigue haciendo, como un 50-50. Y escribí en mi columna de Semana que si Arango Bacci resultaba inocente, quedaría gravemente en entredicho la credibilidad del ministro Santos y del comandante de la Armada, el almirante Barrera, por haber confiado en una información de inteligencia tan chimba. "¡Cuántas cabezas tendrían que rodar por ello!", dije. Pero, si resulta culpable, Arango Bacci no solo quedaría como un inmoral que prefirió botar por la borda el prestigio de la Armada colombiana, sino como "un estúpido por haberse mezclado con la mafia y dejado su huella como prueba". En ese entonces no oculté que por conducto del almirante Barrera había tenido acceso al recibo incriminatorio que contenía la huella supuestamente auténtica de Arango Bacci.

Dos años después, la Corte Suprema me ha llamado a declarar. En un comienzo me negué a hacerlo mediante una carta en la que expresé que lo que sabía del caso era producto del ejercicio de mi trabajo como periodista y que, por consiguiente, me amparaba el secreto profesional. La Corte no me aceptó la excusa alegando que sus preguntas se iban a basar en la columna publicada. Acudí entonces a ratificar lo que había escrito dos años atrás en la revista.

Pero lo que ha sucedido después con mis declaraciones en la Corte es el motivo de esta columna. El almirante Barrera se ha mostrado sorprendido ante algunos círculos por que yo hubiera revelado que, por su conducto, tuve acceso al recibo con la huella. Jamás habría cometido la falta de ética profesional de revelar mi fuente, por la cual me haría matar. Ese reclamo nunca me lo han hecho en 35 años de vida profesional. Tampoco tiene derecho de hacerlo el almirante Barrera, puesto que acudí a él en calidad de instancia institucional, no sometida a reserva alguna, como superior del almirante Arango Bacci. Él solo se limitó a mostrarme el documento, sin emitir un juicio de responsabilidad, pero evidentemente con gran preocupación sobre su eventual autenticidad. Cuando interrogué inmediatamente después al almirante Arango para escribir la columna que menciono atrás, le manifesté mi sorpresa por la existencia de una prueba tan torpe como la huella en un recibo de la mafia. Lo que hice ante la Corte fue ratificar exactamente lo que acabo de explicar.

Por su parte, el abogado del almirante Arango Bacci, el doctor Jaime Granados, ha pretendido convertir mi declaración en la prueba de que contra su defendido se fraguó un complot dirigido por sus superiores. No creo que de la actitud del almirante Barrera de responder el requerimiento profesional de esta periodista pueda deducirse ni lejanamente un ánimo de enlodar la carrera militar del procesado. Él no me buscó. Fui yo quien le pregunté por el recibo.

A ambas partes les voy a solicitar que no manipulen las declaraciones que di ante la Corte. Porque ni he violado la reserva de ninguna fuente, ni lo dicho por mí permite suponer que al almirante Gabriel Arango le tendieron una trampa sus propios superiores.

Ahora: si la huella fue sobrepuesta en el papel, según parece, lo dirá el dictamen judicial. Aunque tengo entendido que esa no es la única prueba que obra en el proceso, lo cual es evidente por la seguridad con la que el embajador de los Estados Unidos ha calificado lo sucedido como un gravísimo caso de narcotráfico.

Lo cierto es que alguien vendió las coordenadas de las rutas de navegación de la Armada colombiana. Ojalá lo descubran. Y lo castiguen ejemplarmente.

¡SE ME OLVIDA! Resumen del apoyo de los Estados Unidos en la crisis con Venezuela: según el Departamento de Estado, que Obama manda a decir que ve a Colombia como un aliado...

Peligro: campo minado

Editorial

El Tiempo, Bogotá

Noviembre 29 de 2009

Los campos de Colombia están sembrados de un asesino silencioso, responsable de miles de víctimas y que amenaza permanentemente la vida y la integridad física de cientos de miles de campesinos y de la fuerza pública en el 46 por ciento de los municipios del país. Son las incontables minas antipersonas y las municiones sin explotar que los grupos armados ilegales han venido plantando indiscriminadamente en áreas donde habitan y transitan civiles inocentes.

A partir de hoy y hasta el 4 de noviembre, Cartagena es la sede de la cumbre de los 156 países firmantes de la Convención de Ottawa, el instrumento jurídico internacional para promover la prohibición del uso, fabricación, almacenamiento y tráfico de estas armas. El tratado, que cumple 10 años de vigencia, es respaldado por el 80 por ciento de las naciones del planeta y ha impulsado la destrucción global de más de 42,3 millones de minas por los Estados miembros.

Esto ha llevado a que tanto su comercio como su producción no solo estén estigmatizados, sino a que se hayan reducido dramáticamente en la década de existencia de la Convención. Asimismo, el acuerdo cubre operaciones de erradicación de los campos minados. Este esfuerzo internacional, promovido por Estados y ONG, fue galardonado con el Premio Nobel de Paz en 1997. No obstante, aún existen unos 37 países, entre ellos poderosas potencias, como Estados Unidos, Rusia y China, que, por razones de estrategia militar, se niegan a suscribir el tratado de Ottawa. El caso de Washington es paradójico: mientras apoya con recursos la destrucción de las minas, su responsabilidad en la Zona Desmilitarizada entre Corea del Norte y Corea del Sur, sembrada de estos dispositivos para evitar invasiones, lo disuade de convertirse en Estado firmante.

* * * *

Cartagena es el escenario propicio para que el gobierno colombiano, en cabeza del vicepresidente de la República, Francisco Santos, comparta los resultados de su lucha por el desminado. Desde la ratificación del tratado, 19.000 minas de las Fuerzas Armadas han sido destruidas, así como 12 de los 34 campos minados bajo jurisdicción militar. El Ejército colombiano está desarrollando programas de desminado dentro de un ambicioso plan gubernamental a diez años, a un costo de más de 600.000 millones de pesos.

Sin embargo, estos esfuerzos estatales por cumplir con los compromisos de la Convención contrastan con el creciente sembrado indiscriminado de minas 'hechizas' que las Farc y el Eln han desplegado por 31 de los 32 departamentos del país. Antioquia, Nariño, Cauca, Arauca, Casanare, Boyacá, Norte de Santander, Putumayo, Caquetá y Meta son consideradas regiones críticas, donde los mapas de los campos minados y el del narcotráfico se superponen. Estos grupos guerrilleros han incluido los artefactos explosivos en sus estrategias militares para proteger laboratorios y cultivos de coca, impedir el avance de los operativos militares y generar terror entre la población civil.

Las Farc se han convertido, según el más reciente informe del Monitor de Minas Terrestres, en el grupo armado ilegal que más las usa en el mundo, junto con los Tigres Tamiles, de Sri Lanka, y el Ejército de Liberación Karen, de Myanmar. El gusto macabro de la guerrilla por estos explosivos mantuvo a Colombia por varios años en el primer lugar en mayor número de víctimas de minas antipersonas. En el 2008, 777 colombianos -más de dos por día- sufrieron sus terribles e inhumanas secuelas de muerte y mutilación. Ese año, solo Afganistán, epicentro de la guerra de Estados Unidos contra los talibanes, superó al país en este deshonroso palco de honor. Además, según denuncias del vicepresidente Santos, se han encontrado otros tipos de explosivos improvisados, "microminas", diseñados para mutilar el rostro, así como minados "muertos", para activar a control remoto.

* * * *

El drama de las minas es una profunda herida física y territorial que marca a las sociedades en guerra muchos años después de la firma de la paz. Camboya, por ejemplo, es un recordatorio dramático de esa realidad: entre 4 y 6 millones se calcula que se sembraron en sus 30 años de guerra civil. El abismo entre su bajo costo de instalación y los miles de millones de dólares que vale su identificación y destrucción complica aún más las campañas de desminado. Todo esto sin incluir el largo, difícil y oneroso proceso de rehabilitación física y sicológica de las miles de víctimas que las finanzas públicas se ven obligadas a asumir.

El liderazgo que Colombia está asumiendo en la erradicación de las minas merece ser acompañado por la comunidad internacional: con respaldo diplomático al condenar duramente a las Farc y con ayuda económica para asumir las pesadas cargas. El mejoramiento de la asistencia hospitalaria a las víctimas civiles y la destrucción del resto de zonas minadas en los alrededores de varias bases militares son aspectos que el Gobierno podría acelerar. La cumbre de Cartagena constituye el foro internacional por excelencia para que las problemáticas de los mutilados y heridos por estos artefactos ganen un merecido protagonismo. Y para adoptar un ambicioso plan de acción que refuerce las medidas de protección y asistencia a las víctimas.

Otra condena a Irán

Editorial

El Mundo, Medellín

Noviembre 29 de 2009

Acogemos la resolución de la AIEA como un paso adelante y como un triunfo indiscutible de la política impulsada en esta materia por el presidente Obama.

La agencia Internacional de Energía Atómica, AIEA, el organismo de vigilancia nuclear de Naciones Unidas, expidió el viernes una resolución de condena a la política de Irán en esa materia, en la que expresa “su preocupación” porque el régimen de Teherán sigue “desafiando las exigencias de la comunidad internacional”, la principal de todas, la cancelación por completo del programa de enriquecimiento de uranio. La AIEA critica la construcción, sin previo aviso, de una nueva planta de enriquecimiento de uranio en la ciudad de Quom, al suroeste de Teherán, que muchos expertos consideran que, por su tamaño, no resulta creíble que pertenezca a un programa nuclear civil y con fines pacíficos. EEUU y algunos de los países más poderosos de Europa han expresado sus sospechas de que Irán está trabajando en un programa nuclear militar clandestino, con miras a poseer la bomba atómica. Las sospechas se acentuaron con la revelación, en septiembre pasado, de ese segundo sitio de enriquecimiento de uranio que Irán venía construyendo en secreto desde hace dos años y que se vio obligado a divulgar ante a presión internacional.

La resolución insta a las autoridades iraníes “a suspender inmediatamente la construcción de su nueva planta”, porque con ella “reduce el nivel de confianza sobre la ausencia de otras instalaciones y crea dudas sobre si existen otras planta nucleares en Irán que no han sido declaradas”. La decisión de la AIEA no implica sanciones inmediatas pero sí provee de mayores argumentos al Consejo de Seguridad de la ONU para que actúe en consecuencia, aparte de que marca un paso adelante en los esfuerzos de los líderes mundiales por poner en cintura al régimen iraní y evitar que - ¡Dios no lo quiera! – un puñado de extremistas y fanáticos corone su proyecto de desarrollar un arma nuclear para amenazar, no sólo al Estado de Israel, dado el furioso antisemitismo del señor Ahmadinejad, sino al mundo entero. De hecho, las recomendaciones de la Agencia pasan a estudio del Consejo de Seguridad que, como se sabe, ha aprobado hasta el momento tres rondas de sanciones a Irán que incluyen la prohibición de realizar intercambios comerciales con materiales nucleares, así como restricciones financieras y de viaje, que prácticamente han resultado inocuas como medio de presión.

La resolución de la Junta de Gobernadores de la AIEA, donde están representados 35 países, tiene varios aspectos destacables. Uno, que se trata de la primera vez en tres años que ese organismo emite un pronunciamiento específico sobre el programa nuclear iraní, pues en este tiempo la presión ha estado fundamentalmente a cargo de Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Alemania, que son las que han impulsado las sanciones en el seno del Consejo de Seguridad. Más importante aun es que las cuatro potencias occidentales consiguieron, en este caso, el voto favorable de Rusia y China, sin que eso implique, según los entendidos, que éstas vayan a apoyar necesariamente nuevas sanciones en el seno del Consejo de Seguridad, pero sí es una prueba de que la contumacia del régimen iraní comienza a exasperar incluso a quienes podrían ser sus eventuales aliados, o al menos neutrales, en caso de que Occidente se viera obligado a pasar de la vía diplomática a otra más contundente. De hecho, el presidente Obama, el líder occidental que mejor ha entendido la situación, ha notificado en varias ocasiones que después de un escalamiento en las sanciones económicas y políticas al régimen de Teherán, no se excluía, en último término, la utilización de la fuerza si finalmente no se conseguía nada a través de la diplomacia. Lo que se prevé, a partir de esta decisión de la AIEA, es que las sanciones sobre las que ha venido trabajando el gobierno norteamericano lleguen a afectar los sectores energético y financiero de Irán, incluyendo un eventual veto a las inversiones en el mercado del petróleo y del gas, y restricciones a los bancos que hasta ahora no se han visto afectados.

Nos llamó la atención la manera como se votó la resolución, cuyo texto fue preparado por Alemania y apoyado unánimemente por el Grupo de los Cinco - Estados Unidos, Rusia, China, Francia y Reino Unido –. De los 35 miembros, 25 votaron a favor, tres lo hicieron en contra (Cuba, Venezuela y Malasia), seis se abstuvieron (Turquía, Pakistán, Afganistán, Brasil, Sudáfrica y Egipto) y Azerbaiyán abandonó la reunión antes de que se votara la resolución. Que Cuba y Venezuela hayan votado en contra es apenas lógico, dada la manifiesta solidaridad de sus gobiernos con su homólogo iraní en esta materia. En cuanto al voto de Malasia es un poco extraño, y sólo podría explicarse por su condición de país islámico. En cuanto a las abstenciones, es muy probable que los que comparten fronteras con Irán prefieran hacerse al margen para no ser objeto de su “santa ira”. En cambio, en el caso del Brasil del señor Lula Da Silva, su aspiración a convertirse en un miembro permanente del Consejo de Seguridad podría sufrir un revés con esta abstención, que lo deja mal parado con los más poderosos miembros de ese organismo, aparte de que su amigo Ahmadinejab no debe haber quedado muy contento, luego del abrazo de hace una semana en que le dijo que Irán estaba en su derecho de tener un programa nuclear con fines pacíficos.

Acogemos, pues, esta resolución de la AIEA como un paso adelante y como un triunfo indiscutible de la política impulsada en esta materia por el presidente Obama.

sábado, 28 de noviembre de 2009

Gloria Cuartas y la "traición a la patria"

Eduardo Mackenzie

Blog Debate Nacional, París

Noviembre 28 de 2009

Sólo el cinismo y la incapacidad para reconocer la verdad le permite a la ex alcaldesa Gloria Cuartas decir que el acuerdo entre Bogotá y Washington sobre las bases colombianas es un “atentado” contra la soberanía del país. Quien dice eso, atreviéndose, de paso, a acusar al presidente Álvaro Uribe de “traición a la patria”, es la misma que aplaudía hace unos años la ocupación de Europa del Este por las tropas del Pacto de Varsovia. La misma que veía en la URSS y en la Alemania del Este ejemplos para la humanidad. Entre tanto, la URSS y sus regímenes satélites se derrumbaron, gracias a una serie de revoluciones políticas donde las “masas populares”, para emplear el manido cliché leninista, jugaron el papel decisivo.

Gloria Cuartas y el Partido Comunista Colombiano, dirigentes a su vez del Polo Democrático y de algunos grupúsculos chavistas, no dejaron de lamentar ese desplome. En el fondo, ellos siguen esperando hacer de Colombia y Venezuela un rebrote de eso, un infierno socialista, sin libertades, sin economía y sin futuro.

En estos días se celebra en todas partes el 20 aniversario de la caída del muro de Berlín. Gloria Cuartas, quien habla de “soberanía nacional”, olvida que la RDA estaba ocupada por 300 000 soldados soviéticos, es decir que ese país no tenía rastro alguno de soberanía nacional.

Gloria Cuartas y sus amigos, quienes hablan de “traición a la patria”, olvidan que Raúl Reyes fue formado en la RDA para que regresara a Colombia a perfeccionar la maquinaria para matar colombianos. Ella y su “colectivo Las Polas”, que dicen preocuparse por “la violencia política contra las mujeres”, ocultan lo que ocurrió el 17 de junio de 1953 en Berlín Oriental cuando el levantamiento popular contra el régimen comunista fue aplastado por los blindados soviéticos. Entre el centenar de manifestantes que murieron en las calles había decenas de mujeres. ¿No saben que, además, los tribunales comunistas ordenaron fusilar a 20 huelguistas arrestados en esa jornada de lucha?

Gloria Cuartas y sus amigos no protestaron jamás por eso, ni protestaron en 1961 cuando Khruchtchev ordenó la construcción del muro de Berlín.

Ellos quieren que los colombianos olviden lo que ocurría en las sociedades que los soviéticos sometieron. Quieren que ignoremos que entre octubre de 1949 y el 13 de agosto de 1961, fecha de la construcción del infame muro, 3,5 millones de alemanes huyeron hacia Occidente pues no podían soportar ese Estado “de obreros y campesinos”, donde, los campesinos habían perdido sus tierras, los médicos e ingenieros debían convertirse en funcionarios y donde los institutores perdían su empleo por no ser comunistas. Quieren que olvidemos que entre 1949 y 1989, 200 000 personas fueron encarceladas en la RDA por motivos políticos, que entre 1961 y 1983, cerca de 1 200 personas murieron tratando de cruzar el muro de Berlín.

A los activistas que capitanea Gloria Cuartas, enfermos de anti uribismo, habría que recordarles lo que fue la RDA, para sólo hablar de uno de los regímenes totalitarios que ellos tanto admiran. Recordarles que la STASI, la policía política de Alemania del Este, creada bajo el modelo de la Checa soviética y la Gestapo alemana, llegó a tener, hasta octubre de 1989, al final del gobierno de Erich Honecker, 91 000 agentes permanentes y 61 000 más ocasionales, para vigilar a diario los hechos y gestos más íntimos de los 17 millones de habitantes de ese pobre país.

Que la población de la RDA, sobre todo los funcionarios, los intelectuales, los jóvenes, los obreros, las iglesias, las universidades, eran espiados por el gobierno. La STASI podía interceptar las conversaciones telefónicas que quería y poner los micrófonos que quería y donde quería. Ese ministerio, encargado de defender al Partido Socialista Unificado (el partido comunista) y combatir a “los enemigos del socialismo”, como decían sus estatutos, podía firmar órdenes de captura sin pasar por la oficina de un juez y abría, a diario, 90 000 cartas privadas. Esa policía alcanzó a redactar seis millones de expedientes individuales, y a tomar un millón y medio de fotos de sus víctimas. Todo eso puede ser consultado y dos millones y medios de alemanes lo han consultado.

“Las Polas”, las Piedades y las Glorias quieren que olvidemos que las técnicas de represión más feroces fueron utilizadas allí, sobre todo en el primer periodo de la RDA: desde las torturas y los fusilamientos clandestinos, hasta los métodos más sofisticados de tortura psicológica para destruir la personalidad de los detenidos, mediante drogas, intimidaciones, humillaciones y la falta de sueño. La STASI y todo ese andamiaje criminal se derrumbó pues el PSU estaba minado por dentro.

Los que gritan contra Colombia saben todo esto y sueñan con aplicar esos métodos y construir ese tipo de sociedad policiaca, pero se cuidan de decirlo a sus seguidores y electores. Saben que el acuerdo militar con Estados Unidos es un obstáculo más a sus bellos planes. Por eso inventan fábulas. Cada vez que esa gente se atreva a hablar de “soberanía nacional” y de “traición a la patria” habrá que confrontarlos a sus mentiras y a su memoria culpable.

La cosecha

Adriana La Rotta*

El Tiempo, Bogotá

Noviembre 28 de 2009

HONG KONG. Esta semana, en Camboya, terminaron los alegatos en el juicio contra el hombre conocido como 'Duch', jefe de la prisión S-21, en la que más de 15.000 personas fueron torturadas y enviadas a los 'campos de la muerte' durante el siniestro régimen marxista del Jemer Rojo.

El juicio fue transmitido en vivo por la televisión y, aunque doloroso para los familiares de los dos millones de víctimas de ese proyecto delirante, fue un momento definitivo en la historia de Camboya. Al fin y al cabo, el país tuvo que esperar treinta años antes de ver a uno de los autores del exterminio sentado ante un tribunal.

Uno querría que ese fuera el final de la historia, pero está lejos de serlo. La tragedia sigue y se prolongará por lo menos otros veinte años, que es el tiempo que falta para que las Naciones Unidas y organizaciones no gubernamentales terminen de levantar las cinco millones de minas 'quiebrapatas' que todavía hay enterradas en ese país. Tres veces por día, durante esos veinte años, algún inocente en Camboya dará un paso fatídico que acabará con su vida o lo dejará desfigurado.

La idea de que una guerra que se acabó hace décadas sigue causando víctimas a diario es tan alucinante, que uno no se explica cuál puede ser la justificación para que la guerrilla siga sembrando minas en Colombia. Mucho después de que la guerra se acabe y aun mucho después de que los responsables por los secuestros y los asesinatos se sienten en un tribunal como el que esta semana enfrentó el sanguinario 'Duch', todavía habrá minas intactas en Colombia.

Ellos no lo saben, pero esos guerrilleros que hoy fabrican y siembran 'quiebrapatas' serán perseguidos un día por los fantasmas que hoy atormentan a Aki Ra, un camboyano que conocí hace poco y que se ha gastado los últimos quince años de su vida tratando de exorcizar su pasado.

Un huérfano reclutado para la guerra desde que era niño, Aki Ra peleó en todos los bandos: con el Jemer Rojo, con el ejército vietnamita que invadió Camboya y más tarde con las fuerzas armadas camboyanas que intentaron expulsarlo. Su especialidad era sembrar minas y puso tantas, que ni siquiera puede decir cuántas.

Cuando la ONU entró a Camboya a comienzos de los 90, Aki Ra se dio cuenta de la monstruosidad que había cometido y, sin mucho entrenamiento ni equipo de protección, empezó a limpiar veredas enteras contaminadas con minas. Él dice que ya ha desactivado y levantado 50.000 artefactos y uno le cree, porque los tiene todos exhibidos en un pequeño museo, que abrió en las afueras de Siem Reap, en el norte del país.

Lo más impresionante del museo no es la chatarra asesina que se amontona en todos los cuartos, sino el personal que se encarga del lugar, jóvenes a los que les faltan brazos y piernas y que el ex guerrillero ha acogido como hijos, a los que da educación y ha convertido en un ejército de 'desminadores', que poco a poco van liberando terrenos para que los campesinos puedan volver a cultivar.

Tuvieron que pasar muchos años antes de que Aki Ra se diera cuenta de lo que había hecho y empezara a ayudar a remediarlo. ¿Cuándo será que los sembradores de minas de las Farc y el Eln entenderán la magnitud del crimen que cometen?

Cartagena recibe mañana a expertos en minas antipersonas venidos de más de cien países, que se reúnen para revisar cómo va la adopción del tratado que prohíbe la fabricación y el uso de esas armas.

Es una importante señal de apoyo de la comunidad internacional, que de manera unánime ha condenado a la guerrilla por el legado de horror que les está dejando a las próximas generaciones de colombianos. La misma condena les cabe a los fabricantes de minas -Estados Unidos, Rusia, China e India, entre otros-, que se niegan a firmar el tratado. Ellos, al igual que la guerrilla, seguirán sembrando minas y cosechando odio.

* Periodista

La Corte no sabe quién es

Raúl E. Tamayo Gaviria

El Colombiano, Medellín

Noviembre 28 de 2009

Una amiga mía tiene un nietecito de cuatro años, muy avispado. Nicolás se defiende contestando al teléfono, ya conoce las voces de las tías y amigas cercanas de la mamá y del papá. Les responde con propiedad y da las razones que recibe.


Un día, mi amiga curiosa como hija de Eva, llamó a la casa de su hija para probar a su nieto:


-¡Hola Nicolás! Vamos a ver si sabes quién soy yo.


El niño asustado le gritó a su mamá:


-¡Mami, la abuela está en el teléfono y no sabe quién es! ¿Se habrá enloquecido?


La Corte Suprema de Justicia, como la abuela de Nicolás, parece que no sabe quién es y qué responsabilidades tiene, pero el pueblo colombiano sí sabe quiénes son los que la conforman y su comportamiento lo ven cada día en los periódicos.


¿Se acuerda el lector, cuántos meses pasaron y cuántas sesiones de la Corte plena se tuvieron que reunir para elegir el presidente de la Corte Suprema de Justicia? No se ponían de acuerdo con votos suficientes para escoger de entre ellos mismos a un sucesor del anterior presidente.


En Sopetrán nos decían: "El que mucho escoge, lo peor se lleva".


El presidente de la Corte Suprema, Augusto Ibáñez, es un político fracasado, pues se presentó en una lista para el Senado por Cambio Radical y sacó 2.000 votos que no le alcanzarían ni para ser miembro de una Junta de Acción Comunal, según nos dice Eduardo Charry.


Al vicepresidente de la Corte, Jaime Arrubla Paucar, lo derrotamos en Medellín para la Alcaldía, cuando los grandes "cacaos" del Sindicato Antioqueño nos lo presentaron como candidato.


Otro fracasado en política. ¿Cuándo se nos politizó la Justicia en Colombia? ¿Son las Cortes el refugio de quienes no tienen los votos suficientes para ser elegidos y después son los jueces y verdugos de quienes sí los obtuvieron? ¿Cuántos senadores y representantes han sido encarcelados y después absueltos por procesos adelantados en la Corte por paramilitarismo?


"¡Cómo añoramos una Corte Suprema de Justicia independiente, en vez de una Corte que más parece un apéndice de quienes quieren darle duro al gobierno de Uribe?". Nos decía el editorial del jueves pasado de EL COLOMBIANO.


Sin medir las consecuencias que puedan desprenderse de no elegir el fiscal general de la terna propuesta por el Presidente Uribe, la Corte insiste en la inviabilidad de la terna, solo por llevarse un punto y asesorada por los opositores del gobierno.


Según la sección Alto Turmequé de El Espectador del 14 de noviembre, el ex presidente Andrés Pastrana les ofreció una cena privada al presidente y al vicepresidente de la Corte Suprema, Augusto Ibáñez y Jaime Arrubla, a la que también asistieron los periodistas Alberto Casas Santamaría y María Jimena Duzán, de laWy Semana, respectivamente, medios opositores al gobierno.


¿Cuáles son las intenciones del ex presidente Pastrana en conformar y reunir este "coctel Molotov"? ¿Estarían haciendo política o conspirando los magistrados con periodistas enemigos del gobierno? ¿Se nos enloqueció la abuela o se estará haciendo la boba?


ÑAPA: El alcalde Sergio Fajardo se pavoneaba diciendo que en su alcaldía se habían rebajado las muertes violentas al máximo. ¿Qué dirá ahora cuando en la de su discípulo, Alonso Salazar, son las más altas de la década? ¿Cómo puede un alcalde que funda una clínica para matar niños nonatos predicar la no violencia?


Con razón decían los jóvenes en la manifestación por la vida: "No votaremos por los enemigos de la vida."

El hombre nuclear merodea a Colombia

Carlos Andrés Pérez

El Colombiano, Medellín

Noviembre 28 de 2009

Mahmud Ahmadineyad, el polémico presidente de Irán, anda cerca. Esta semana se ha entrevistado con varios líderes latinoamericanos y ha dejado bien en claro su propósito de quedarse en la región, con inversiones y apoyo para sus aliados, pero más importante para él: con presencia política, como lo han dicho varios analistas que conocen al detalle su país. ¿Y qué problema habría en que un presidente elegido en las urnas, tenga relaciones con otras naciones? En principio ninguno, si nos olvidamos de las dudas que sobre un posible fraude hicieron notar Inglaterra, Francia y Alemania, entre otros, en las elecciones iraníes de este año, donde salió reelegido.


Tendríamos que olvidarnos también de la reprimenda pública que le hicieron el año pasado en una rueda de prensa, el mismo Secretario General y la Alta Comisionada de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, por "dividir e incitar" al racismo. Y por si lo anterior fuera poco, habría que borrar de los registros de los medios de comunicación y de cualquier buscador de Internet una frase que Ahmadineyad pronunció en un discurso en la Universidad de Teherán en 2008: "Si el Holocausto, como ellos dicen, es verdad, ¿por qué no ofrecen pruebas?", refiriéndose a la matanza de millones de judíos en los campos de exterminio nazi.


Aunque todas estas cosas son preocupantes de por sí para cualquier demócrata promedio, lo problemático en la coyuntura actual es que este es el tipo de aliados que están llegando para apoyar el proceso expansionista que impulsan desde el Alba, organismo del que Ahmadineyad solicitó ser miembro observador.

Inquieta bastante, además, que Irán haya sido sancionado por el Consejo de Seguridad de la ONU en tres ocasiones por la falta de cooperación en los procesos de inspección a su programa nuclear. Este no es el dirigente de un país que lucha valientemente contra la opresión de otros, como lo pretenden hacer ver algunos de nuestros vecinos; sino una amenaza real de la que previene el máximo organismo de integración mundial.


Podría estar hilando muy delgadito, pero es que no generan ni cinco de confianza las intenciones de este hombre que viene a una región a buscar aliados en un momento en el que precisamente esos mismos socios están concentrados en aumentar sus componentes militares, sin que haya una razón de orden interno ni externo en sus países para hacerlo: Evo Morales, que esta semana recibió jovialmente al líder iraní, prepara un crédito con Rusia para este fin y Venezuela ni se diga, todos sabemos de las últimas compras de Chávez.


¿Qué estarán preparando nuestros vecinos con esa clase de compadres que pavonean tan orgullosos por América Latina?


P. S.: Juan Manuel Santos, de la U, se reunió con Fernando Araújo, del Partido Conservador, con el fin de avanzar en la consolidación de una sola fuerza uribista para la primera vuelta, ¿qué pensará de eso Noemí Sanín, que ha estado tan arisca últimamente?

¿Qué estará buscando Irán?

Editorial

El Colombiano, Medellín

Noviembre 28 de 2009

La distancia geográfica que separa a Venezuela de Irán es inversamente proporcional a los fines que unen a sus presidentes, Hugo Chávez y Mahmud Ahmadineyad, respectivamente. Las últimas imágenes que los muestran cogiditos de las manos y en un romance interesado son la demostración clara de que sus relaciones van más allá de lo meramente comercial, como lo han pretendido vender sus "jefes de prensa".

No. A Chávez y Ahmadineyad los asfixia el mismo problema, el económico, y se han unido como siameses para buscar el oxígeno que les permita mantenerse en el poder.


Venezuela, ya lo hemos dicho, sufre una crisis interna sin antecedentes, con aterradores índices de delincuencia e inseguridad, una economía haciendo agua por los bajos precios del petróleo y el despilfarro interno, y una creciente ola de rechazo entre sus propios seguidores y avances de la oposición. Irán se encuentra aislado por la comunidad internacional, sin posibilidades de mercado con Estados Unidos y Europa y acaba de recibir de la Organización Internacional de Energía Atómica (OEIA) una nueva censura por su programa nuclear, decisión apoyada por algunos países que en el pasado reciente lo apoyaban como Rusia y China, aliados comerciales importantes para Teherán.


Eso explica las buenas migas entre Chávez y Ahmadineyad y las razones que tuvo el Presidente de Irán para haber hecho una gira relámpago por América Latina, con escalas en Bolivia, Brasil y la propia Venezuela, donde fue recibido por el "Coronel" como jefe de Estado y "símbolo del antiimperialismo yanqui". Con las principales puertas del mundo cerradas, Irán quiere entrar por el patio trasero a América Latina, y Venezuela es una ventana para lograrlo.


Hábilmente, pero con oportunismo, Ahmadineyad visitó Brasil, pues entiende que ese es el gran jugador de América Latina en el tema económico y una de las pocas posibilidades que le quedan para no morirse de inanición, porque Venezuela es más un aliado político de Irán en su intención de insertarse en la región, dada, además, su cercanía con Bolivia y Nicaragua, los otros dos países en donde comenzarán a aterrizar los aviones Boeing, llenos de dinero y otros objetos iraníes, pero que nadie sabe qué hacen, como ocurre actualmente en Venezuela.


¿Con qué cara estos países le piden explicaciones a Colombia por el acuerdo de cooperación en seguridad y defensa con Estados Unidos?


Ahora más que nunca, Colombia debe buscar la simetría en seguridad con la comunidad internacional, pues nada bueno estarán pensando Chávez y Ahmadineyad, cada vez más desafiantes y provocadores con sus contradictores. El Presidente Lula da Silva debe prepararse para enfrentar con inteligencia esta nueva intentona de Chávez por permear su proyecto político, más aún cuando se avecinan elecciones presidenciales en Brasil y el partido de gobierno, el PT, ha perdido fuerza.


Resulta curioso, por decir lo menos, que a la visita de Ahmadineyad le siguiera la del presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbás, crítico duro de Estados Unidos por el papel que cumple en el conflicto de Oriente Medio, donde Washington ha estado más cerca de Israel, declarado por Chávez como otro de sus grandes enemigos.

Camino de dignidad

Editorial

El Mundo, Medellín

Noviembre 28 de 2009

Colombia ha dado suficientes pruebas de buena fe en su política de vecindad con los países de Sudamérica.

El comunicado del Gobierno de Colombia en que notificó por qué no asistirían los ministros de Relaciones Exteriores, Jaime Bermúdez, y de Defensa, Gabriel Silva, a la Cumbre de la Unión de Naciones de Sudamérica, Unasur, celebrada ayer en Quito, constituye una clara demostración de que, por fin, nuestra política exterior está tomando un camino de seriedad, firmeza – sin exageraciones – y, sobre todo, de dignidad, que es lo que se venía perdiendo en los últimos tiempos por una mal entendida prudencia ante los constantes y cada vez más agrios y desafiantes ataques del coronel-Presidente Chávez y sus socios del Alba, y la tibieza con que los países, que suponemos amigos en el ámbito regional, han expresado algún tipo de solidaridad con nuestro país.

Por primera vez, después de años de varapalo, prácticamente desde que se fundó Unasur, en 2005, nuestros personeros se plantan en que no asisten a otra encerrona más, porque “la actitud y reciente escalada de agravios que han recibido el Gobierno y el pueblo de Colombia no permiten prever que las discusiones se desarrollen en el tono de respeto, objetividad y equilibrio temático que este foro exige”. Habría sido muy bueno que, en lugar de dejar abierto el postigo con aquello de que “Colombia desea que Unasur adelante las tareas que le han sido encomendadas y está dispuesta a aportar en ese propósito de manera constructiva”, anunciáramos de una vez por todas, como lo hemos recomendado en estas columnas, nuestro retiro de un foro en el que, aparte de no ser bienvenidos ni sentirnos cómodos, se nos pretende convertir en reos, pero principio tienen las cosas y para allá vamos, sin lugar a dudas.

Colombia ha dado suficientes pruebas de buena fe en su política de vecindad con los países de Sudamérica. La última, ayer no más, en la Nota del canciller Bermúdez al ecuatoriano Fánder Falconi, presidente pro témpore de Unasur, y a los demás cancilleres, en la que les recuerda que desde el 30 de octubre pasado, en Nota diplomática dirigida a todos ellos, les transcribió el texto del Artículo III del Acuerdo Complementario de Cooperación Militar con EEUU, en el que queda claramente establecido que “Las Partes cumplirán sus obligaciones derivadas del presente Acuerdo de manera que concuerde con los principios de la igualdad soberana, de la integridad territorial de los Estados y de la no intervención en los asuntos internos de otros Estados”, y que a partir de ahí se han dado toda clase de garantías adicionales sobre “la transparencia que caracteriza su proceder en el ámbito de las relaciones internacionales y de su participación en Unasur”, la más importante de todas, el 3 de noviembre pasado, con la publicación del texto íntegro del Acuerdo con EEUU. La tesis colombiana es que nuestro gesto debería ser correspondido con la divulgación de los acuerdos de cooperación militar suscritos por otros miembros del grupo con países fuera de la región. No lo han hecho ni lo van a hacer – Venezuela con los que suscribió con Rusia e Irán, ni Brasil con el que suscribió con Francia – y nos parece ingenuo insistir en esa demanda. Simplemente, hay que aceptar que estamos en el lugar equivocado y que la advertencia que aquí hicimos, en solitario, hace más de cuatro años, está resultando profética.

Al término de la primera cumbre, en los primeros días de octubre de 2005, de la que entonces se llamaba Comunidad Sudamericana de Naciones, hoy Unasur, señalamos que, detrás de ese embeleco, nacido del caletre del presidente Lula, “está convertir a Brasil en el líder de Latinoamérica y disputar a Estados Unidos la supremacía política y económica sobre la región. El problema es que en el grupo de potenciales socios hay tal disparidad de criterios y de enfoques que pocos le apuestan al éxito de la empresa”. Las sucesivas cumbres así lo han demostrado y la de ayer sí que fue un fiasco en materia de resultados, empezando por el ausentismo, pues, aparte de Colombia, que tenía sobradas razones para no estar allí, sólo dos – el fundador y el anfitrión – acudieron con sus titulares de Defensa y RREE; Perú y Venezuela sólo estuvieron representados por sus cancilleres; Paraguay y Surinam por sus ministros de Defensa, y los demás por viceministros, subsecretarios o delegados técnicos, como en el caso de Colombia.

Como el punto central de la agenda era volver sobre la cantaleta de las bases gringas en Colombia, y las famosas “garantías” que reclaman, principalmente, Venezuela, Brasil y Ecuador, y el destinatario de la encerrona no estaba allí, la reunión tuvo un desarrollo bastante lánguido, con declaraciones como la del canciller Amorin, del Brasil, de que salía “optimista, pues hubo avances sobre todo en una cuestión que nos preocupaba mucho, que era lo de las garantías formales”, y la del peruano, José García Belaúnde, quien dijo que, “pese a la ausencia de los ministros colombianos, la postura de Bogotá ha sido ‘positiva’ para avanzar en las políticas de seguridad regional”, lo cual no deja de ser un pequeño triunfo para Colombia. En la noche se esperaba un comunicado con las decisiones que ya habrá tiempo de comentar en estas columnas.

Pero quien más duro acusó el golpe fue el canciller Maduro, de Venezuela, cuyo amargo comentario, cuando supo que los ministros colombianos no estarían en Quito, fue: “Es un vacío inexplicable, un error gigantesco, un desprecio a Unasur”. Ahí se ve claro lo que pretendía Chávez en esa reunión: que se ignorara su declaratoria de guerra y el bloqueo comercial a Colombia y que, una vez más, todo lo que hubiera sobre la mesa de ese foro fracasado, fueran las mendaces acusaciones contra Colombia de que somos una amenaza, no sólo para Venezuela sino para el resto de Sudamérica.