Sergio Muñoz Bata
El Tiempo, Bogotá
Diciembre 15 de 2009
De Washington D. C. a Santiago de Chile, la gran noticia es que, pese a las dificultades causadas por la crisis económica mundial, el apoyo de los latinoamericanos al sistema democrático y a la economía de mercado sigue en aumento y, de cumplirse las previsiones de economistas, analistas y políticos, la región retomará el rumbo del crecimiento económico el año próximo.
En la capital estadounidense, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, hizo una evaluación muy positiva de las tendencias en materia de democracia, educación y salud en el hemisferio, al inscribirlas en el contexto de los tres grandes temas en los que se sustenta la nueva política exterior estadounidense: diplomacia, desarrollo y defensa.
En Santiago, mientras tanto, Martha Lagos daba a conocer los resultados de la encuesta de Latinobarómetro, que revelan que, a pesar de las dificultades endémicas de la región, desempleo, pobreza, desigualdad, y de las repercusiones de la crisis económica mundial, el apoyo a la democracia y la economía de mercado sigue creciendo por todo el continente y es mayoritario en todos los países del área, salvo en Ecuador y Argentina.
La tercera buena noticia también se dio en Santiago y también la dio una mujer, Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de
Las coincidencias en la manera de pensar y de actuar de las personas en América Latina que revelan estas tres instancias son más que evidentes. El Latinobarómetro encontró, por ejemplo, que los ciudadanos de los países donde funciona mejor el sistema democrático -Chile, Costa Rica, Brasil, Panamá, Colombia- son los que más confían en la economía de mercado. No así en Nicaragua, Honduras, Argentina, Guatemala y México, donde parece haber mayor desconfianza hacia la democracia y la economía de mercado.
Tampoco es accidental que en los países donde mejor se valora el sistema democrático son aquellos en los que los presidentes cuentan con los índices de aprobación más altos, 80 por ciento en Chile, Brasil, El Salvador y Panamá. Y que los menos apreciados sean los mandatarios de Argentina, Nicaragua, Venezuela y Perú, un caso, este último, que a mi juicio obedece a otro orden de cosas. Y que de todos los presidentes del hemisferio, el mejor valorado sea Barack Obama, seguido de Luiz Inácio Lula da Silva y del rey de España, don Juan Carlos. Daniel Ortega, Fidel Castro y Hugo Chávez siguen siendo los menos apreciados.
De lo dicho por la secretaria de Estado Clinton, hay dos temas que a mi juicio habría que destacar. En primer lugar, la profundización de la práctica de la diplomacia, tanto con los gobiernos como con los gobernados, que ilustró de varias maneras y sutilmente relacionó con los esfuerzos de la administración de Obama para preservar el orden constitucional y democrático en Honduras.
Después de condenar la expulsión del presidente Zelaya, dijo Clinton, Estados Unidos se valió de la acción multilateral y de la diplomacia personal para abogar por su restitución, pero evitando su imposición desde el exterior. El rechazo de los hondureños a la mediación extranjera y la celebración de los comicios del 29 de noviembre, en los que los hondureños expresaron su voluntad política, obliga al país a otorgar su reconocimiento al nuevo orden democrático.
Para aclarar el segundo tema, la secretaria se valió de una pregunta para expresar su inquietud por los nexos entre el gobierno de Irán, patrocinador, promotor y exportador de terroristas, y los gobernantes de Venezuela y Bolivia. En el ocaso de su popularidad en el continente, Chávez debería entender con toda claridad que, en el caso de que existiera una amenaza clara y contundente a su seguridad nacional, Estados Unidos no ha renunciado a una posible intervención unilateral.
Por lo pronto, sin embargo, hagamos a un lado lo desagradable y quedemos con las tres noticias positivas que tres mujeres extraordinarias le han dado al hemisferio en este mes de diciembre.
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