Por Dario Ruiz Gómez
El Mundo, Medellín
Agosto 31 de 2009
Durante el golpe de Estado en Honduras un canal colombiano internacional, a medida que daba detalles del golpe desde la calles de Tegucigalpa contraponía a través de las horas, no una serie de reflexiones propias sino que mostraba la imagen de Chávez amenazando con invadir Honduras, denunciando al imperialismo norteamericano, incitando a la rebelión, a amenazar con el envió de tropas venezolanas para sacar del poder a Micheletti. Fue toda una demostración de terrorismo que este canal permitió y siguió permitiendo, pues Chávez es la estrella para este periodismo colombiano que poco informa sobre la otra realidad del pueblo venezolano.
Si como decía don Bartolomé Mostaza, “titular en un periódico es ya opinar”, cuando uno revisa atentamente la gran prensa colombiana se encuentra con titulares que en nada corresponden al contenido de la noticia. Hace algunos años estos titulares se caracterizaban por su defensa de las Farc y en ese entonces se habló no de infiltrados sino de jóvenes redactores que vivían su ardor revolucionario.
Desde la llegada a
La respuesta de Jaime Dussán, director del Polo Democrático, a la pregunta sobre las relaciones de esta agrupación con Chávez, fue inmediata al señalar que quienes tenían esas relaciones eran los medios de comunicación que cada día permiten que Chávez dé a conocer- gratuitamente, agrego yo- sus idearios. Y esto es cierto y plantea directamente a los demócratas algo que Vicente Verdú clasificaría dentro de lo que él llama “capitalismo funerario”, ese tipo de capitalismo para el cual nada cuentan los ideales de una nación amenazada por el totalitarismo sino el problema de ventas y de audiencia. ¿Quién es aquí el responsable del enfoque político de estos noticieros? ¿No está Telesur operando abiertamente a través de ciertos canales colombianos?
Si para referirnos a la delincuencia sicarial hablamos de una pérdida de valores, sucede que, como falta de responsabilidad ética, de ahora en adelante habrá que pedirle cuentas a este capitalismo con su responsabilidad frente a los valores de la democracia. ¿Qué le podemos pedir a una Comisión Nacional de Televisión, solo atenta a las ganancias económicas y ajena a la salvaguardia de los valores sociales? Una sociedad tiene el derecho a defenderse de todo aquello que pone en peligro su estabilidad, y por lo tanto debe recordar la responsabilidad que atañe a cada medio de comunicación en lo que respecta a la defensa de unos valores políticos, pues la sanción en este caso nada tiene que ver con lo que llamamos censura.
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