Darío Ruiz Gómez
El Mundo, Medellín
Febrero 8 de 2010
El comandante Chávez ha confirmado que oficiales cubanos se integrarán a las filas del ejército venezolano, no como asesores sino como militares regulares. Sabemos que la insulsa OEA no llamará a una reunión extraordinaria para estudiar la gravedad de este caso, donde Chávez, enloquecido, quiere jugarse las últimas cartas de la acción represiva sabiendo que ninguna entidad continental o la ONU, o el canciller Moratinos, le llamarán la atención ya que además va a intervenir las redes de Internet, los blogs a través de los cuales la oposición ha ido minando su imagen, mostrando la verdadera realidad de Venezuela.
Como al cerrar distintos medios de información no ha recibido ningún llamado de atención, ni de parte de la Unión Europea, ni de parte de Obama, Chávez va a proseguir este proceso de arrasamiento total de las libertades y balcanización del territorio para convertirlo en un centro de conflicto. ¿Qué es entonces lo que permite esta impunidad sin que ninguna voz civilizada se decida a ponerle coto a este abuso? ¿Sin que nadie apoye a la oposición? ¿Es el petróleo lo que lleva a Obama a silenciarse frente a estos atropellos? ¿ Es el gas de Repsol lo que lleva a la cancillería española a un silencio cómplice? Creo que Obama considera que el retroceso democrático de nuestras sociedades, vapuleadas además por el narcotráfico, no constituye un foco de peligro y ante estas payasadas tropicales – como la de la señora Kirchner, que aconseja comer carne de cerdo para no comprar viagra, mientras su riqueza aumenta sin cesar – no hay porqué preocuparse, tal como sucede con la mayoría de los países africanos. Lo insólito es que esta actitud la acaba de tomar frente a la Unión Europea.
Esta situación nos lleva a una necesaria pregunta: ¿Pasó de moda, entonces, la lucha por la libertad y la tolerancia? ¿Pero no es este el lema que arguyen para estar militarmente en Afganistán y Yemen? Recuerdo la actitud sumisa del gobierno francés frente al dictador africano Bokassa, hasta que se descubrió que no solo se divertía asesinando a sus opositores sino que llegó en repetidas ocasiones al canibalismo. A Sarkozy le debemos la libertad de Granda, el de las Farc, para que continuara haciendo de las suyas. ¿De cuál democracia hablamos si hoy solamente imperan los objetivos económicos?
¿Desaparecieron los principios de la cultura occidental, el legado de la Ilustración?
Un cronista español narró lo que hace poco sucedió en una sesión de la OEA donde chavistas, orteguistas, correistas, moralistas, kirchneristas, o sea el ALBA en pleno furor, llevaban horas enteras despotricando contra el imperialismo norteamericano, al cual atribuían, una vez más, la causa de todos nuestros males, ignorancia, miseria, atraso. Sin embargo, Ortega acaba de comprar en Nicaragua el canal que le hacía oposición. Una vez más, entonces, los lugares comunes que esta izquierda, a lo largo de más de 60 años, para lavarse las manos ante su ineptitud a la hora de hacer nuevas propuestas para redimir del atraso a las sociedades, ha convertido en argumento desgastado. Pues bien, luego de estos juegos pirotécnicos, el nuevo representante de Panamá, un hombre serio y lleno de humor, remató esta pachanga recordándoles aquello que sucede cuando un hombre de extrema derecha, otro de derecha y un izquierdoso, descubren que su esposa les ha sido infiel: el de ultraderecha reacciona sacándola a patadas de la casa, el de derechas le pide que se confiese y arrepienta, y el izquierdoso, recordó irónicamente el representante panameño, ¿saben qué hace? Se va a la embajada norteamericana y la agarra a piedra.
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