jueves, 6 de agosto de 2009

Chávez y los medios de comunicación

Por Alexander Cambero

El Tiempo, Bogotá

Agosto 6 de 2009

Los dictadores siempre se disfrazan de demócratas. Utilizan los mecanismos que rigen a las sociedades libres para tratar de imponer su voluntad. Entre los que buscan perpetuarse en el poder no existen sesgos ideológicos; los fascistas que se apertrechan con Benito Mussolini son idénticos a los que adornan sus vidas con las cansinas metáforas de Fidel Castro. Dos miserias que se atragantan en la garganta de las víctimas. Un poderoso aparato gubernamental busca desarmar a los ciudadanos arrancándoles el derecho que tienen de pensar distinto. Para el gobernante, sólo es apremiante imponer sus ideas; las otras son veneno y peste, una forma de hacer crecer la hierba contrarrevolucionaria.

Cuando escuchamos a Hugo Chávez hablar de la crisis hondureña y del presidente Roberto Micheletti, sentimos que muchas de sus ásperas expresiones lo dibujan de cuerpo entero. Habla de una feroz persecución contra todo aquel que se oponga al sustituto de José Manuel Zelaya Rosales. ¿No es lo que vivimos todos los días aquellos que no compartimos el socialismo del siglo XXI? Irrumpe desde su madriguera para sostener que se hostiga a los medios de comunicación social que denuncian la realidad que ocurre en el territorio de Honduras.

¿Acaso en Venezuela no se acorrala a Globovisión, tal como lo hicieron en su momento con RCTV? Igualmente, tratan de liquidar a los diarios independientes y hasta a las emisoras de radio, que son el medio por excelencia de los sectores más depauperados de la nación. La verdad es que mayor totalitarismo no podemos tener. Siempre alegan que su elección fue producto de una consulta electoral. ¿Quién puede ser tan inocente para creer en un CNE tan espurio? Sus resultados son fruto de un brutal ventajismo, que asesinó la voluntad popular. Desde sus entrañas impusieron y manipularon resultados para colocar en la cúspide a quienes son nuestra vergüenza.

¿Puede llamarse demócrata a quien persigue, denigra y arrebata los valores y sueños de millones de venezolanos que son rechazados por pensar distinto? Cuando son tomadas las empresas, usurpadas las tierras y asaltadas las propiedades en nombre de leyes revolucionarias de dudosos principios éticos, ¿se está hablando de libertad o de dictadura? Asimismo, al quitarles competencias y recursos a gobernadores y alcaldías, no solo de la oposición, para que los administre la regalona mano de Hugo Chávez, ¿estamos hablando de qué?

No hay que olvidar los procesos violentos de febrero del año 1992, en donde murieron muchos venezolanos a manos de los supuestos demócratas que nos gobiernan.

Ahora resuelve luchar contra Colombia. La exhibición de las armas suecas incautadas a las Farc describen una realidad que todos conocemos. El contubernio que existe entre los terroristas y el gobierno venezolano es evidente. La presencia del inefable Ramón Rodríguez Chacín en todas estas batallas y la certeza de la presencia de las principales figuras del secretariado de las Farc en los santuarios dorados del gobierno de Hugo Chávez revelan los oscuros compromisos que existen entre dos bandos que no creen en el Estado de derecho y en el libre discurrir de las ideas. Ambos anhelan, con métodos cada día más cercanos, acabar con las democracias del continente para instaurar el socialismo que ronda por sus tenebrosas cabezas. Elimina treinta y cuatros radios y tres televisoras, con la amenaza de acabar con doscientas cuarenta más.

Micheletti o Chávez: ¿quién representa al verdadero dictador? ¿El que respetó la voluntad del pueblo y sus instituciones, defendiendo su autonomía, o aquel que las utiliza para imponer su fracasado modelo de estatización?

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