Editorial
El Colombianao, Medellín
Abril 17 de 2009
Esta cita de mandatarios comenzó a tejerse con reuniones preparatorias fundamentales para el entendimiento regional, como las que hizo el Presidente Álvaro Uribe con Hugo Chávez y su homólogo brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva. Ambas citas fueron determinantes para llevar a Puerto España, capital de Trinidad y Tobago, posiciones conjuntas en torno a temas cruciales para el trabajo regional.
Los encuentros de estos mandatarios fueron cortos en tiempo, pero sustanciosos en logros, especialmente en lo económico. Con Venezuela, por ejemplo, se consiguió desentrabar parte del comercio binacional en el sector automotor, no a los niveles que nuestros empresarios exportadores quisieran, pero el hecho sí representa claramente una nueva intencionalidad. Obviamente somos conscientes de que con Chávez nunca se sabe y que cambia al ritmo del precio del petróleo y máxime aún cuando se avecinan elecciones.
Con Lula, la reunión sirvió para ratificar y darles revisión a algunos acuerdos alcanzados hace pocos meses, como dinamizar el comercio binacional, incentivar exportaciones y transferir tecnología, especialmente en el campo de los biocombustibles.
Fue una semana de reuniones a tres bandas en las que los mandos "ideológicos" de la región se alinearon en torno a una sola posición. En pocas ocasiones, de las cinco cumbres de mandatarios que se han realizado, se han presentado tantas reuniones preparatorias.
Será la primera vez que la mayoría de los 34 presidentes del continente se vean cara a cara con el nuevo mandatario de Estados Unidos, Barack Obama, quien ya ha estado reunido con su homólogo brasileño y su vecino mexicano. Será una cumbre con muchas vedettes políticas en un momento crucial para el hemisferio y para la economía del planeta.
Todo apunta a que el gran protagonista de la cita sea un país ausente del grupo: Cuba. Pero aspiramos a que habrá un provechoso espacio diplomático de intercambio de ideas e impresiones entre Uribe y Obama. El encuentro que sostuvieron ayer los presidentes mexicano y estadounidense nos hace pensar que el grave flagelo del narcotráfico, que azota con su violencia sin fin a estos países de Norteamérica, será la llave de entrada para que Obama entienda y valore la lucha sin cuartel que Colombia está dando contra los narcotraficantes.
Estados Unidos no puede darle un trato preferencial a México en el combate contra las drogas, máxime cuando está demostrado que el dinero del narcotráfico y el consumo mismo de los alucinógenos están transformando todas las sociedades sin distingo de naciones.
Llegó la hora de hablar del tema y hacer un frente continental para liberar a América de narcóticos y narcotraficantes.
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