domingo, 5 de abril de 2009

La elección en la U de A

Por alfonso Monsalve Solórzano

El Mundo, Medellín

Abril 5 de 2009

La más importante institución educativa y social del Departamento es su Universidad de Antioquia: tiene más de treinta y seis mil estudiantes, de los cuales 5000 están en las sedes regionales; con un pequeño pero creciente número de programas y estudiantes de posgrado; unos 1600 profesores de tiempo completo y 5000 de cátedra, un sistema de investigación entre los mejores, si no el mejor de Colombia, que está integrándose cada vez más al servicio de las necesidades de Antioquia y sus regiones y del país, apoyando a los sectores productivo, social y gubernamental; con actividades de extensión que cubren desde las prácticas estudiantiles, dirigidas casi todas ellas a servir a los sectores más vulnerables de la población hasta la asesoría y consultoría; tiene un presupuesto de más de 600.000 millones de pesos. Por eso la elección de su rector no es cosa de poca monta, y, en consecuencia, para entender el proceso de selección es importante mirar el contexto en que ésta se realizó. 

La actual Universidad es el resultado de muchos años de trabajo colectivo, con un enfoque nuevo de modernización que arrancó en los sesentas con la construcción de la nueva sede, el hermoso campus, obra de Ignacio Vélez Escobar y la reforma curricular, realizada en esa misma década, que significó el paso del viejo modelo de universidad europeo al norteamericano. Fueron también muy importantes esfuerzos de saneamiento económico efectuados por Rafael Aubad, que inició también la reforma de los estatutos de la Universidad a tono con la Ley 30. 

Pero, sobretodo, hay que destacar la visionaria gestión de Jaime Restrepo Cuartas, quien lideró el primer Plan de Desarrollo de la Universidad de Antioquia (2006- 2016), dando inicio al proceso de regionalización de una universidad que, siendo de Antioquia, sólo operaba en Medellín; Restrepo, mucho antes de que el presidente Uribe convirtiera en política de Estado la cobertura, comenzó dicho proceso, en el entendimiento de que la educación superior es un derecho de los jóvenes antioqueños. 

Puso a la investigación como eje de las otras funciones misionales e impulsó los posgrados, lo que revolucionó los currículos de pregrado; concibió la sede de Investigación de la Universidad de Antioquia, SIU, la mayor concentración de investigadores y e infraestructura de investigación básica y aplicada de Colombia y concibió el Parque Tecnológico de Antioquia. Con estas acciones, el doctor Restrepo impulsó las condiciones para investigación de calidad y con pertinencia, las cuales permitieron el hasta entonces imposible acercamiento entre la universidad, la empresa y el estado y el inicio del modelo de globalización de Antioquia basado en una economía de conocimiento. Sin el desarrollo de un fuerte sistema de investigación, no habría Comité Universidad Empresa Estado, ni Parque del Emprendimiento, ni podría hablarse de la Manzana del Emprendimiento, ni de los Centros de Investigación e Innovación de Excelencia, ni de Expedición Antioquia 2013, ni de transferencia tecnológica a empresas como Sofasa y Haceb, entre otras. 

El actual rector, Alberto Uribe, en algunos casos, desarrolló ese legado, con la creación del Comité Universidad – Empresa – Estado, o, el liderazgo en la presentación de un nuevo proyecto de Ley de Estampilla para la Universidad, o la compra de la Clínica León XIII. 

El proceso de elección fue complejo. En los foros, el debate fue abierto, respetuoso y transparente. Pero en otros escenarios, en ocasiones, tuvo fases que merecen la reflexión de todos: en el calor de la contienda, hubo rumores para desacreditar a varios candidatos, señalamientos de politiquería a algunos de ellos porque cumplían con la obligación de hablar y presentar las propuestas a los miembros del Consejo Superior, más aun cuando los críticos, con todo derecho, hacían lo mismo en defensa de su causa; presión indebida a miembros del gobierno central, acusándolos de cambiar su representante por el sólo hecho de hacer valer el criterio de que dicha representación debía reflejar el punto de vista del representado; imputaciones de querer apropiarse del presupuesto o de falta de ética a personas que tienen todo el derecho, por su trayectoria intachable en la Universidad y el Congreso a opinar y expresar sus preferencias. Reconozco en todos, no obstante, su legítimo interés en el Alma Mater. 

El Consejo Superior, en su sabiduría, eligió de nuevo al médico dermatólogo Alberto Uribe Correa, a quien felicito por ello y le deseo lo mejor, así como a nuestra Alma Mater. La Universidad ha sufrido serios problemas de gobernabilidad, con presencia de grupos violentos y delincuenciales, que pueden, de persistir y desbordarse, hacerla inviable, y la regionalización debe redireccionarse, tal como lo reconoce el comunicado del Consejo Superior que da cuenta de la elección. Y desde mi punto de vista, sería un error fatal desmontar o desacelerar la política de investigación, por las razones arriba expuestas.

 

 

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