lunes, 6 de abril de 2009

Fensuagro:¿Una agencia del las Farc?

Editorial

El Mundo, Medellín

Abril 6 de 2009

Lo que se revela en más de 400 mensajes es la existencia de un contubernio inocultable entre la señora Obando y personas con mando en Fensuagro y la guerrilla de las Farc.

En decisión del viernes 3 de abril, apenas mencionada por los grandes medios de comunicación, la Fiscalía llamó a juicio a la socióloga Liliany Patricia Obando Villota, que deberá responder por los delitos de “rebelión y administración de recursos relacionados con actividades terroristas” como asesora en relaciones internacionales de Fensuagro y enlace internacional de las Farc. 

El nombre de la sindicada es poco conocido en nuestro país. No sucede lo mismo en el medio sindical norteamericano y europeo, donde resulta bastante familiar, pues durante la última década ha sido portavoz internacional de la Federación Nacional Unitaria Sindical Agropecuaria, Fensuagro, organización afiliada a la CUT con presencia en las zonas de trabajo agropecuario de 22 departamentos. Luchar contra el TLC y obtener recursos para sus programas eran las principales actividades conocidas de la hoy detenida, que ha convocado un plebiscito de manifestaciones de apoyo a través de los portales de Internet donde se desarrolla la propaganda de la extrema izquierda. En Colombia, más allá de la detenida, lo importante es la determinación de la Fiscalía de enfrentar la Farcpolítica. 

Para este llamado a juicio, la Fiscalía se fundamentó en los correos electrónicos que la sindicada se cruzó con el alias Raúl Reyes, que estaban guardados en el computador hallado en el campamento de Ecuador y en el equipo personal de la sindicada, que fracasó en el intento de borrarlos después de la toma del campamento de las Farc en Ecuador. Lo que se revela en más de 400 mensajes es la existencia de un contubernio inocultable entre la señora Obando y personas con mando en Fensuagro y la guerrilla de las Farc, alianza confirmada con la captura de su secretario general, Juan Efraín Mendoza, en el campamento del alias Negro Antonio. El grado de compromiso de la estructura de esa Federación con las Farc es uno de los asuntos que las autoridades habrán de investigar. 

Parte de los correos que fundamentan la acusación fueron divulgados este fin de semana por la prensa colombiana, otros más aparecieron en los medios de comunicación en los meses anteriores. Su contenido, así como las relaciones de las visitas internacionales de la señora Obando como vocera del sindicalismo contra el TLC de Colombia con Canadá y Estados Unidos, que están ampliamente documentadas en distintos portales de Internet, vuelve a despertar los interrogantes, que ya habíamos planteado a propósito de procesos como el de los daneses de Fighters and Lovers, sobre la financiación de las actividades de las Farc con recursos internacionales que sus testaferros consiguen con la excusa de que son recursos para el desarrollo o que les llegan de organizaciones legales, que resultan más cómplices que complacientes con el terrorismo. 

El abuso con la obtención de los recursos internacionales se demuestra en un correo de a. Raúl Reyes, en el que instruye a uno de sus validos en el sentido de que “con la finalidad de evitarnos malos entendidos con Fensuagro, conviene dejar claro que ellos solo reciben una parte de los dólares asignados por los compañeros. Sería bueno precisar con ellos su idea de porcentaje para ayuda de Fensuagro y porcentaje destinado a las Farc”. A la justicia le queda el reto de dilucidar quiénes son los “ellos” mencionados por el jefe guerrillero y qué tanto son responsables de las directrices de un sindicato que extiende sus tentáculos a buena parte de las actividades exportadoras del país. 

Con los interrogantes sobre las fuentes internacionales de financiación del terrorismo en Colombia, que son complementarias a las ya reconocidas prácticas del narcotráfico y el secuestro, queda también la sensación de que hasta ahora la lucha por revelar el carácter terrorista de las Farc sigue enfrentándose en no pocos escenarios internacionales con la complacencia de una burguesía que se pretende progresista y que mira con cierta aquiescencia las expresiones anti-sistema que divierten sus predecibles vidas en las capitales del mundo. Todo esto hace preguntarse si esos mismos que le hacen coro a los portavoces internacionales de las Farc llegarían a abrir sus puertas a los portavoces de Al Qaeda y de otras bandas terroristas que amenazan al mundo. Casos como este revelan que aun es preciso luchar con claridad para que se comprenda el carácter terrorista de las Farc y sus aliados y que se entienda que cada dólar que los financia es fuente de secuestros, siembra de minas antipersonal, narcotráfico y desplazamiento de campesinos inocentes. 

EL MUNDO ha reclamado con decisión claridad en los juicios sobre la parapolítica, porque en ellos se juega la transparencia del sistema electoral colombiano y la vigencia de la democracia. Ahora que la Fiscalía por fin ha decidido tomar cartas en la vinculación de dirigentes sindicales y políticos, hacemos el mismo llamado: la institucionalidad sindical no puede estar fundada sobre las punibles relaciones de una parte de su dirigencia con el terrorismo, pues ello viola todas las nociones de libertad y dignidad que deben caracterizar la representación de los trabajadores. Por eso en este caso y todos los relacionados, la Fiscalía ha de ser presta, objetiva y rigurosa, que es lo que los trabajadores deben exigir.

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