lunes, 27 de abril de 2009

El TLC y la internacionalización de las relaciones laborales

Por Gabriel Mesa C. *

Eltiempo.com
Abril 27 de 2009

 

Llegó la hora de hacer la tarea.

 

Tanto va el agua al cántaro hasta que al fin se rompe. Es lo que está ocurriendo con las nuevas noticias acerca del TLC con Estados Unidos.

 

Desde hace varios años, los sindicatos colombianos se fijaron un propósito claro: internacionalizar las relaciones laborales, es decir, profundizar el uso de instancias internacionales para ventilar los conflictos laborales locales y la aplicación de las leyes nacionales en materia laboral.

 

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) se convirtió en el juez supremo de asuntos que anteriormente se resolvían en el Ministerio de la Protección Social o ante un juez de la República. Su sede en Ginebra (Suiza) se vio casi ahogada con la cantidad de denuncias presentadas por presuntas violaciones de los convenios (tratados) que regulan la libertad sindical y la negociación colectiva.

 

Sin embargo, al contrario de lo que muchos podrían pensar, la mayor cantidad de denuncias que llegan a Ginebra no se refieren a muertes de sindicalistas y dirigentes sindicales, sino a esas cuestiones que los gerentes piensan que no pasan de una inspección del trabajo o un juzgado laboral.

 

Ingentes esfuerzos han hecho los gobiernos de turno para defenderse de tantas acusaciones; en algunas se ha tenido éxito, pero en otras se han emitido pronunciamientos que tendrán un profundo impacto en las relaciones laborales.

 

Pues bien, lo más paradójico de este propósito de los sindicatos es que, en un momento dado, su estrategia se vio fortalecida con la negociación del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos. Y digo que es paradójico por cuanto para nadie es un misterio que sus principales opositores han sido precisamente los sindicalistas, con contadas excepciones, y ahora son ellos quienes le están sacando el mayor provecho al tema. De hecho, ya no resulta extraño que cualquier problema laboral colombiano termine en el escritorio de la señora Nancy Pelosi y de los asesores del presidente Obama.

 

Nunca en la historia de Colombia los temas propios de la gerencia del recurso humano habían llegado tan alto en la agenda política de los dos países. Y lo que las noticias dejan ver es la profundización de esta tendencia.

Las últimas informaciones nos confirman que será necesario poner sobre el tapete la más exacta de las radiografías de la realidad laboral colombiana, si de verdad queremos tener alguna esperanza de contar con un TLC con Estados Unidos. El plan de trabajo que nos propondrá la administración Obama para decidirse a impulsar el tratado en el Congreso supondrá una profunda revisión, no solo de nuestra legislación y jurisprudencia laborales, sino de la forma como en la práctica, es decir, en el mundo empresarial, se da cumplimento a los Estándares Fundamentales de la OIT.

 

Y ahí es donde el agua llega al cántaro al que se refería mi abuelita, pues el empeño del Gobierno y los empresarios empieza a arrojar frutos y se vislumbra una luz al final del túnel. Pero esa es también la luz para los sindicatos, pues el Tratado se ha convertido en la mejor ventana para monitorear la vida laboral colombiana y esa oportunidad la van a lograr la administración Obama y las organizaciones sindicales de Estados Unidos.

 

Debemos, entonces, prepararnos para asumir una nueva forma de entender nuestra realidad empresarial-laboral, en la cual la dimensión internacional tendrá una importancia crítica por cuanto lo que en últimas hace el TLC es entrelazar la suerte del comercio internacional con la agenda laboral, cosa con la que no estamos muy familiarizados los colombianos, más enseñados a gozar de las ventajas comerciales que nos deja la lucha contra las drogas (el APTDEA se estructura en torno a la interrelación entre ambos temas), que a responder por el cumplimiento de unos estándares altamente técnicos y exigentes, como son los de la OIT.

 

La tarea tanto para el Gobierno como para los empresarios, en realidad, está por empezar, y de sus resultados dependerá la suerte de nuestras futuras exportaciones a Estados Unidos. Apliquémonos, entonces, a ella con la seriedad, dedicación y compromiso que el asunto amerita y podremos gozar del más grande mercado de bienes y servicios del mundo.

 

*Abogado de la Firma Prieto & Carrizosa


 

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