sábado, 18 de abril de 2009

Indígenas le hablan a las Farc

Por Carlos Alberto Giraldo

El Colombiano, Medellín

Abril 17 de 2009

Qué sería de las etnias y grupos indígenas colombianos si carecieran de la sólida organización social mediante la cual defienden -en una soledad pasmosa- sus territorios, su cultura y su independencia. Se la pasan en la mira de narcotraficantes, guerrilleros, paramilitares y terratenientes sin escrúpulos.

Pero aun en medio de ese cerco, al que se suma la pobrísima protección que el Estado les ofrece, los nativos no dejan de levantar su voz de protesta contra las violaciones de derechos humanos de las que son objeto. Una voz en la que destaca también su crítica a las debilidades tremendas del Estado Social de Derecho que proclama la Constitución de 1991.

En los últimos cinco años saltan a la vista los muertos de las etnias embera, wounaan, nasa, paez, kankuamo y awá. El capítulo más reciente se escribió con el fusilamiento de ocho indígenas awá por parte de las Farc. A esa matanza los aborígenes respondieron con palabras, con ideas claras consignadas en una carta dirigida a Alfonso Cano, jefe máximo del grupo guerrillero.

En vista de que aquella comunicación, sabia y sustanciosa, se diluyó en el mar de noticias del país, rescato los planteamientos centrales remitidos a "las montañas de Colombia", desde Santander de Quilichao:

-Los indígenas del Cauca reiteran su compromiso ancestral con la paz, el diálogo y la solución política del conflicto.

-Exigen que el sistema político colombiano se transforme y garantice justicia, democracia y gobierno de los más. "Vida buena y armonía con la naturaleza".

-No desean simplemente ser excluidos del conflicto. No quieren estar en una caparazón mientras se asesina a otros colombianos. "Queremos que la guerra termine".

-Destacan los logros de sus gobiernos comunitarios autónomos, de propósitos justos, que encarnan poderes populares que deben ser respetados.

-Se lo dijeron al Presidente Álvaro Uribe, pero lo reiteran: no es conveniente que haya trincheras de la fuerza armada oficial en áreas civiles.

-Pero, a renglón seguido, rechazan y exigen que la guerrilla no deje sembradas minas antipersona, sin "ninguna consideración con la gente que no es parte de la guerra".

-Reivindican su justicia comunitaria, para que grupos armados como las Farc no persigan ni asesinen a sus comuneros ni a los indígenas que violan su neutralidad y condición de civiles en medio del conflicto.

-Las ejecuciones y presiones de las Farc están, a su juicio, contra el poder popular y el gobierno directo de los comuneros indígenas.

-Denuncian que los grupos de milicianos de las Farc y sus iniciativas dentro de las comunidades "son un factor de riesgo para la vida de los indígenas" y una amenaza para su organización.

-Agregan algo cierto, muy cierto: "las armas enferman a la gente que las carga, la hacen más arrogante y vanidosa" frente a los desarmados.

-Y, como ciudadanos de este país, advierten: "no habrá paz para los colombianos si no hay paz para los indígenas, y no habrá paz para los indígenas si no hay paz para todos los colombianos".

Me sumo a sus reflexiones.

 

 

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