lunes, 27 de abril de 2009

Elecciones previsibles

Editorial 

El País, Cali

Abril 27 de 2009

Ayer, diez millones de ciudadanos ecuatorianos acudieron a las urnas, por tercera vez en dos años y medio, pero en esta ocasión para elegir Presidente, congresistas, mandatarios regionales y locales y concejales. 

La elección estuvo signada por el triunfo cantado en las encuestas de Rafael Correa, reelegido para un período que culminará en el 2013. Esto significa el encumbramiento del oscuro profesor de economía, antiguo aliado del ex presidente Lucio Gutiérrez, a quien ayudó a deponer. 

Pero el prestigio de Correa no está cimentado en la solución de la crisis estructural de la economía ecuatoriana, sino en la fortuna de los altos precios del petróleo en el pasado inmediato, lo mismo que en el aprovechamiento del incidente con Colombia en el que resultó muerto ‘Raúl Reyes’, uno de los dirigentes históricos de las Farc. Este hecho, ocurrido en suelo del vecino país, sirvió para exacerbar el nacionalismo allá y le dio al Mandatario la figura del ‘enemigo externo’, que es tan del gusto de los aspirantes a dictadores. 

Tampoco se trata de la ocurrencia de un ‘giro a la izquierda’, como ha sucedido en los casos de Venezuela, Bolivia y Nicaragua, sino de una política populista que aprovechó los ingresos petroleros para repartir subsidios y comprar la voluntad de los más necesitados. De hecho, las críticas más eficaces a la gestión de Correa han provenido de la propia izquierda ecuatoriana, representada en la candidata socialista Martha Roldós, otra aspirante a la Presidencia. 

Para los socialistas, al igual que para varios sectores intelectuales, el actual Jefe de Estado no ha implementado ninguna reforma que busque aumentar la productividad de los sectores económicos y se ha limitado a una política paternalista de bonos y subsidios. Terminada la bonanza del combustible, de la que depende la mitad de los ingresos del hermano país, “ya no hay plata para repartir”, por lo que son previsibles manifestaciones de descontento y el acrecentamiento de los problemas sociales. 

De hecho, Ecuador está limitado para acceder a los mercados externos, dado que Correa se negó a pagar US$3.200 millones de deuda externa, por lo que no es bien visto en los mercados internacionales. El país está aislado y no cuenta con posibilidades para hacer frente a los efectos de la crisis económica global que azota al mundo. 

Desafortunadamente, los principales contradictores de Correa, Lucio Gutiérrez y Álvaro Noboa, representan para los ecuatorianos una vuelta al pasado de inestabilidad y corrupción que caracterizó al país, pasado que influyó en el apoyo dado al actual Mandatario. Pero, sin duda, la economía es el tema dominante en la República de Alfaro y las consecuencias de una decisión errada comenzarán a sentirse “pasado mañana”, como afirmó la socialista Roldós. 


La reelección de Rafael Correa, dadas las dificultades que enfrentará el hermano país por el errático manejo de su economía, no es buena noticia para Colombia, pues él tratará de evitar las críticas a su gestión apelando al nacionalismo hirsuto del que ha hecho gala hasta ahora.

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