jueves, 2 de abril de 2009

La plaga de las minas antipersona

Por William Brownfield*

El Heraldo, Barranquilla

Abril 1 de 2009

En Colombia cada mes ocurren unos 100 incidentes relacionados con minas antipersonal. Entre 1990 y 2008 cobraron la vida de 1.678 colombianos e hirieron a otros 5.616, muchos de ellos con discapacidad permanente. Hay muy pocos países afligidos por esta plaga como Colombia. Por eso hoy, en el Día Internacional de Información sobre el Peligro de Minas, debemos entender cuál es el impacto de estas armas en Colombia, trazar los avances que hemos logrado y dedicarnos a tratar todos los aspectos del problema.

En 2005 y 2006, Colombia registró el más alto número de nuevas víctimas de minas antipersonal en todo el mundo, aun más que Afganistán y Camboya. En 31 de los 32 departamentos y el 60 por ciento de los municipios ha habido por lo menos un incidente. Esta crisis tiene aspectos humanitarios, socioeconómicos y políticos. Las minas antipersonal no distinguen entre combatientes y civiles, adultos y niños. El 30 por ciento de las víctimas civiles son menores de edad. Las minas impiden el desarrollo humano y afectan a grupos vulnerables como campesinos, indígenas y desplazados, de manera desproporcionada. Casi todos los incidentes de minas se atribuyen a grupos armados ilegales, primordialmente las Farc y el ELN.

En mi embajada, he declarado 2009 el Año Contra las Minas Antipersonal. Desde 2007, EE.UU. es el país que más ha contribuido a programas contra minas en Colombia, colaborando con el Gobierno a través del Programa Presidencial para la Acción Integral contra Minas Antipersonal. Con la OEA hemos capacitado y equipado dos unidades del Ejército colombiano para el desminado humanitario. Estos equipos ya han realizado exitosas operaciones de limpieza en Bajo Grande (Bolívar) y San Francisco (Antioquia). En 2007, construimos el Centro de Acción Humanitaria contra Minas en la Escuela de Ingenieros Militares, y ya estamos construyendo otro centro de capacitación en Tolemaida. Además, hemos proporcionado sistemas para manejar información sobre minas.

Al mismo tiempo, la Usaid, con la ONG estadounidense Mercy Corps y la Campaña Colombiana contra Minas (Cccm), ha prestado asistencia a los sobrevivientes en los seis departamentos más afectados. El objetivo del programa es aumentar la capacidad para tratar la gama de necesidades de los sobrevivientes y sus familias. Este proyecto comprende el suministro de equipo médico, capacitación de profesionales en rehabilitación, tratamiento físico y psicológico de los sobrevivientes, y programas de reintegración social y económica. En cooperación con la Gobernación y el Hospital Universitario de Nariño, vamos a inaugurar un nuevo centro de rehabilitación integral en Pasto, este mes. Además, con la colaboración del Sena, el Cicr y el gobierno alemán, abriremos una escuela de técnicos de prótesis en Bogotá, para subsanar la escasez de esta habilidad. Hemos apoyado también el Centro Integral de Rehabilitación de Colombia y la Cccm para crear equipos de rehabilitación en zonas remotas, y elaborar programas de educación en riesgo de minas.

Gracias a los esfuerzos de la Fuerza Pública, con el apoyo de gobiernos aliados y las ONG, disminuyó por primera vez el número de incidentes de minas en Colombia en 2007. Aunque este representa un punto de inflexión importante, todavía nos queda mucho por hacer. El problema multifacético de minas antipersonal exige esfuerzos integrados entre operaciones de desminado, educación en riesgo de minas y asistencia a sobrevivientes. El gobierno de EE.UU. seguirá trabajando en todos estos ámbitos al lado de nuestros socios en el Gobierno de Colombia, las ONG y la comunidad internacional.

En marzo, tuve el privilegio de honrar el equipo ‘Huella 2009’, el grupo de cuatro militares colombianos sobrevivientes de minas antipersonal que conquistó la montaña más alta de las Américas. Presente también estuvo un grupo de jóvenes víctimas de minas, quienes, gracias al apoyo de ONG colombianas y americanas, recuperaron sus vidas. Todos ellos son héroes, superaron sus discapacidades y alcanzaron el cielo. Como sociedad tenemos la obligación de asegurar que todos los sobrevivientes de minas tengan la oportunidad de realizar sus sueños. Pero sobre todo, tenemos el deber de lograr que las minas antipersonal no cobren más víctimas inocentes.

*Embajador de Estados Unidos

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