jueves, 23 de julio de 2009

Chávez, de nuevo al ataque

Editorial

El Mundo

Julio 23 de 2009

El coronel-Presidente Hugo Chávez llamó el martes, muy de madrugada, a Venezolana de Televisión para declarar a los cuatro vientos que “ahora los yanquis quieren montar en Colombia cuatro bases militares... Dicen que no son bases yanquis, sino bases colombianas, pero van a estar allí permanentemente, lo cual nos va a obligar a revisar las relaciones con Colombia”. Dijo además que “esas bases son una amenaza para Venezuela porque abren la puerta a quienes nos agreden constantemente y preparan nuevas agresiones contra nosotros”. Con parecida verborrea antiimperialista y haciéndole coro a su comandante, reventaron con la misma grosera intromisión en los asuntos de Colombia los socios de la “Revolución del s. XXI”, Morales, Correa y Ortega.

Como ya es costumbre, la Cancillería respondió en tono menor, dando explicaciones de las decisiones soberanas del país a quienes ni las merecen ni las están pidiendo, en un comunicado cuyo aparte fundamental dice: “Colombia está avanzando en este acuerdo acogiendo todos los principios del Derecho Internacional, todos los acuerdos del Derecho Internacional, todo lo establecido en nuestra Constitución y en la Ley, uno de cuyos principios es el de la no injerencia en asuntos internos de otros Estados. Y así como lo estamos haciendo, de esa manera pedimos y solicitamos (sic) que sea visto por terceros Estados”. Por suerte, ese exceso de prudencia para responder a los vecinos pendencieros, esa actitud asustadiza que ha caracterizado la política exterior colombiana en los últimos años, se vio un poco superada durante la comparecencia de los ministros del Interior y de Justicia, Relaciones Exteriores y Defensa ante la Comisión Segunda del Senado, en la que, quizá al calor de las críticas de la oposición al Acuerdo de Colaboración con EEUU, se escuchó al doctor Bermúdez inusualmente por fuera del rígido libreto, reclamando respeto y recordando que “nosotros no opinamos cuando Venezuela rompió relaciones con EEUU, ni cuando decidió restablecerlas, (...) ni cuando se conoció de la presencia rusa en aguas venezolanas, ni por las relaciones con China”.

Nosotros insistimos en que Colombia no tiene por qué dar explicaciones a los vecinos ni a ningún gobierno extranjero sobre sus decisiones soberanas y, menos a Chávez, que no escucha sino lo que le conviene y que ayer arremetió con más virulencia en su mal disimulado propósito de involucrar a nuestro país en un supuesto “cuadro de agresión contra Venezuela”. El diario caraqueño Últimas Noticias recogió la andanada amenazante proferida por el coronel-presidente contra sus homólogos Obama y Uribe, adobada con ese toque de fanfarronería propio de su carácter: “No se vayan a equivocar con nosotros porque les saldría el tiro por la culata. A nosotros no se nos amedrenta”. El “cuadro de agresión”, según sus palabras, se compone de “la llegada a Colombia de miles de soldados yanquis” para operar las bases militares; del informe del Congreso de EEUU que señala que Venezuela es “un narco Estado” y de las declaraciones de la directora para América Latina y el Caribe de la Cancillería israelí, en el sentido de que “en la Guajira y en isla Margarita funcionan células de Hezbolá”. Volvió a hablar de que había ordenado “una revisión integral” de las relaciones con Colombia y remató diciendo: “Dios nos libre de una guerra (...), pero eso no depende de nosotros (...) ¡Estamos listos para morir, pero Venezuela jamás de los jamases volverá a ser colonia yanqui ni colonia de nadie!”

Difícil saber qué tanto se traducirá el cínico y fanfarrón discurso del coronel Chávez en represalias concretas contra nuestro país, como las de comienzos de 2008, pero el Gobierno colombiano debería responderle con entereza y absoluta claridad varios puntos. En primer lugar, el acuerdo de colaboración con EEUU en la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico no es de ahora sino de muchos años atrás, se ajusta a nuestras leyes y a los tratados internacionales, no implica tránsito de tropas extranjeras ni compromete a otros países. En segundo lugar, que demuestre que las acusaciones que le hacen son falsas y no involucre a Colombia en sus pleitos con EEUU, cuyo Departamento de Estado sabrá porqué considera que su falta de compromiso con la lucha antinarcóticos puede llevar a Venezuela a convertirse en un “narcoestado”; ni en su pleito con Israel, cuyos servicios de inteligencia son altamente reconocidos en todo el mundo y sus pruebas tendrá de la infiltración del régimen iraní en Latinoamérica, en regiones apartadas de la Guajira y la Isla Margarita en Venezuela, y desde la zona de la Triple Frontera, entre Argentina, Paraguay y Brasil, donde habría células de terroristas islámicos respaldados por su socio Ahmadineyad.

Y en tercer lugar, que cumpla los acuerdos comerciales suscritos con Colombia, empezando por el de abril pasado, según el cual permitiría la importación de 10.000 automóviles, luego de la drástica restricción de principios del 2008 al comercio bilateral, pues nada tienen que ver la industria automotriz ni los demás exportadores colombianos con la supuesta confabulación contra su Gobierno.

Si el mismo coronel Chávez señala a quienes lo están atacando, que sea lógico, por esta vez, y “revise sus relaciones” con ellos.

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