Por Alberto Velásquez M.
El Colombiano, Medellín
Julio 22 de 2009
Sería una ingenuidad creer que la OEA va a pronunciarse en contra del presidente Correa por las pruebas entregadas por el gobierno colombiano, salidas del video del mono Jojoy. Ya, desde hace un año, Colombia le había suministrado a ese poco útil organismo, documentos hallados en el computador de Raúl Reyes, en los cuales se encontraron graves revelaciones sobre aportes de las Farc a la campaña del taimado mandatario ecuatoriano. Entre la OEA e Insulza se tragaron estas denuncias.
En la OEA, dada la militancia de socialista radical del secretario Insulza, poco interesan las denuncias formuladas por el gobierno de centro derecha de Colombia. El secretario de la OEA, además, ha sido ablandado con las ironías del grupo de países populistas que operan bajo la batuta de Chávez. No olvida, de contera, que para su elección, no fue inicialmente el candidato de Colombia para presidir esa anacrónica organización. Ideológicamente, el chileno está muy lejos de Uribe y filosóficamente más cerca del circo que alienta el experimento del socialismo siglo XXl. Así que lo que se le ha enviado como pruebas contundentes, sacadas del ordenador del mono Jojoy sobre Correa, seguramente seguirán el mismo camino de frustración como ocurrió con los documentos que hace un año se entregaron sobre sindicaciones similares, obtenidos del computador de Reyes. Estimará la OEA que puede ser una repetición de la repetidera, o "falsos positivos" de manipulaciones alentadas por el gobierno colombiano.
La acusación difícilmente prosperaría en los organismos internos de la justicia ecuatoriana. Correa domina todo el espectro institucional de ese país. Recordemos cómo el tema de la financiación de su campaña, oxigenada con dineros provenientes de dudosas donaciones, no es nuevo en el Ecuador. Repasa la revista Semana que, desde hace un año, el periódico El Comercio de Quito, reveló serias investigaciones acerca de copiosos recursos, de origen turbio, penetrados en la campaña de Correa. El escándalo se apagó cuando el Tribunal Electoral ecuatoriano le echó agua al fuego. O sea que ya hay doctrina de componendas para asfixiar esa clase de sindicaciones. Hay doctrina de impunidad para borrar todo vestigio de delito electoral. Allí, como en Venezuela, las instituciones políticas son del bolsillo de los absolutistas.
Ecuador, en vez de abrir investigaciones para depurar las audacias de su presidente, responde con agravios hacia Colombia. Es la vieja estratagema de atacar para contrarrestar los cargos. Ya Colombia tiene dos acusaciones ante los tribunales internacionales, tanto por las fumigaciones como por la muerte de un ecuatoriano que no estaba oficiando propiamente misa en el bombardeo al campamento de la guerrilla asentada en territorio ecuatoriano. La última salida fue la de subir los aranceles a las exportaciones colombianas que entran al Ecuador, lo cual motivó la condena de la CAN, excomunión que debe tener el mismo efecto de la de un sacristán contra el cura de su parroquia?
Así que Colombia tendrá que buscar otros escenarios diferentes al de la OEA para que la denuncia tenga algún eco y se abra la investigación. Quizá recurrir ante la Corte Penal Internacional. Mientras tanto, como hecho práctico, debe por lo menos mover a todas sus embajadas para que ante las respectivas cancillerías radique -así sea como simple constancia histórica- la película de Jojoy, describiendo con la carta de Tiro Fijo, el generoso regalo, no hecho propiamente a título gratuito, a la campaña presidencial del iracundo señor Correa.
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