Luis Guillermo Restrepo S.
El Pais, Cali
Julio 19 de 2009
Nada bueno deja el afán de algunos magistrados por intervenir en política. Como muy poco aporta el que el periodismo se haya convertido en el escenario donde se instruyen, se juzgan y se fallan procesos claves para el país.
Quien quiera ver la verdad de lo que ocurre con la administración de justicia en Colombia puede darse una pasada por los juzgados municipales, las inspecciones de Policía y las fiscalías. Allí puede preguntarles a los funcionarios los obstáculos que les impiden cumplir su función o preguntarle a quienes deben hacer colas eternas para que les resuelvan sus querellas, para que se les reconozcan sus derechos o les solucionen su situación jurídica.
Allí podrá darse cuenta de la precariedad de esa administración. De la forma en que la interpretación de la ley se ha vuelto un fabuloso galimatías que no satisface los pedidos de los ciudadanos. Del costo que éstos pagan por las decisiones clientelistas del Consejo Superior de
Pero otra cosa se muestra en los medios de comunicación, donde las filtraciones de autos, pruebas y sentencias son hoy su mejor y más preciada fuente. En esos casos, lo que importa es el escándalo político. Como es político el enfrentamiento entre las Cortes o el producido entre el nuevo Procurador y
Sin duda, combatir la ‘narcopolítica’, la ‘parapolítica’ y la ‘farcpolítica’ es necesario. Pero no puede hacerse inventando ‘procesos madres’, donde no hay acusado específico ni delito preciso, para mantener un acervo de acusaciones que se usan a discreción contra dirigentes. También es sano que se castiguen las porquerías que corroen la política. Pero desconcierta que los pilares de esa actuación sean criminales confesos como Yidis Medina y Cuello Baute, a quien debían pagarle con vacas sus absoluciones a los notarios investigados.
Esos son algunos ejemplos de cómo
Mientras tanto, el ciudadano padece la falta de Justicia. Y nadie se atreve a producir una reforma judicial que piense en ellos antes que en las castas que perviven alrededor de los Altos Tribunales. O que acabe con la inútil Comisión de Acusaciones, mejor de absoluciones, la manera más vergonzosa de garantizar la impunidad para los malos gobernantes y los malos jueces.
Es
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