miércoles, 29 de julio de 2009

El caso Irlandés

Por Jorge Iván Gómez O.

La Patria, Manizales

Julio 29 de 2009


Irlanda en menos de una década pasó de ser el país más pobre de Europa a estar en el club de los países más ricos de Europa al lado de Alemania e Inglaterra. Y es que Irlanda, con todo su éxito, logró mejorar no sólo sus ingresos económicos por habitante de manera extraordinaria, sino que mejoró la esperanza de vida, de 75 a 78 años, uno de los principales indicadores que demuestran altos niveles de bienestar en una sociedad. Este milagro celta, como se le denomina, se dio en un período de 13 años aproximadamente, y le permitió a los irlandeses, incluso, pasar de ser un país de emigrantes a ser un país de inmigrantes. Es decir, su población crece muy por encima de las tasas de Europa, debido a la fuerte llegada de personas en busca de oportunidades. Y sin duda, cuando un país o región expulsa gente, eso demuestra el principal indicador de éxito o fracaso económico.

¿Cuál fue la clave de su éxito y qué lecciones podemos derivar para aplicarlas en nuestra región?
La primera y más importante. El fomento de la empresarialidad, es decir, la promoción permanente de la actividad empresarial. Como lo hicieron los Azucenos y la Corporación Financiera de Caldas. La conciencia de que el motor de riqueza de una sociedad está en los empresarios. Más empresarios en la sociedad generan más empleo y oportunidades y mejor calidad de vida. Tenemos que reconocer que tenemos un problema y es que hay una gran dependencia del Estado.

Todo gira alrededor de él. Estamos capturados completamente por la agenda pública. Con el agravante de que este hecho es el que determina nuestro ánimo y confianza en el futuro. Esa gran dependencia al Estado ahoga la iniciativa.

Ahoga el esfuerzo personal para lograr metas y construir proyectos. Sobre todo, la capacidad de las personas de avanzar sin necesidad de palancas, recomendaciones o influencias.

La segunda, la visión global y el enfoque al mercado externo. Las exportaciones le permitieron a los irlandeses aumentar dramáticamente sus tasas de crecimiento económico. Lo que trajo consigo de manera directa la disminución del desempleo a tasas inferiores al 6%.

La tercera consistió en algo que podemos propiciar en nuestra región y es la promoción permanente del país como epicentro de la inversión. Convirtieron a Irlanda en un país atractivo para la inversión. Esto se hizo mediante el impulso de aglomeraciones industriales y la promoción de Zonas Francas. Esta actividad impulsó la movilización en un solo año de más 10 mil millones de dólares en un año de los Estados Unidos y un aumentó del 40% de las exportaciones.

En conclusión, el milagro económico en Irlanda se basó en 3C: Confianza de los inversionistas, Capital Humano de Clase Mundial y Conocimiento como motor de desarrollo.

Caldas puede, también, impulsar el modelo irlandés mediante varias acciones en muchos frentes, porque en Irlanda no hubo una sola política milagrosa, sino por el contrario se conjugaron muchos factores que permitieron el éxito económico.

Debemos, en primer lugar, permitir y propiciar las inversiones de las universidades en formación de capital humano, por eso, el Proyecto de Acuerdo que cursa en el Concejo sobre la estampilla pro-universidad no es conveniente. En segundo lugar, debemos impulsar proyectos como los de la Zona Franca que permitan mejorar las condiciones tributarias de los empresarios que amplíen nuestro tejido productivo y empresarial para disminuir el desempleo. En tercer lugar, hacer atractiva la ciudad desde el punto de vista tributario. Por último, ser consistentes. Creer en Manizales, apostarle a construir una identidad colectiva que requiere que todos hablemos bien de Manizales y sobre todas las cosas, hagamos de la ciudad un lugar atractivo para vivir, educarse e invertir.



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