Por Harm Botje
Publicado en: Vrij Nederland Junio 20 de 2009
Oxfam, Amnistía, el Ministerio de Relaciones Exteriores holandés y otras organizaciones apoyan una comunidad “neutral” en el conflicto violento de Colombia. Pero hay indicios de que una parte de esos dineros terminan en poder de las Farc.
El Comandante Samir está entrando en los 40. Este hombre pequeño, con una gorra de béisbol, durante la conversación juega con su teléfono móvil. Luchó más de veinte años en el “quinto frente” de las rebeldes Farc, dirigiendo una unidad de cincuenta y cinco combatientes. Recientemente dejó las armas.
El ex comandante dice que fue, durante muchos años, el enlace entre el movimiento rebelde y San José de Apartadó, una auto llamada Comunidad de Paz de la región de Urabá. Dicha Comunidad adquirió en los últimos diez años una gran reputación en los círculos de activistas de derechos humanos y diplomáticos. Bajo una bella idea: que los campesinos sean neutrales de verdad en el conflicto entre el Estado y los grupos armados y que sus pueblos se nieguen a colaborarles.
Oxfam, Amnistía Internacional, las Naciones Unidas y el Ministerio Holandés de Relaciones Exteriores, apoyaron durante los últimos años moral y financieramente a la Comunidad de San José. Pero, según Samir, se ha tendido un velo para tapar los ojos: la Comunidad de Paz no es neutra, dice. “Su línea es cien por ciento la de las Farc”.
Samir, después de su deserción, ha entrado en el movimiento Manos por la Paz, que se nutre de desmovilizados de las Farc. Por medio de esta organización entramos en contacto con él. Se ha visto obligado a buscar refugio en una base militar en el norte de Colombia. Jóvenes combatientes que abandonaron las Farc junto con él escucharon la entrevista.
Arrepentíos
Déjenos empezar por el principio. En los años ochenta y noventa del siglo pasado, la estratégica zona bananera de Urabá, donde está San José, fue asolada por la violencia. Las Farc controlaban grandes áreas y presionaban a los empresarios bananeros. Entonces los grandes plantadores ayudaron a instalar los paramilitares. Éstos emprendieron la batalla contra la guerrilla, en estrecho vínculo con el ejército. Ambas partes fueron culpables de secuestro y tráfico de drogas. Y ambos fueron responsables de matanzas.
Para todos estaba claro: por algún lado se tenía que romper esa espiral de violencia. A finales de los noventa las comunidades de paz aparecían como la solución. Sus miembros rechazarían a todos los actores armados y serían totalmente neutrales. De esa manera las partes en conflicto deberían desistir en su guerra. Se trataba de un hermoso plan, pero difícil de ser puesto en práctica, pues requería que los campesinos se pusieran en pie contra las Farc, los paramilitares y el ejército.
En marzo de 1997 se inauguró la Comunidad de Paz de San José de Apartadó, lo mismo que en otros treinta poblados, especialmente a lo largo del río Atrato. La ceremonia de apertura tuvo un tinte festivo, sobre todo por la presencia de un miembro del Parlamento de los distantes Países Bajos: Thanasis Apostolou (Partido Laborista Holandés, socialdemócrata -PVDA), que había sido invitado por Pax Christi.
Todo por sí mismos
¿Cómo es la Comunidad de Paz en el año 2009? La primera impresión no es muy amable. En una placa del camino de acceso sin pavimentar, en medio de una zona selvática, se advierte que “no tienen acceso sin consentimiento”. Detrás de un alambre de púas se ve una serie de casas de madera, donde la gente circula pobremente vestidas. Un residente de edad nos ofrece una taza de café, pero todos los demás se apartan con temor. Luego viene un hombre joven, en camiseta y pantalones vaqueros, que se ve claramente que es uno de los dirigentes. “Los soldados y policías no tienen acceso acá”, dice. “Tampoco queremos recibir ninguna ayuda del Gobierno. Nosotros hacemos todo nosotros mismos”.
El joven nos da un paseo. En un árbol colorido están escritos los nombres de víctimas que han caído en los últimos años. Desde la creación de la Comunidad de Paz son ciento ochenta, dice el guía.
Protectores vivos
En una de las casas cuelga una pizarra que dice “donado por Oxfam”. En la cocina hay una pizarra similar con el inventario de la donación de una organización suiza de socorro, Cocinas sin Fronteras. No son las únicas organizaciones que les otorgan apoyo moral y donaciones a sus habitantes. Por ejemplo, la Agencia para Refugiados de las Naciones Unidas, ACNUR, concede créditos para el retorno de los refugiados. Voluntarios occidentales, llamados “protectores vivos”, hacen de escudos para asegurar que el ejército y la guerrilla estén siempre fuera. No siempre están allí, pero hoy están.
El Ministro Bert Koenders hizo saber a la Cámara Baja el año pasado, que la seguridad de los “escudos humanos” puede contar con el apoyo de la diplomacia de Holanda, uno de los principales contribuyentes de San José de Apartadó. El embajador mismo y un funcionario de esa embajada realizaron visitas a la comunidad entre 2004 y 2006. Para las misiones holandesas, San José está a la orden del día. En sentido contrario, representantes de la comunidad visitaron dos veces en 2007 al Ministerio en La Haya.
También Amnistía Internacional ha estado trabajando hace algunos años con los habitantes de San José de Apartadó. Recientemente, en una carta, esa organización pidió a las autoridades colombianas “todas las medidas posibles” para garantizar la seguridad de los moradores. También, llevar a los tribunales “a los responsables de los asesinatos y amenazas de los miembros de la comunidad”. La comunidad ha recibido varios premios, entre ellos el anual de Paz de la ciudad de Aquisgrán en 2007. Ese mismo año el American Friends Service Comitee (Cuáqueros por la paz) postuló la comunidad para el Premio Nobel de la Paz.
Hipócrita
Volvamos al campamento militar donde el comandante de las Farc Samir camina seguro. El está asombrado de la credulidad de la comunidad internacional. Califica a los dirigentes de la comunidad de San José de Apartadó de hipócritas cuando a Occidente le dicen que son neutrales y simplemente quieren la paz. De acuerdo con Samir, a los pocos meses de creada la comunidad se iniciaron los contactos con el movimiento de resistencia marxista.
Eduar Lancheros, un intelectual de izquierda de la Universidad Metropolitana y en la actualidad una figura clave en la comunidad, en aquel entonces se acercó a Samir. "Él pensaba que la guerrilla tenía que ser fortalecida". Los campesinos contribuirían a la lucha con abastecimiento de arroz, caña de azúcar y maíz. La Comunidad de Paz, según Lancheros, debía convertirse en el granero de las Farc. Una posición que es contraria a la idea básica de que la Comunidad de Paz no debe tener relación con grupo armado alguno.
Inicialmente Samir estaba satisfecho con la ayuda de San José, pero con el tiempo se fue convenciendo de que algo no estaba bien. Según él, el Consejo Superior (Tribunal Supremo) que conduce la Comunidad, tenía a los campesinos bajo su yugo. “Los habitantes se han convertido en esclavos. Reciben solamente una fracción de lo que se paga por la venta de los productos agrícolas. Especialmente la explotación de las mujeres es escandalosa. No pueden siquiera cuidar sus hijos pues desde las primeras horas del día tienen que trabajar la tierra. Esa situación inhumana también motivó de mi salida de las Farc.”
Degradación
Hace veinte años exactos que Samir se vinculó a la lucha armada. Pensaba que las Farc buscaban una distribución más justa de la riqueza. Pero con la vinculación al tráfico de drogas y los secuestros masivos, la degradación los fue afectando. Samir se sentía cada vez más fuera de lugar. Vio también que el gobierno de Álvaro Uribe hacía cosas buenas. Pueblos que se adhirieron al programa de Acción Social dieron un gran salto hacia la prosperidad. Hoy tienen escuelas, puestos de salud y fueron construidas carreteras. Pero en las aldeas de la Comunidad de Paz no hay progreso en absoluto, y a pesar de toda la ayuda los niños apenas si saben leer y escribir. Según Samir: “Los líderes dijeron siempre: tranquilo, esto está bien. Pero no pasó nada”.
Más y más personas se fueron desilusionando y familias enteras abandonaron el pueblo. En 2005, una mayoría de la población de la ciudad de San José de Apartadó optó por la colaboración con Acción Social, a cambio de la apertura de una nueva estación de policía. La línea dura se fue y comenzó a pocas millas una nueva comunidad que bautizaron San Josecito. A ella corresponde la situación que se describe más arriba. Después de cuatro años allí no hay acueducto. En la ciudad de San José hablamos con los moradores, quienes estaban indignados por los conflictos internos de la izquierda, que enfrenta a los campesinos. La preparación de la cosecha anual estaba en pleno apogeo, las tiendas bien llenas, el puesto de salud se veía bien, el ambiente era mucho más abierto: a primera vista se observa que la población en la ciudad está mejor que en el nuevo asentamiento.
Según Samir en San Josecito impera la misma disciplina estricta que antes. "Parece como una secta. La explotación continúa. Quien no está de acuerdo con los dirigentes es un traidor. Si un campesino se atreve a relacionarse con el gobierno, es expulsado de su casa. Otros son asesinados". Samir aconsejó a los habitantes de San Josecito, a pesar de la prohibición, gestionar el acueducto con el sector público. No mucho después Samir fue alertado de que sería sometido a un tribunal revolucionario de guerra. Esperó eso, y no abandonó.
Escondido
Uno de los dirigentes de San José de Apartadó es Maria Brígida González. Por invitación de los comités de solidaridad con regularidad viaja a través de América y Europa. En Suiza recibió un premio por su incansable campaña para mejorar la difícil situación de los campesinos colombianos. Pero uno de los aspectos de su vida que González siempre celosamente oculta, es que sus tres hijos y dos hijas están todos conectados con las Farc. Según el semanario colombiano Semana, está mostrado que así era en 2007, según revelación proveniente de de archivos de computadores de las Farc incautados por el ejército colombiano.
Desertores de las Farc hicieron declaraciones y cargos ante autoridades de policía referentes a Maria Brígida González. Según ellos, visita a sus hijos en campamentos de las Farc, está informada y es perfectamente conciente de lo que ellos hacen. “Muchos combatientes de las Farc que actúan en la zona de San José tiene familiares en la Comunidad, como todo el mundo sabe”, dijo un ex guerrillero anónimo a Semana. Los habitantes ayudan a las Farc con ropa y alimentos. Envían también munición. ¿Es cierta la información de la revista colombiana? Así es, según Samir. Él conoce personalmente a uno de los hijos de González. Y sobre su hija Elisenia él sabe que ella estaba encargada de vigilar a un hombre secuestrado que fue asesinado durante un intento de rescate.
La publicación de Semana no tuvo ningún efecto en los Países Bajos. Ninguno de los donantes sugirió una investigación por iniciativa propia o expresó una reacción.
Opiniones pro-Farc
Otro líder de la Comunidad de Paz es Gloria Cuartas, ex alcalde de la capital de la región, Apartadó. Ella no vive en la Comunidad, pero es miembro del Consejo Supremo. En 2007, Cuartas estuvo por segunda vez en los Países Bajos y habló en una sesión pública en la sede de Amnistía en Amsterdam. Fue organizada por el movimiento Solidaridad Cada Vida Cuenta. Estuvo presente Ineke Holtwijk, ex corresponsal en América Latina del Volksrant. Según Holtwijk, Cuartas expuso exactamente los puntos de vista de las Farc. Más tarde se descubrió que la colombiana había caminado adelante en el Ecuador en una manifestación contra la extradición de jefe de las Farc, Simón Trinidad.
Según Holtwijk es muy difícil distinguir entre miembros de las Farc, simpatizantes y bien intencionados pero ingenuos activistas. Incluso para aquellos que han trajinado por mucho tiempo en estos círculos. ¿Por qué estas organizaciones no hacen ningún estudio de la gente a la cual ofrecen una tribuna? Aministía reaccionó a la defensiva. En una declaración en su sitio Web alegaron que Holtwijk con sus sugerencias “ponía en peligro la vida” de sus miembros en Colombia.
Hollín en la comida
Samir se asombra de que Amnistía apoye a una mujer como Gloria Cuartas. Él la describe como una mujer que ya siendo alcaldesa de Apartadó “estaba muy cerca de las Farc”, que nunca efectuará críticas a ese grupo rebelde, mientras mantiene posturas contrarias al gobierno colombiano.
Cuartas visitó durante su estancia en los Países Bajos, por invitación de una sección local de Amnistía, el municipio Barendrecht. Entonces la alcaldesa pidió a Jan van Belzen (PEC, partido calvinista radical) una "alianza para la paz" e ir a San José de Apartado. Como el de Barendrecht varios municipios ya lo habían hecho. A juicio del alcalde y el resto del Ayuntamiento era una buena idea, y nada parecía obstaculizar un hermanamiento.
Pero de repente el Ministerio de Relaciones Exteriores holandés lanzó hollín en la comida. El Ministro Maxime Verhagen, en respuesta a cuestionario de la Cámara, calificó como “políticamente discutible” el vínculo de amistad. Contactos nacionales e internacionales han expresado sospechas de que con frecuencia los miembros de la Comunidad de Paz están relacionados con una o más partes beligerantes. En computadoras confiscadas a líderes de las Farc han sido encontradas entre sus listas, nombres y soportes fotográficos de miembros individuales de la Comunidad de Paz. El Ministro se refirió así probablemente a los mismos archivos informáticos en que el semanario colombiano Semana basó su historia. Se podría pensar que todas eran fuertes señales de alarmas para Amnistía, Brigadas de Paz, CMC, personas con una misión y el propio Ministerio. Pero no. Todo lo contrario. Brigadas Internacionales de Paz ha reaccionado con indignación. Este tipo de "sospecha" lo que hace es "poner en peligro la vida de la comunidad de paz”.
Amnistía ha envuelto el asunto en un manto de silencio. Sin embargo, la organización de derechos humanos en su sitio Web publica las palabras de uno de los líderes de la comunidad de paz: Gildardo Tuberquia del Consejo Superior. Su respuesta a la pregunta de si existen vínculos entre los dirigentes de San José y las Farc: “El gobierno colombiano toma a gente y la tortura. La gente confiesa entonces bajo coerción que está de hecho en la guerrilla.” Para Amnistía ese es el fin del asunto.
Los verdaderos líderes
Ni Gloria Cuartas, ni Maria Brígida González, sino el mencionado académico Eduar Lancheros y especialmente el sacerdote jesuita Javier Giraldo, según Samir, son los verdaderos líderes de la Comunidad de Paz. Desde hace años y aún hoy Giraldo se dedica a la denuncia de violaciones de los derechos humanos y en nombre de los campesinos condena la violencia. También representa a las víctimas en los tribunales. Al igual que María Brígida y Gloria Cuartas el sacerdote viaja por todo el mundo para recaudar dinero de simpatizantes en Europa y los Estados Unidos. Dice Samir: "Estas donaciones no llegan a su destino correctamente. La comunidad es cada vez más pequeña, más y más familias la abandonan porque no ven absolutamente ningún progreso y sufren solo represión y aislamiento".
¿Hay dinero que va directamente a las Farc? Samir no lo puede probar. Pero él habla de «explotación» y «explotación» por el padre Giraldo y Eduar Lancheros.
Juicio
Después de la salida de Samir de las Farc, a comienzos de este año los dirigentes de San José de Apartadó emitieron una declaración. Indican que Samir trabajaría en asociación con el ejército para fabricar montajes, distorsionar la realidad y sembrar la división en la Comunidad de Paz. Colocaron a Samir como testigo poco fiable por las “relaciones conflictivas” que ha mantenido con la comunidad. También se habría encargado de matar a campesinos dizque porque eran paramilitares.
Recientemente Reinaldo Areiza, miembro de la Comunidad de Paz, ante Amnesty International, Human Rights Watch y las Naciones Unidas presentó una queja referente a sospechas sobre Samir y otros ex combatientes de las Farc. Areiza incluso sugirió que el ejército ha forzado a los desertores a dar declaraciones referentes al acoplamiento entre la comunidad de la paz y las Farc. Samir y los otros jóvenes combatientes que han abandonado las Farc no son de izquierda ni de derecha. Durante la conversación con Vrij Nederland (El Rayo Libre de Países Bajos) estuvieron relajados y hablaron libremente. Parecían bastante aliviados de haber escapado de las Farc. Los soldados no estuvieron presentes en la conversación.
A finales de mayo Samir concedió en Colombia, por primera vez, una entrevista de radio en la que lanza más o menos lsa mismas declaraciones contra los Países Bajos. La dirección de la Comunidad de Paz respondió con una airada declaración de no menos de diecisiete páginas. Colocan a Samir como un mentiroso, un oportunista que ha sufrido un lavado el cerebro por el ejército. Cuando Samir habló con Vrij Nederland sabía ya que tenía un montón de críticas sobre él. Sin embargo ha permanecido estoico frente a ellas. Lo que espera es que las organizaciones de derechos humanos y el Ministerio de Relaciones Exteriores holandés, en esta ocasión no se guíen por las declaraciones de la Comunidad de Paz. ¿Por qué, pregunta, no adelantan una exhaustiva y minuciosa investigación, independiente, especialmente sobre los vínculos entre el Consejo Superior de San José de Apartadó y las Farc? También espera que se abra una investigación sobre el uso de cientos de miles, quizás millones de euros donados en los últimos años. Él formula un duro veredicto final: "San José de Apartadó fue fundada por los habitantes para defenderse, pero a causa de sus líderes se convirtió en un instrumento de explotación."
En una respuesta tardía Amnistía hizo saber que aunque la Comunidad de Paz tuvo "contacto regular" con esa organización armada, "hace años", nunca se ha demostrado que ha abandonado su posición neutral. Incluso las personas con una misión que hacen presencia allí "no han recibido señales de que la comunidad de paz no siga fuera del conflicto armado”. Frente a tan delicada y compleja situación Brigadas Internacionales de Paz no ha emitido comentario alguno. Ninguna de las organizaciones ha indicado que quiera iniciar una investigación.
¿Quién es quién en Colombia?
Farc
Es un movimiento de resistencia de origen marxista-leninista que lleva más de cuarenta años luchando contra el gobierno colombiano. En los Países Bajos, las Farc han recibido mucha atención desde el descubrimiento de los diarios de Tanja Niemeijer, estudiante de Groningen que se encuentra en Colombia en la organización armada. El pasado año las Farc sufrieron duros golpes: su fundador Manuel Marulanda, el segundo hombre Raúl Reyes, y varios otros dirigentes murieron, fueron asesinados o capturados. El ejército colombiano encontró en el campamento de Reyes, computadoras portátiles y discos duros con información crucial sobre el movimiento. Por ejemplo, existen vínculos entre los políticos de izquierda, las Farc y narcotraficantes. 'Links' sugirió que la información había sido manipulada, pero la Interpol no encontró en los discos de Reyes signos de manipulación. Las revelaciones en el semanario colombiano Semana sobre los vínculos entre la comunidad de paz y las Farc entran en la serie de publicaciones que se basan en la información de las computadoras de las Farc. También se ha establecido que el presidente venezolano Hugo Chávez ha apoyado a las Farc con millones de euros. Además, e-mails revelan que había contactos con numerosos simpatizantes en Europa y América.
Paramilitares
En respuesta a la violencia de las Farc y otros movimientos rebeldes, se organizaron en los años ochenta los grupos paramilitares, que a menudo actuaron en coordinación con el ejército. Los paramilitares son culpables de numerosos asesinatos y secuestros. Muchos líderes participaron en el tráfico de drogas y tuvieron vínculos con los cárteles de cocaína. Numerosos políticos fueron sobornados por los paramilitares. En los últimos años muchos de los líderes paramilitares se entregaron.
Álvaro Uribe
Es un político fuerte, que ha gobernado con energía a Colombia desde 2002. Es muy popular: según sondeos recientes el setenta por ciento de la población respalda su política. Uribe ha golpeada duramente a las Farc, los traficantes de droga y los paramilitares. Los colombianos pueden, después de años de violencia, tener seguridad, viajar entre una ciudad y otra sin miedo a secuestros y robos, y enviar sus niños a las escuelas. Uribe ahora incluso considera la posibilidad de un tercer período como presidente, pero para eso se debe modificar la constitución en primer lugar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario