Por Francisco Javier Saldarriaga
El Colombiano, Medellín
Julio 25 de 2009
Así califica Chávez el video que prueba lo untado que está Correa y a renglón seguido, señala a algunos políticos colombianos de haber recibido ayuda del narcotráfico, olvida que cuando se señala a otros con el dedo índice, generalmente hay tres dedos de su mano que lo señalan a usted.
Él y sus títeres o demás mandatarios, intentan ocultar sus relaciones con los narcotraficantes y terroristas afincados en nuestro territorio, señalando a los políticos que de una u otra forma han estado implicados en situaciones que la ley colombiana ha estado investigando y que como consecuencia de esto, están detenidos o inmersos en los procesos que se les adelantan.
Parece ser que la norma del comportamiento de esos mandatarios es desviar la atención de sus electores, con mecanismos distractores que pretenden ocultar sus dañinas relaciones y quieren justificarse, acusando a otros de lo que ellos hacen. Si el vecino tiene personas que no se comportan de acuerdo a las leyes, ¿por qué no puedo cohonestar con quienes mantienen asolado al territorio de ese vecino?
Este razonamiento es el que se vislumbra con las actitudes y declaraciones irresponsables y agresivas del señor Chávez, que mantiene como una espada de Damocles la amenaza de revisar las relaciones con nuestro país.
Y qué opinamos del llorón de Correa que ante las evidencias de su dependencia financiera de los terroristas, decide descalificar la prueba arguyendo que es un montaje de las derechas de la región, para desvirtuar su gobierno revolucionario dedicado a recuperar la dignidad del pueblo ecuatoriano. En mi opinión, la dignidad de ese pueblo nunca se había visto tan mancillada por un gobernante incoherente, rencoroso y pendenciero.
A los otros mandatarios que le siguen el juego al señor Chávez, les falta mucho pelo para el moño en sus ideas y como loros repiten y asumen las actitudes que les define el nuevo emperadorcillo. Habla con su bocota llena del imperialismo, pero pretende crear un nuevo imperio a su alrededor. La inconsistencia de sus ideas es tal que ni cuenta se da de los contrasentidos de sus acciones.
Creo que es hora de empezar a comportarnos con seriedad ante estos vecinos que no han podido digerir y aceptar, que somos un pueblo independiente de ellos y que, antes que nada, está nuestra seguridad y el progreso de nuestro territorio y si para ello debemos revisar profundamente la conveniencia de unas relaciones meramente comerciales, lo haremos a pesar de las posibles y negativas consecuencias económicas.
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