viernes, 24 de julio de 2009

Los maestros de la doble moral

Editorial

Vanguardia Liberal, Bucaramanga

Julio 24 de 2009

Que Hugo Chávez y Rafael Correa, presidentes de Venezuela y Ecuador respectivamente, han llevado el discurso contradictorio y la doble moral a lugares donde difícilmente podrían alcanzarlos los dictadores latinoamericanos de mediados del siglo pasado, es una verdad que se confirma casi a diario.

Al tiempo que Correa, haciendo una gala de cinismo digna de los Somoza en Nicaragua, pretende que las Farc supuestamente confirmen si aportaron o no 300 mil dólares para su campaña, arremete contra la prensa de su país por denunciar negocios de su hermano que están lejos de ser claros y lo que es peor, éticos.

Además, como si toda la situación no fuera suficientemente escandalosa, insiste en sus ataques contra Colombia poniéndose en el papel de víctima para sacar réditos políticos internos.

La estrategia es muy similar a la de Hugo Chávez, tal vez por tratarse de su fiel discípulo. Este último insiste en amenazar a todo país, sociedad, gobierno o individuo que se atreva a esgrimir alguna crítica contra su administración, acusándolo de violar la soberanía venezolana. Y lo hace, mientras simultáneamente censura a la prensa y trata de influir en la política interna de todas las naciones al sur de México.

Ejemplos de lo anterior, lamentablemente abundan. Sin embargo, en lo que respecta a Colombia, no se puede dejar de hacer referencia al caso de la cooperación de los Estados Unidos en algunas bases militares en el país, frente a la monumental compra de armamento por parte de Venezuela a Rusia.

Es que como acertadamente lo dijo el ex ministro Juan Manuel Santos, cuando Chávez “se armó hasta los dientes” e incluso invitó a portaaviones rusos a maniobras militares en el Caribe, Colombia mantuvo silencio. Pero ahora, en referencia a la cooperación con los Estados Unidos, decide, en demostración ejemplar de lo que significa el doble discurso, declarar en revisión las relaciones de las dos naciones.

Los sucesos anteriores son ampliamente conocidos por la opinión pública nacional. No obstante, en lo que no se han detenido con suficiencia los análisis, es en los brotes de esa doble moral, de ese discurso contradictorio que también hace carrera aquí en Colombia.

La manera en que se eligió a los presidentes de Senado y Cámara, brindó suficientes ejemplos por parte del ministro del Interior para ilustrar lo dicho. Y esa es razón suficiente para que se revise su permanencia, así como la de muchos otros en las altas esferas del Gobierno.

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