Por Darío Acevedo Carmona
Ventanaabierta, Medellín
Julio 27 de 2009
Diez años atrás cuando era presidente de Ecuador Jamil Mahuad, fue inaugurada la base militar norteamericana de Manta que tenía por misión combatir el narcotráfico. Que se recuerde, no hubo protestas de ningún país vecino ni expresiones de temor a que se pusiera en peligro la soberanía o que ello significara intervencionismo. Ni siquiera Perú, con quien Ecuador tuvo un corto litigio militar alzó la voz o manifestó su descontento.
La base de Manta se ha desmantelado por una decisión soberana de Ecuador cuyo presidente Correa se negó a prorrogar el contrato. Durante estos diez años no se conocen quejas de ningún gobierno en el sentido de que desde allí “el imperialismo norteamericano” haya practicado el intervencionismo, amenazado o agredido a otro país de la región. Ecuador vivió entre 1996 y 2005 una situación de gran inestabilidad institucional en la que no se registró intervención norteamericana.
Repasar estos hechos tiene su pertinencia ahora que Colombia está a punto de firmar un acuerdo para que desde bases colombianas, administradas por colombianos, tropas norteamericanas realicen tareas de interdicción contra el narcotráfico y de combate al terrorismo en tanto delito transnacional. El mandatario venezolano que desde hace rato funge como perro que cuida, no su casa, sino el vecindario, ha declarado que ese es un gesto agresivo por parte de Colombia, se declara enemigo del gobierno norteamericano a cuyo presidente Obama por poco se le arrodilla en la pasada cumbre de presidentes americanos para salir en una foto y con quien acaba de normalizar relaciones diplomáticas. Ha anunciado nuevas compras de armas, duplicación de batallones de tanques y la revisión de todas las relaciones con Colombia. Es pues una manifiesta retaliación ante una decisión soberana y de política interna que no tiene el alcance que Chávez le ha querido dar.
La pregunta entonces es ¿por qué lo que antes no suscitó ninguna reacción de rechazo ahora causa tanto escozor en el vecindario? Por supuesto vivimos una nueva situación en la subregión. Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua y más recientemente Salvador y Paraguay han optado por gobiernos de izquierda y por un proyecto común que los enlaza en el que el sentimiento anti imperialista es común. Pero, parece que el hecho de estar a la izquierda no es razón suficiente para mantener un duelo retórico en todas las horas y circunstancias. Los Estados Unidos mantienen una relación cordial y profunda con países gobernados por la izquierda como Brasil y Chile, entonces ¿por qué Chávez se siente amenazado por el traslado de las funciones de Manta a territorio colombiano?
No encuentro una sino varias razones para explicar su proceder agresivo y desproporcionado. En primer lugar Chávez siente amenazado su liderazgo regional que le ha permitido forjar una sólida unión en torno al ALBA con los mencionados arriba y agrupar bajo su diplomacia petrolera a pequeños países del Caribe y hasta Argentina. El liderazgo de Chávez se ha expresado en intromisiones abiertas en procesos electorales de otros países, envíos de dinero, amenazas militares y en la retórica nacionalista y bolivariana para cubrir su proyecto de socialismo del siglo 21. Para ponerlo en contraste, Lula da Silva jamás ha intentado entrometerse en asuntos de otros países.
Una segunda razón es que Chávez, como todo líder caudillista, autoritario y mesiánico, busca crear un enemigo externo y fabrica una amenaza porque saben que les da réditos políticos y facilita la desactivación de los rivales internos. Por otra parte, el estrechamiento de relaciones con Irán y Rusia y el adelanto de una carrera armamentista injustificada, debe llevarlo a pensar que el imperio no se quedará quieto, es la típica paranoia. Una tercera razón es que Chávez mantiene relaciones con la guerrilla fariana que es considerada como una organización terrorista y debe temer alguna represalia o acción como la realizada por Colombia contra la base de Reyes en Ecuador. La reacción de Chávez no es la de un mandatario tranquilo, es la de un agresor que no quiere verse desautorizado en su política expansionista ni tener límites u obstáculos.
En el plano interno, es una lástima que ciertas elites económicas en su reacción inicial al anuncio de Chávez de revisar las relaciones, saquen a relucir el miedo. Tampoco tiene presentación que candidatos presidenciales guarden silencio ante una coyuntura tan delicada o justifiquen las aprehensiones de Chávez. Bien sabemos que el asunto hay que manejarlo con cuidado y sin caer en provocaciones, pero mostrar miedo es lo peor que puede hacerse. Si no se actúa con dignidad ya estamos entregando una de las fortalezas que puede tener un pueblo ante un agresor. Es apenas una especulación, pero podría ser que Chávez cerrara las fronteras y el comercio para asfixiarnos económicamente y provocar una crisis que se lleve por delante el terreno construido por Uribe. En tal caso, nuestros negociadores y la diplomacia nacional tendrán que plantear al gobierno americano que si el precio del acuerdo de cooperación va a ser la pérdida del mercado venezolano, debe firmarse inmediatamente (fast track) el tratado de libre comercio.
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