Por Diego Martínez Lloreda
El País, Cali
Julio 24 de 2009
La amenaza para la región no es, como pregona Hugo Chávez, la ampliación del convenio entre Colombia y Estados Unidos, que le permitirá a tropas estadounidenses usar bases en nuestro país. La verdadera amenaza, no sólo para la región sino para Latinoamérica toda, es el propio Chávez y sus delirios expansionistas.
Con su infinita capacidad de manipulación, Chávez ha pretendido presentar la soberana decisión de Colombia de prestarles sus bases militares a quien se le dé la gana, como un nuevo intento de los ‘yanquis’ por ‘colonizar’ a los países de la región.
“Los ‘yanquis’ quieren montar en Colombia cuatro bases militares más. Claro, usan eufemismos y dicen que no son bases ‘yanquis’, sino bases colombianas. Van a estar ahí permanentemente”, dijo Chávez, en su más reciente perorata.
Pero la verdad es que el único colonizador que sobrevive en América Latina es ‘Hugorila’, como han acertado a bautizarlo los demócratas hondureños. Y a punto de petrodólares ha logrado reclutar para su revolución del Siglo XXI a los más desquiciados gobernantes del continente.
Hasta el momento, ‘Hugorila’ ha incorporado a su manada a ejemplares de la talla de una presidenta que le heredó el puesto al marido y que se ha enriquecido en el poder; un ex cocalero que tiene a punto de la desintegración a su país; un resentido, paranoico y mentiroso protector de las Farc y un ex guerrillero sandinista acusado de violar a su propia hija.
El último chimpancé que se incorporó a tan selecta manada es un exótico ‘cow boy’ hondureño que sucumbió redondito a los coqueteos monetarios de Chávez y pretendía alinear a su país en la cuerda de ‘Hugorila’. Pero ocurrió que los hondureños tenían más dignidad de la que calculaban ‘Hugorila’ y su secuaz Manuel Zelaya y, antes de caer en las turbias redes del expansionismo chavista, sacaron corriendo al títere del Mandatario venezolano.
No se equivoquen. El verdadero responsable de la guerra civil que está a punto de estallar en Honduras es el gorila venezolano, quien pretendió aplicar en ese país centroamericano la misma fórmula que puso en marcha en Bolivia, Ecuador, Argentina y Nicaragua, pero se encontró con un pueblo digno, que le cerró el paso a esas pretenciones expansionistas.
Como buen dictador que es, ‘Hugorila’ es un maestro del cinismo. Y, mientras le prende candela a medio continente, no tiene empacho en darse golpes de pecho porque Colombia estrecha los vínculos con el único país que de verdad le ha ayudado a combatir ese narcoterrorismo que el primate venezolano alimenta con la sutileza que lo caracteriza.
Lo que en realidad incomoda a ‘Hugorila’ es tener unos ojos tan poderosos rondando al floreciente negocio en el que, según informes de prensa, se asociaron personas de su círculo más cercano y las Farc. Negocio para el que usan el territorio del vecino país como trampolín de exportación de toneladas de coca a Europa y Estados Unidos.
Lo cierto es que a los únicos que amenaza un pacto cuyo fin es combatir el terrorismo y el narcotráfico en la región es a los gorilas que se benefician de esos delitos y que pretenden convertir el continente en una jungla en la que sólo impere su ley.
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