lunes, 27 de julio de 2009

Corrupción en Argentina

Editorial

El País, Cali

Julio 27 de 2009

Todo comenzó en el gobierno de Néstor Kirchner, cuando a su ministra de Economía, Felisa Miceli, se le encontraron más de US$60.000 en efectivo en una bolsa escondida en el baño de su despacho. Pese a las protestas de la funcionaria y a la defensa del Presidente, la justicia no pudo encontrarle un origen lícito a esos dineros.

Luego se supo que la ministra del Medio Ambiente había negociado la contratación de 350 empleados públicos con antecedentes, a cambio de dinero y también de la contratación de amigos y familiares de Kirchner en altos cargos de la Administración estatal, sin que cumplieran con los requisitos exigidos. Más aún: 20 funcionarios de Obras Públicas fueron hallados culpables de recibir sobornos para que inflaran los precios de los trabajos de ampliación de acueductos a cargo de la multinacional sueca Skanska. En todos los casos, el Mandatario salió en defensa de los corruptos.


Pero aquello era sólo calderilla, como lo demostró la opositora Elisa Carrió, al presentar un pliego de acusaciones contra el hoy ex presidente con 30 casos debidamente documentados, hasta el punto de que los tribunales encontraron méritos para abrir investigación contra él desde diciembre del 2008. Entre ellos se destacan la entrega de contratos de construcción a cambio de dinero y, en especial, el contrato entre Kirchner y Hugo Chávez por el que Argentina le compraría combustible a Venezuela y ésta correspondería con la adquisición de productos manufacturados gauchos. Han desaparecido US$90 millones de fondos gubernamentales destinados a esta operación sin que Kirchner atine a entregar una explicación satisfactoria.

Nada cesó con la expiración del período del primer Kirchner. Los escándalos de corrupción de su esposa, Cristina Fernández, comenzaron desde su campaña electoral, cuando las autoridades decomisaron un paquete con US$ 800.000 en efectivo que procedían de la petrolera venezolana Pdvsa e iban con destino a la campaña de la actual Presidenta. Aunque tanto Chávez como los Kirchner han negado las acusaciones, lo cierto es que el dinero llegó en manos de venezolanos desde una empresa estatal de ese país y que ya existe un fallo judicial en Miami al respecto.


Y claro, como era lógico, todo este entramado de malversación de fondos públicos tenía que reflejarse en un aumento del patrimonio de la familia de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, como acaba de demostrarlo la diputada Patricia Bullrich. La pareja aumentó su patrimonio en US$1,8 millones tan sólo durante el año pasado y lo ha multiplicado siete veces en los cinco años en que han estado en la Presidencia de la República. Para Bullrich, “la renta de las propiedades que poseían antes de llegar al poder no alcanza a explicar el gigantesco aumento de los activos del matrimonio presidencial”.


Tal parece que ésta es la aspiración final de los gobernantes partidarios del Socialismo del Siglo XXI, enriquecerse a costas del bien común y de los recursos públicos. De allí su afán por permanecer en el poder, bien sea por la vía de la reelección indefinida o por el trasteo de la Presidencia de un cónyuge a otro.

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