Por Raúl Lombana Hernández
Eltiempo.com, Blogs, Bogotá
Julio 19 de 2009
La preocupación que hoy expresan los opositores por la soberanía nacional causa risa. Muchos son felices siendo peones de Chávez.
A los que sí les debe preocupar el acuerdo entre los dos países son a la estructura terrorista de las FARC y a los aliados del chavismo tanto en Latinoamérica como en nuestro país.
¿Qué autoridad moral pueden tener estos dignos representantes de la oposición para cuestionar la decisión gubernamental? El recordar la manera cómo Piedad Cordoba viaja por el continente buscando de todas las formas posibles fraguar alianzas con gobiernos extranjeros para destruir nuestra soberanía, debe ser argumento suficiente para que la oposición quede inhabilitada para debatir el tema.
Escuchar a los dignos representantes del Polo, Gaviria y Petro, temerosos de lo que le pueda suceder a nuestra soberanía nacional es para reírse a carcajadas. De cuándo acá a estos dos personajes les preocupa la suerte del país. Sus posturas son oportunistas y lo que pueden buscar, realmente, es obtener algún tipo de dividendo político, peor aún, económico.
Para el pueblo colombiano lo que sí es grave de las declaraciones dadas por los susodichos miembros de la oposición, es que detrás de éstas lo que se esconde es el mandado que le están haciendo al chavismo. Lo que piensa el colombiano del común no es descabellado, debido a que una vez se hizo público la intención del gobierno de materializar el acuerdo, inmediatamente, salieron voces de protestas de personajes tan disimiles pero con intereses comunes.
Curiosamente, Petro ha viajado por varios países mal informando a la comunidad internacional con el propósito de que ésta sancione a Colombia. Ha viajado a Estados Unidos haciendo lobby en el congreso estadounidense buscando que la bancada Demócrata de ese país fustigue al gobierno colombiano, y ahora pretende hacerle creer al pueblo colombiano que su preocupación por la soberanía nacional es genuina. Cómo se dice en la costa: ¡manda cáscara!
A la oposición no le preocupa la compra de material bélico por parte del gobernante venezolano, tampoco la iniciativa de éste de permitir que los rusos construyan una base militar en su territorio. Además, parece que las amenazas que hacen los aliados del chavismo a nuestro país no los afectan, entonces, ¿a qué juegan? Sus mentiras se caen solas. El pueblo colombiano los conoce en demasía y sabe que ese interés no es otro que el de congraciarse con su jefe.
La firma de este acuerdo de cooperación militar, que incluye la presencia en el territorio nacional de unidades militares, no es el único que se ha firmado en Colombia. Desde hace décadas los gobiernos de turno han permitido que el territorio colombiano sea usado por efectivos estadounidenses con el propósito de ayudar a la nación en su lucha contra las drogas y el terrorismo.
No podía dejar de referirme a otro detractor del acuerdo, Rafael Pardo, ilustre precandidato del partido liberal quien pretende ocupar el solio de Bolívar. A este personaje parece que la memoria le falla adrede, porque salir embravecido a descalificar la decisión colombiana es "pelar el cobre". En la mente del pueblo colombiano están aún frescos sus desaciertos al frente del Ministerio de Defensa. Curiosamente, cuando esa cartera estuvo bajo su dirección fue cuando los grupos terroristas colombianos, de todos los pelambres, se robustecieron. ¿Qué más afrenta en contra de la soberanía nacional que la que se dio cuando en mala hora él ocupó ese ministerio?
El liberalismo padece de amnesia crónica, pero eso no lo exonera de la responsabilidad histórica que tiene en la debacle que sufrió el país durante su permanencia en el poder. La nación durante los gobiernos liberales sucumbió ante todos los males inimaginables, debido a la mediocridad de sus dirigentes.
La paradoja de la oposición es palmaria, sí les parece bueno recurrir al gobierno estadounidense para atacar la administración Uribe, pero ahora les parece malo que el gobierno colombiano firme el acuerdo militar.
El acuerdo entre los dos países, sin lugar a dudas, beneficiaría a Colombia, debido a que la ventaja comparativa que había obtenido Venezuela por el reciente arsenal militar adquirido se ha inclinado a favor de Colombia con la presencia de la tecnología estadounidense en nuestro país.
Otro punto que no se puede soslayar es que toda esta infraestructura pasaría a manos colombianas, lo que le ahorra al país grandes recursos, máxime cuando se va a debatir una reforma tributaria en el Congreso de
La reflexión de hoy nos permite discernir con claridad el grado de compromiso que tiene la oposición colombiana con el chavismo. La posición asumida por estos personajes se ve a leguas que busca allanar el camino expedito para que el esperpento denominado Socialismo del Siglo XXI invada a nuestro país. Muchos de ellos estarían felices perpetuándose en el poder (a lo Castro en Cuba) con la ayuda de Chávez.
Por último, el romance que mantenía la oposición con el gobierno de Barack Obama parece estar a punto de terminar. Las decisiones del mandatario estadounidense son contrarias a los intereses que tienen los opositores colombianos. Muy pronto veremos cómo se repetirán las imágenes del pasado, en donde las turbas integradas por izquierdosos saldrán a las calles a vociferar en contra del "Imperio Yanqui" y a quemar banderas estadounidenses.
La ñapa: El reciente video divulgado por los medios de comunicación, en donde aparece alias el Mono Jojoy hablando de la financiación de la campaña a Correa, es una prueba contundente que el gobierno colombiano debe usar en contra del gobernante ecuatoriano. El acervo probatorio en contra de este peón del chavismo es sustancioso, por lo tanto, Colombia no puede seguir eludiendo su obligación de denunciar ante
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