miércoles, 22 de julio de 2009

Entérate, Zelaya: Será Porfirio Lobo

Por Vicente Torrijos R.

El Nuevo Siglo; Bogotá

Julio 21 de 2009


En un arranque de ira e intenso dolor, el expresidente de Honduras, Manuel Zelaya, les ha hecho a sus compatriotas un llamado a la insurrección.


Angustiado y sudoroso, trotando por todo Centroamérica sin quitarse el sombrero, él ve cómo se diluyen, día tras día, sus intenciones de regresar al poder, y sigue rezando para que Hugo Chávez y Daniel Ortega se resuelvan de una vez por todas a enviar una fuerza expedicionaria sobre Tegucigalpa con el fin de devolverle el sillón presidencial perdido.


Sin embargo, lo más probable es que sus oraciones caigan al vacío. Primero, porque la Iglesia Católica de su país (tan metida en la política allá, como acá) no sólo quería que se fuera, sino que le ha pedido expresamente que no vuelva.


Segundo, porque si él decidiera cruzar la frontera subrepticiamente para convertir al Frente de Resistencia en una guerrilla financiada por Caracas y Managua, más se demoraría en desembarcar que en ser apresado, y ni Hugo ni Daniel van a querer repetir en carne propia la historia de Bahía Cochinos.


Y tercero, porque si las fuerzas combinadas de la Alianza Bolivariana avanzaran sobre Honduras, tendrían que enfrentarse prácticamente con todos los poderes y movimientos sociales: las Cortes, los militares, la policía, los curas párrocos, los congresistas, los gremios y los partidos políticos, incluyendo el suyo, principal promotor de su expulsión del país y del cambio de gobierno.


Adicionalmente, a Hugo y a Daniel les ha sorprendido enormemente la conducta del gobierno norteamericano.


De hecho, ellos pensaban que la Casa Blanca iba a pronunciarse de inmediato a favor del cambio de gobierno, dándoles, de esa manera, suficiente combustible retórico, mediático y hasta militar para iniciar la legítima reconquista del poder contra el imperialismo yanqui.


Pero con su actitud prudente, equilibrada y conciliadora, coincidente con las lecciones aprendidas después de décadas de intervencionismo crudo y rudo, los Estados Unidos han asumido el papel ideal de garantes del equilibrio de poder y han dejado a los sandinistas y chavistas sin pretexto alguno y embutidos en una camisa de fuerza de la que sólo podrán liberarse cuando sea demasiado tarde.


En consecuencia, don Manuel Zelaya, expresidente de Honduras, no tendrá más opción que negociar y, seguramente, el actual presidente Micheletti accederá a adelantar las elecciones de tal forma que el siguiente mandatario de Honduras ya no sea un chavista sino, probablemente, don Porfirio (Pepe) Lobo, del modernizante, emprendedor y garantista Partido Nacional.

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